Jean Palou Egoaguirre
Enviado especial
Ollanta Humala generó la primera polémica de su gobierno en el minuto mismo en que juró en el cargo. En el momento más solemne de la sesión en el Congreso y tras jurar sobre la Biblia, afirmó que asumía la Presidencia "honrando el espíritu, los principios y valores de la Constitución de 1979", en un implícito menosprecio a la vigente Carga Magna de 1993, que fue firmada por el ex Mandatario Alberto Fujimori.
"La de 1979 es la última Constitución de origen democrático, la que muchos no han respetado y por eso olvidan", añadiría luego, en lo que fue considerado como una "provocación innecesaria" del nuevo Presidente, quien hasta ese minuto se ceñía estrictamente al protocolo oficial.
La reacción fue inmediata. Mientras que sus seguidores aplaudieron a rabiar el gesto, desde la bancada fujimorista se escucharon sonoras pifias, algunos congresistas sacaron su copia de bolsillo de la Constitución de 1993 y le gritaron a Humala "¡que se vaya!".
La fujimorista Luz Salgado fue más allá, e incluso subió hasta el estrado del hemiciclo a reclamarle al presidente del Congreso, Daniel Abugattás, mientras el nuevo Mandatario hacía caso omiso y seguía con su discurso de asunción.
Tema obligado
"Con este gesto, Humala le hizo un guiño a los que votaron por su primer plan de gobierno. Porque el plan actual no incluye un cambio en la Constitución", interpretó el analista político Víctor Ponce.
La ceremonia ya había sido empañada por la ausencia de Alan García, quien desistió de imponer la banda presidencial a su sucesor y se limitó a entregársela a su edecán. Según había dicho en días previos, les temía a los "abucheos" en el Congreso.
La referencia a la Constitución fue tema obligado de conversación tanto en los paneles de televisión, donde se debatía si Humala había cometido alguna falta constitucional en el juramento, así como en la calle, donde adherentes del nuevo gobierno, que lo aguardaban en la Plaza de Armas en medio de huaynas andinas y banderas del Tiwantinsuyo, pedían la realización de una Asamblea Constituyente.
La "salida de libreto" de Humala también fue muy comentada en el cóctel con el que se celebró posteriormente su posesión de mando en el Palacio Pizarro. "Esto ha sido un tema simbólico, un tema principista", explicó a "El Mercurio" el vicepresidente Omar Chehade, quien también juró vehementemente apelando a la Carta Magna de 1979. "No es que se quiera regresar a esa Carta Magna, sino que creemos que esa Constitución fue violada, fue abortada ilegalmente por un régimen dictatorial", agregó.
La vicepresidenta Marisol Espinoza, por su parte, recalcó, en conversación con este diario, que no plantearán una Asamblea Constituyente. "Cualquier cambio que planteemos será a través del Congreso, se debatirá bajo este marco institucional", indicó. "Esto ha sido un gesto del Presidente Humala y de sus vicepresidentes para rescatar los principios fundamentales de la democracia".
El discurso de Humala se centró sobre todo en sus programas sociales, recalcando que dedicaría toda su energía a "borrar definitivamente el lacerante rostro de la exclusión y la pobreza". "Quiero que vean en mí a un verdadero soldado de la República, a un celoso guardián del Estado de Derecho y a un defensor de los derechos humanos y de la libertad de prensa y de expresión", dijo en un momento.
"No vengo en son de guerra, sino en son de paz, sin venganza y sin rencor. Yo, que he sido acusado casi de todo, he aprendido a perdonar hace muchos años, antes incluso de hacer política".
Humala también recordó su formación castrense: "De la tradición militar que no olvido y llevaré en el corazón hasta la muerte conservo orgulloso la tenacidad, la austeridad y el amor por el Perú y sus intereses".
"Ni calco ni copia"
Indicó que su gobierno iniciará una "gran transformación", en la cual -destacó- "no habrá calco ni copia" de otros modelos. En ese sentido, señaló que se mantendrán los estándares macroeconómicos y la economía de mercado, pero que se "establecerá una nueva relación entre el Estado y el mercado, distinta de las fracasadas recetas extremas del Estado intervencionista o del Estado mínimo y excluyente".
El nuevo Presidente detalló algunas de sus políticas más inmediatas, como un aumento del 12,5% del sueldo mínimo a partir de agosto próximo y un programa de pensiones para mayores de 65 años.
También reiteró la necesidad de que las "ganancias extraordinarias de las empresas mineras contribuyan al esfuerzo nacional contra la pobreza", y que el gas de Camisea, que se explota en el departamento del Cusco, sea orientado prioritariamente hacia el consumo interno.
Tras su toma de mando, Humala se dirigió en un descapotable al Palacio Pizarro, donde tomó juramento a su nuevo gabinete y presidió una cumbre con los mandatarios de la Unasur.
Saludos
Rodrigo González Fernández
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