Nicolas Sarkozy quiere que su país sea intermediario entre Europa, los EE.UU. y los grandes emergentes
Día 29/10/2010 - 10.59h
Nicolas Sarkozy espera "apoyarse" en Alemania y Europa para seguir reformando en Francia, aprovechando sus iniciativas al frente de la presidencia del G20, durante doce meses, para restaurar su cota de credibilidad nacional, cuando llegue la hora de anunciar su decisión de presentar su candidatura a la reelección como presidente de la República.
Sarkozy fue elegido presidente, el 2007, para consumar la "ruptura" contra el inmovilismo de izquierdas (Mitterrand) y derechas (Chirac) que precipitó el riesgo de decadencia de Francia, arruinando los pilares del Estado providencia, entre 1981 y el 2007.
Durante un año, Sarkozy lanzó un largo rosario de reformas, pero no rompió radicalmente con la espiral de déficit y deuda que estaba arruinando a Francia. El estallido de la crisis internacional, hacia el mes de agosto del 2008, puso fin a las tímidas pretensiones de recorte del gasto, acelerando, de nuevo, los viejos recursos nacionales de sostén de la actividad a través de la deuda y el déficit.
Aprobada en la Asamblea Nacional la gran reforma del sistema nacional de pensiones, este miércoles, Sarkozy está "condenado" a volver a sus promesas fundamentales: reformar sin aumentar los impuestos, recortar el gasto, la deuda y los déficits. Los acuerdos entre el presidente francés y la canciller de Alemania se inscriben en ese horizonte: Sarkozy espera apoyarse en la forzosa disciplina europea para intentar seguir reformando el malparado Estado providencia francés.
La presidencia francesa del G20, a partir de la segunda quincena de este mes de noviembre, durante un año, se integra diáfanamente en la misma estrategia personal y presidencial: Sarkozy espera que la agenda internacional del G20 se convierta en una palanca que permita relanzar con éxito su candidatura a la reelección, la primavera del 2012.
Han quedado muy lejos las propuestas de "refundación del capitalismo" del invierno del 2008. Aquellos propósitos fueron enterrados piadosamente meses más tarde. Queda la determinación francesa de jugar un papel significativo en el gran chalaneo monetario mundial.
Sarkozy no presentará la agenda oficial de su presidencia del G20 hasta el mes de enero próximo. Sus primeros movimientos de peones diplomáticos son ya muy significativos. El presidente francés comenzará por sostener con el presidente de China, Hu Jintao, un intercambio de posiciones de fondo. Al día de hoy, Pekín dice apoyar el "dinamismo" esperado de la presidencia francesa. Semanas más tarde, Sarkozy viajará a la India y quizá al Brasil, con el fin de concertar posiciones.
Francia aspira a funcionar como "intermediaria" entre Europa, los EE.UU. y los nuevos grandes emergentes. Sarkozy espera que su gestión de la presidencia francesa del G20 le permita restaurar su malparada imagen nacional.
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Rodrigo González Fernández
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