GOBIERNO, ALIANZA Y OPOSICIÓN INTENTAN ACERCAR POSICIONES EN EDUCACION
El cambio de escenario que podría poner fin al conflicto estudiantil
- Tanto en el gobierno como en la oposición existe el ánimo de llegar a un acuerdo, aunque aún no se aclara si éste será acotado al presupuesto o abarcará temas para una reforma más amplia, donde las posiciones están divididas.
Por Blanca Arthur
PERIODISTA BLANCA ARTHUR
Con el inicio de los contactos formales entre el gobierno y los representantes de la oposición, comenzaron los descuentos para tratar de lograr un acuerdo en materia educacional.
Ése es al menos el ánimo que impera, tanto entre las autoridades, como también entre los políticos opositores, el que quedó plasmado en la primera reunión el miércoles en el Congreso.
Eso no quiere decir que las posturas no difieran en aspectos básicos, ni tampoco que esté decidido el ámbito que abarcará la negociación, aunque todo indica que la disposición general es a acercar al máximo las posiciones, por lo menos en aquellas materias relacionadas con el presupuesto para Educación.
Como en cualquier negociación que está comenzando, ninguna de las partes ha puesto todas las cartas sobre la mesa. Pero el desencuentro que se ha manifestado durante la tramitación presupuestaria, parece haber dado paso a un consenso básico en cuanto a la necesidad de explorar un acuerdo.
Es que mientras en el gobierno han asumido que ésta puede ser la oportunidad para poner fin al conflicto estudiantil que lo ha tenido en jaque por más seis meses, desde la oposición apuestan a ser los actores que lograron que el gobierno accediera a las demandas de los estudiantes.
El papel del PC
Este cambio de escenario no se produjo, en todo caso, ni por la actitud del gobierno, ni de la Concertación. De hecho, el hito que marca la mofificación en el panorma, fue el giro en la postura de la presidenta de la Fech, Camila Vallejo, persuadida por el presidente del PC, diputado Guillermo Teillier, de que dado el desgaste del movimiento estudiantil, era un riesgo seguir jugando al todo o nada.
Con argumentos como que se les estaba escapando de las manos, además del perjuicio que le estaba produciendo a la educación pública –que era una de sus banderas de lucha- el parlamentario consiguió que la dirigente accediera a abrirse al diálogo con la Concertación.
Fue entonces cuando pese a haber proclamado con fuerza su tesis de que se jugaría en contra de cualquier consenso de dicho conglomerado con el gobierno, Camila Vallejo aceptó no sólo reunirse con los parlamentarios opositores, sino que éstos recogieran sus demandas en las negociaciones con el gobierno.
Con esta apuesta, los comunistas no sólo se impusieron a los más ultras en la Confech -a quienes incluso convencieron de que era necesario el diálogo dada la caída en el respaldo a las manifestaciones que confirmó la última encuesta de Adimark-, sino también a ser un actor importante dentro de la oposición.
Como incluso lo ha reconocido el propio Teillier, su jugada puede tener connotaciones de más largo alcance, como ser la base para futuros acuerdos, lo que le permitiría cumplir su propósito de ser parte de un futuro gobierno opositor.
Pero más allá de los cálculos del PC para capitalizar políticamente el movimiento, su estrategia fue ampliamente acogida por los dirigentes de la Concertación, que entendieron que de esa manera lograban conectarse con los estudiantes, pese a que éstos los habían demonizado por no haber resuelto los problemas en la Educación durante 20 años.
Especialmente satisfechos estaban los sectores de izquierda que han abogado por la tesis de una oposición amplia, al incorporar al PC –aparte de otros grupos menores como el MAS o el MAIZ- como un actor igualmente importante que los partidos de la Concertación.
La puerta al diálgo
En un contexto en que podían validarse frente a los sectores sociales, asumiendo su deber de parlamentarios, los partidos aceleraron la elaboración de una propuesta para reformar la Educación, como base para iniciar las negociaciones con el gobierno.
Los propios dirigentes opositores reconocen que optaron por no circunscribirla a los temas presupuestarios, con la idea intentar que el gobierno asumiera al menos algunos compromisos para el futuro en materias que forman parte irrenunciable de las demandas estudiantiles, como la desmunicipalización, o avanzar hacia el fin del lucro. Fue precisamente ese documento, aunque parezca paradójico, el que cambió los ánimos en el gobierno, donde lo recibieron con especial interés. Pero como se encargó de precisar el ministro Andrés Chadwick, más que a sus contenidos, le adjudicaron importancia a que era un indicio de que existía disposición a iniciar un diálogo.
Como entendieron que se trataba de un acuerdo consensuado por toda la oposición, con la anuencia de los dirigentes estudiantiles, las autoridades optaron por no desestimarlo ni descalificarlo, sino por el contrario, la decisión fue tratar de rescatar aquellos puntos en que pudiera haber coincidencia, especialmente en los que apuntaran a destrabar la tramitación del presupuesto.
Confirmando la intención del gobierno en acercar posiciones, la propuesta no sólo fue abordada en el comité político de la mañana del lunes, sino apenas aterrizó en el país después de participar en la cumbre de la Apec en Hawai, el presidente Sebastián Piñera lo analizó con todo su equipo político, más el ministro de Educación, Felipe Bulnes.
Teniendo en cuenta que la oposición, ese mismo día, había rechazado en la comisión mixta el presupuesto para Educación con el propósito reconocido de presionar al gobierno, la opción fue mostrar flexibilidad. En esa línea las autoridades se abrieron a que uno de los temas más sensibles, como la gratuidad, pudiera extenderse al 60% de los estudiantes, un 20% más de lo que habían sostenido, mientras un 10% menos de lo que pide la oposición.
Fue en el único punto en que mostraron sus cartas, sin perjuicio de que Chadwick manifestara que todas las materias podrían ser debatidas, e incluso aquellas que no estén relacionadas con el presupuesto, podrían incorporarse a un protocolo de acuerdo para ser abordarlas posteriormente, incluidos cambios tributarios.
El ámbito del acuerdo
Con esa disposición, la idea del gobierno -compartida por parlamentarios oficialistas- era generar las condiciones para un acuerdo amplio que pudiera culminar en la gran reforma educacional que ha buscado.
Pero esa posibilidad no ha podido aclararse, en gran medida porque al interior de la propia oposición no existe una postura única al respecto.
Por una parte, algunos en la DC estarían en la línea de extender el acuerdo a materias que excedan el presupuesto, básicamente porque son partidarios de establecer consensos con el gobierno en los temas importantes. Pero entre los representantes de la izquierda, en tanto, estaría imponiéndose la línea de no asumir compromisos adicionales, para no darle el crédito al actual gobierno de ser el impulsor de una reforma educacional importante, ni tampoco facilitarle la salida al conflicto. En este punto, sin embargo, difieren del PC, donde Teillier no está dispuesto a desaprovechar la oportunidad de capitalizar un posible acuerdo, que le permita catapultar a la figura de Camila Vallejo, por lo que coincidiría con quienes están en la línea de abarcar todas las materias contenidas en la propuesta.
En ese cuadro, el dilema que continuaría pendiente, incluso después del encuentro reservado que sostuvo el ministro Bulnes con los dirigentes opositores en la oficina del senador Zaldívar, es el ámbito de las negociaciones para buscar un acuerdo.
Cual sea, finalmente, la decisión que se adopte, lo más importante para las autoridades es al menos lograr un acuerdo para sacar adelante el presupuesto. Eso no implica que se mantendrán abiertos a buscar un acuerdo más amplio, entendiendo que sería la manera de solucionar el conflicto estudiantil. Pero en ese caso saben que se exponen a tener que ceder en materias que no comparten por principios, como son muchas de las que contiene la propuesta opositora.
Por ahora, en todo caso, todos los actores saben que tienen que acercar posiciones.
Ése es al menos el ánimo que impera, tanto entre las autoridades, como también entre los políticos opositores, el que quedó plasmado en la primera reunión el miércoles en el Congreso.
Eso no quiere decir que las posturas no difieran en aspectos básicos, ni tampoco que esté decidido el ámbito que abarcará la negociación, aunque todo indica que la disposición general es a acercar al máximo las posiciones, por lo menos en aquellas materias relacionadas con el presupuesto para Educación.
Como en cualquier negociación que está comenzando, ninguna de las partes ha puesto todas las cartas sobre la mesa. Pero el desencuentro que se ha manifestado durante la tramitación presupuestaria, parece haber dado paso a un consenso básico en cuanto a la necesidad de explorar un acuerdo.
Es que mientras en el gobierno han asumido que ésta puede ser la oportunidad para poner fin al conflicto estudiantil que lo ha tenido en jaque por más seis meses, desde la oposición apuestan a ser los actores que lograron que el gobierno accediera a las demandas de los estudiantes.
El papel del PC
Este cambio de escenario no se produjo, en todo caso, ni por la actitud del gobierno, ni de la Concertación. De hecho, el hito que marca la mofificación en el panorma, fue el giro en la postura de la presidenta de la Fech, Camila Vallejo, persuadida por el presidente del PC, diputado Guillermo Teillier, de que dado el desgaste del movimiento estudiantil, era un riesgo seguir jugando al todo o nada.
Con argumentos como que se les estaba escapando de las manos, además del perjuicio que le estaba produciendo a la educación pública –que era una de sus banderas de lucha- el parlamentario consiguió que la dirigente accediera a abrirse al diálogo con la Concertación.
Fue entonces cuando pese a haber proclamado con fuerza su tesis de que se jugaría en contra de cualquier consenso de dicho conglomerado con el gobierno, Camila Vallejo aceptó no sólo reunirse con los parlamentarios opositores, sino que éstos recogieran sus demandas en las negociaciones con el gobierno.
Con esta apuesta, los comunistas no sólo se impusieron a los más ultras en la Confech -a quienes incluso convencieron de que era necesario el diálogo dada la caída en el respaldo a las manifestaciones que confirmó la última encuesta de Adimark-, sino también a ser un actor importante dentro de la oposición.
Como incluso lo ha reconocido el propio Teillier, su jugada puede tener connotaciones de más largo alcance, como ser la base para futuros acuerdos, lo que le permitiría cumplir su propósito de ser parte de un futuro gobierno opositor.
Pero más allá de los cálculos del PC para capitalizar políticamente el movimiento, su estrategia fue ampliamente acogida por los dirigentes de la Concertación, que entendieron que de esa manera lograban conectarse con los estudiantes, pese a que éstos los habían demonizado por no haber resuelto los problemas en la Educación durante 20 años.
Especialmente satisfechos estaban los sectores de izquierda que han abogado por la tesis de una oposición amplia, al incorporar al PC –aparte de otros grupos menores como el MAS o el MAIZ- como un actor igualmente importante que los partidos de la Concertación.
La puerta al diálgo
En un contexto en que podían validarse frente a los sectores sociales, asumiendo su deber de parlamentarios, los partidos aceleraron la elaboración de una propuesta para reformar la Educación, como base para iniciar las negociaciones con el gobierno.
Los propios dirigentes opositores reconocen que optaron por no circunscribirla a los temas presupuestarios, con la idea intentar que el gobierno asumiera al menos algunos compromisos para el futuro en materias que forman parte irrenunciable de las demandas estudiantiles, como la desmunicipalización, o avanzar hacia el fin del lucro. Fue precisamente ese documento, aunque parezca paradójico, el que cambió los ánimos en el gobierno, donde lo recibieron con especial interés. Pero como se encargó de precisar el ministro Andrés Chadwick, más que a sus contenidos, le adjudicaron importancia a que era un indicio de que existía disposición a iniciar un diálogo.
Como entendieron que se trataba de un acuerdo consensuado por toda la oposición, con la anuencia de los dirigentes estudiantiles, las autoridades optaron por no desestimarlo ni descalificarlo, sino por el contrario, la decisión fue tratar de rescatar aquellos puntos en que pudiera haber coincidencia, especialmente en los que apuntaran a destrabar la tramitación del presupuesto.
Confirmando la intención del gobierno en acercar posiciones, la propuesta no sólo fue abordada en el comité político de la mañana del lunes, sino apenas aterrizó en el país después de participar en la cumbre de la Apec en Hawai, el presidente Sebastián Piñera lo analizó con todo su equipo político, más el ministro de Educación, Felipe Bulnes.
Teniendo en cuenta que la oposición, ese mismo día, había rechazado en la comisión mixta el presupuesto para Educación con el propósito reconocido de presionar al gobierno, la opción fue mostrar flexibilidad. En esa línea las autoridades se abrieron a que uno de los temas más sensibles, como la gratuidad, pudiera extenderse al 60% de los estudiantes, un 20% más de lo que habían sostenido, mientras un 10% menos de lo que pide la oposición.
Fue en el único punto en que mostraron sus cartas, sin perjuicio de que Chadwick manifestara que todas las materias podrían ser debatidas, e incluso aquellas que no estén relacionadas con el presupuesto, podrían incorporarse a un protocolo de acuerdo para ser abordarlas posteriormente, incluidos cambios tributarios.
El ámbito del acuerdo
Con esa disposición, la idea del gobierno -compartida por parlamentarios oficialistas- era generar las condiciones para un acuerdo amplio que pudiera culminar en la gran reforma educacional que ha buscado.
Pero esa posibilidad no ha podido aclararse, en gran medida porque al interior de la propia oposición no existe una postura única al respecto.
Por una parte, algunos en la DC estarían en la línea de extender el acuerdo a materias que excedan el presupuesto, básicamente porque son partidarios de establecer consensos con el gobierno en los temas importantes. Pero entre los representantes de la izquierda, en tanto, estaría imponiéndose la línea de no asumir compromisos adicionales, para no darle el crédito al actual gobierno de ser el impulsor de una reforma educacional importante, ni tampoco facilitarle la salida al conflicto. En este punto, sin embargo, difieren del PC, donde Teillier no está dispuesto a desaprovechar la oportunidad de capitalizar un posible acuerdo, que le permita catapultar a la figura de Camila Vallejo, por lo que coincidiría con quienes están en la línea de abarcar todas las materias contenidas en la propuesta.
En ese cuadro, el dilema que continuaría pendiente, incluso después del encuentro reservado que sostuvo el ministro Bulnes con los dirigentes opositores en la oficina del senador Zaldívar, es el ámbito de las negociaciones para buscar un acuerdo.
Cual sea, finalmente, la decisión que se adopte, lo más importante para las autoridades es al menos lograr un acuerdo para sacar adelante el presupuesto. Eso no implica que se mantendrán abiertos a buscar un acuerdo más amplio, entendiendo que sería la manera de solucionar el conflicto estudiantil. Pero en ese caso saben que se exponen a tener que ceder en materias que no comparten por principios, como son muchas de las que contiene la propuesta opositora.
Por ahora, en todo caso, todos los actores saben que tienen que acercar posiciones.
Fuente:DF
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU(
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