| M. de Defensa de Perú relata cómo se vivió el impasse en Lima, y el llamado a Bachelet | | "Le soy bien franco: Yo creo que ha habido lo que se llama un teléfono malogrado. La Presidenta Bachelet y el Presidente García entendieron una cosa diferente. Ambos actuaron de buena fe".
| | "Yo estoy para echar agua fría. El ambiente está muy caldeado".
Nadie mejor que él, en su país, para hacerlo. El ministro de Defensa del Perú, el abogado Antero Flores-Aráoz, tiene 66 años, y una trayectoria de 16 como parlamentario, además de presidente del Congreso de su país y representante del mismo en la OEA, donde hizo amistad con José Miguel Insulza. Pero no sólo tiene amigos chilenos en el ala concertacionista, donde predominan los DC Gutenberg Martínez, Eduardo Frei, Patricio Aylwin y Andrés Zaldívar; también en la Alianza: el senador RN Sergio Romero, el presidente de la UDI, Juan Antonio Coloma; "los dos Larraín (Hernán y Carlos)... y podría continuar.
Su hija menor hizo su maestría de Economía en nuestra U. Católica, cuenta con orgullo, y acota: "Nadie puede decir que yo tengo una animadversión a Chile".
Antero Flores-Aráoz es la antítesis del general peruano que desató la tormenta cuando se conoció un video con su desatinado comentario de que chileno que entrara a su país saldría en ataúd o en bolsa plástica.
Hoy, el general de las bolsas, Edwin Donayre, salió a retiro y deja la comandancia en jefe del Ejército del Perú en manos que, según prevé, traerán aires primaverales a las relaciones entre su país y el nuestro.
-Ministro, ¿existe la posibilidad de que Donayre quede a cargo del comando conjunto de las Fuerzas Armadas?
-No. De acuerdo con la ley, al terminar como comandante general del Ejército, habiendo concluido sus dos años, pasa automáticamente a retiro.
-Se lo pregunto porque estaba aspirando a ese nombramiento...
-Pudo haber aspirado, pero es imposible.
-¿Qué espera usted del 2009 en las relaciones chileno-peruanas?
-Que sustancialmente mejoren. No poco, sino mucho. No nos olvidemos de que los países limítrofes siempre tienen épocas de mucho cariño, pero también después pueden pasar a situaciones de incordialidad. Lo importante es que la gente que ejerce funciones de Estado entienda que cuando hay frialdad, después siempre viene una primavera y un verano. En consecuencia, más que preocuparnos por lo que puede haber acontecido, de lo que tenemos que preocuparnos es de que la frialdad del momento se torne calidez en el futuro.
-¿Trae brotes primaverales para las relaciones de Perú con Chile el cambio en la jefatura del ejército?
-Estoy convencido de que sí, porque la persona que va a sustituir al general que termina su período sabe perfectamente que en las relaciones internacionales hay que tener mucha prudencia y mucho tino.
-Fíjese que en Chile hubo familias peruanas que expresaron: "Si el general Donayre dice que quiere tanto a su país, ¿por qué hace esto que provoca tanto daño al Perú y al país que nos ha recibido"?
-Así es. Pero no nos olvidemos que estas cosas también se generan cuando hay dos partes que son intolerantes. Y acá también ha habido, de la parte externa peruana, quizás de su canciller, intolerancias. Y si ambos lados van a estar con estas actitudes, poco se construye. Por eso hay que bajar las tensiones y ponerle un poco de azúcar a la relación. Menos sal y más azúcar.
-En este caso, ¿hubo erróneas interpretaciones?
-Le soy bien franco: Yo creo que ha habido lo que se llama un teléfono malogrado. De buena fe, tanto del Presidente Alan García como de la Presidenta Bachelet. Estábamos en el consejo de ministros y salió esta noticia (del video difundido con las expresiones de Donayre). Entonces ahí la analizamos y al hacerlo el Presidente dijo, con toda razón: "Oiga, yo voy a llamar a mi amiga la Presidenta Bachelet de inmediato. Márquenme". Hizo que la llamaran. Y el Presidente nuestro le explicó que habían salido esas expresiones que no eran declaraciones a la prensa, sino una cuestión social. Que lamentaba mucho que esto hubiera sucedido, que éste no era el sentimiento del gobierno, de ningún modo, ni menos del pueblo peruano. No sé qué le habrá preguntado la señora Bachelet, porque nosotros no escuchábamos lo que ella decía, pero el Presidente le señaló: "Este es el general que es lo mismo que el general Izurieta. Tienen el mismo nivel". Y además, le indicó el Presidente, "ya el señor está cumpliendo su salida. Sale ahorita", o una cosa así. Pero no es que salía por esto. La Presidenta Bachelet puede haberlo entendido mal, porque ella no conocía que había sucedido este problema. Entonces, yo estoy diciendo que ha habido buena fe tanto del Presidente García con lo que le expresó a la Presidenta Bachelet, como lo que ella entendió.
-¿No cree que palabras sacan palabras y en medio de esto se incendia aún más el tema?
-Yo creo que sí, porque entonces comenzaron acá en Perú a decir: "No hay que pedir disculpas". En el otro lado, los chilenos dijeron: "No lo quieren botar, esta es una afrenta". Y es un caso que ya se había dado por superado. El mismo general, inclusive, le envió sus expresiones de pesar por este hecho al general Izurieta.
-Es que después Donayre declaró públicamente que no se arrepentía.
-Hay que escuchar todo lo que dijo: "Como soldado, yo no me arrepiento de mi cariño, de mi amor al Perú".
-¿Cree usted que esto se acaba hoy, con la salida de Donayre?
-Felizmente, y así espero. Y espero también que la misma prudencia que yo trato de imprimir acá, también la impriman en Chile. Porque a veces acciones furibundas tratan de convertir un caso en un tema interno, presionando. Y algunos sectores de prensa irresponsable, que también los hay, agrandan indebidamente las cosas.
-¿Usted cree que, para no provocar ola en el ejército peruano, el Presidente García no destituyó de inmediato a Donayre?
-El asunto se había dado por terminado entre la Presidenta Bachelet y el Presidente García. Entonces, cada uno entendió una cosa diferente. Por eso yo le decía: un teléfono malogrado.
Estábamos en el Consejo y el Presidente dijo: «Oiga, yo voy a llamar a mi amiga la Presidenta Bachelet de inmediato. Márquenme»
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