"No hay una locomotora mayor en el mundo que nos pueda salvar de la crisis más que el gasto de los gobiernos desarrollados"
Renato García Jiménez
Muchos empresarios en todo el mundo lo tienen como su economista de cabecera. Sus agudas columnas son aguardadas con expectación en Londres y otros centros financieros por los operadores, que cada semana se dividen en acalorados debates entre partidarios y detractores. Pero casi todos, sin embargo, reconocen su certero análisis.
Se trata de Martin Wolf, el editor de economía del periódico británico Financial Times y ganador del premio Business Journalist of the Year 2008 en la categoría de "Mejor Comentarista", el único certamen de su tipo donde participan periodistas de todo el mundo.
Wolf compartirá con los chilenos su visión sobre la crisis financiera y las amenazas para la economía mundial durante la Conferencia de Aniversario de Diario Financiero, que se realizará el 6 de noviembre en el aula magna de la Universidad de los Andes.
- Hace poco más de un mes el Congreso de Estados Unidos aprobó un paquete de rescate por US$ 700 mil millones, de los cuales, ya ha asignado casi la mitad. Sin embargo, la mayoría de los analistas concuerda en que la crisis recién comienza. ¿Desde esta perspectiva, habrán suficientes recursos en Estados Unidos y otras grandes economías para rescatar al sistema financiero?
- No puedo decir cuánto dinero se va a necesitar al final, pero hay que distinguir dos cosas. La liquidez que están proporcionando los bancos centrales es esencialmente gratis y se puede hacer sin límites. Es un elemento de financiamiento y sólo está restringido por el riesgo de inflación. Y en ese sentido no me preocupa porque si vemos señales de inflación significa que la economía se está recuperando.
La verdadera exposición de los gobiernos es a las pérdidas. Estados Unidos ha sustituido deuda del sector público por deuda privada que no vale lo que se creía originalmente. El riesgo dependerá de la carga tributaria adicional asociada a esta deuda. Y mi opinión es que será absolutamente trivial. La gente está obsesionada con estas cifras pero no entiende el contexto. Estados Unidos tiene una economía de US$ 14 billones (millones de millones) al año. US$ 700 mil millones representan 5% del PIB. Si la deuda del gobierno se incrementa en 5% y está pagando tasas de interés en términos reales de poco más de 2%, el incremento en el gasto del gobierno es 0,1% del PIB. Así que no tengo la menor duda de que Estados Unidos y las otras grandes economías pueden pagar estos rescates, sin importar el tamaño del agujero negro que haya en el sistema financiero. No tengo dudas de la solvencia de Estados Unidos y por eso es que se ha producido "el vuelo a seguridad" hacia Estados Unidos, los bonos se han mantenido bajos y el dólar se ha fortalecido.
- Pero estas cifras deben tener algún impacto sobre el déficit fiscal, que ya era enorme desde antes...
- La situación del déficit es un poco más problemática. Estados Unidos va a registrar un déficit fiscal muy grande por mucho tiempo, probablemente 7% u 8% del PIB. Esta situación no se podrá mantener en forma indefinida y Estados Unidos y los demás países desarrollados van a necesitar alguna clase de plan. Pero sí podrá mantener un fuerte déficit por mucho tiempo más porque en realidad no hay dónde más poner el dinero.
- ¿No es cambiar un problema por otro?
- No. A mí no me sorprendería que el déficit de presupuesto de Estados Unidos llegue a 10% del PIB en algún momento en los próximos dos a tres años, al igual que en otros países. El punto es que estamos avanzando hacia un mundo en que los sectores privados del mundo van a acumular gigantescos superávit financieros. Es simplemente un tema de aritmética. Si los privados acumulan estos enormes superávit y las tasas de interés son muy bajas, de modo que no se puede hacer mucho para impulsarlos a gastar, entonces, a menos que quieran una profunda depresión, los gobiernos van a tener que registrar grandes déficit financieros. Es importante entender la relación entre lo que hace el sector privado y el público y estos balances financieros deben dar suma cero. En una depresión, el sector privado quiere ahorrar, así que el gobierno debe "desahorrar". No existe una locomotora tan grande en el mundo que nos pueda salvar de esta crisis más que el gasto de los gobierno desarrollados.
- Estados Unidos y Japón se acercan a tasas de interés cercanas a cero. ¿Qué riesgos y complicaciones representa esto para la política monetaria?
- Puede ser muy complicado o muy sencillo. Cuando llega a cero, la política monetaria y fiscal se vuelven esencialmente lo mismo. La opción más efectiva es que los bancos centrales financien el déficit fiscal directamente. El gobierno de Estados Unidos, por ejemplo, puede pedir prestado a la Reserva Federal y aumentar el gasto o rebajar los impuestos. Esto es casi lo mismo a que si la Fed imprimiera billetes y los regalara a la gente. Cuando se está en una situación en que el costo del dinero es cero, entonces crear poder adquisitivo es gratis, y el banco central y el gobierno están en una situación muy cómoda, donde es casi imposible no aumentar el gasto y no hay que preocuparse por los efectos en las tasas de interés, simplemente se incrementa el suministro de dinero.
La verdadera dificultad es más bien que cuando la gente comienza a gastar eso, se puede elevar la demanda repentinamente y generar inflación.
- ¿Y cuál es el impacto de tasas tan bajas sobre otras economías, como Europa, donde ha aumentado el diferencial de tasas respecto de Estados Unidos?
- Estamos viendo una interesante combinación de tasas de interés cayendo en Estados Unidos mientras el dólar sube, que no es mala. La menor tasa de interés en Estados Unidos hace las condiciones monetarias más fáciles en el mundo y más probable que sostenga la demanda global, al tiempo que el euro se vuelve más competitivo. Si el dólar se desplomara repentinamente sería muy problemático y aunque es posible, no parece muy probable. Aún así, la Unión Europea y el Reino Unido deberían estar recortando sus tasas de interés.
- ¿Y en que posición quedan en este sentido las economías emergentes como Chile o Brasil?
- La situación de cada país es siempre diferente y hacer una afirmación general es arriesgado. Pero en términos generales se puede decir que para las economías que tienen problemas de confianza, una rebaja de las tasas de interés podría provocar una fuga de la moneda entre los ciudadanos locales y extranjeros, que provocaría un espiral de inflación local, incluso aunque la situación mundial sea la opuesta. Lo último se volvería particularmente riesgoso en aquellos casos en que una proporción significativa de las deudas públicas o privadas están en moneda extranjera, porque hay un riesgo de quiebra soberana o privada masiva.
En donde los desajustes de moneda no existen o donde la posición de activos es mucho más fuerte que la de deuda en moneda extranjera ese riesgo no aumenta.
- ¿Eso explicaría el caso de Islandia, donde el banco central bajó la tasa de interés a comienzos de octubre y la subió pocos días después tras cerrar un acuerdo financiero con el Fondo Monetario Internacional?
- No conozco los detalles del caso de Islandia pero es posible que el FMI se haya equivocado. Durante la crisis financiera de Asia, hace diez años, hubo muchas críticas al FMI por pedir alzas de tasas. Pero en resumen, mi opinión desde hace mucho tiempo es que el manejo atento de los desajustes de divisas debe ser uno de los principales objetivos de política para las economías emergentes. Si es bien administrado, se podrían bajar las tasas.
- En Estados Unidos y otras grandes economías parece haber aumentado el sentimiento sobre la necesidad de un papel fuerte del Estado en la economía. ¿Qué implicancias puede tener esto?
- En realidad no creo que nunca nos hayamos alejado del paradigma keynesiano de que el mercado debía operar a nivel microeconómico, pero que las acciones del gobierno en cuanto a tasas de interés, política fiscal y superávit son las que sostienen la demanda. Ahora estamos claramente en un mundo muy keynesiano en el sentido de que vamos a tener un estrecho manejo de la demanda agregada. También es posible que tengamos mucha más intervención en los mercados. Parte de eso tiene sentido, particularmente en el sector financiero, porque se nos ha recordado que nunca se debe permitir que el sector financiero opere en un mercado completamente libre. También puede haber presiones para intervenir rescatando compañías y con medidas proteccionistas contra las importaciones. El argumento contra la intervención de los gobiernos sigue siendo muy fuerte pero acepto que es más difícil de defender cuando se ha tenido que rescatar al sector financiero por sus enormes errores.
- Hasta ahora se estima que las pérdidas globales por la crisis ascienden a US$ 2,8 billones (millones de millones). ¿Qué tan grandes pueden llegar a ser?
- Estas pérdidas están contabilizadas a valor de mercado y reflejan lo que ha pasado en los mercados. Por eso, no sabemos aún si se trata de una estimación adecuada de las pérdidas finales. En mi opinión, las pérdidas finales van a ser significativamente menores, siempre que logremos evitar una gran depresión. Tal como en el pasado el mercado fue exhorbitantemente optimista, actualmente es exageradamente pesimista. Por eso es importante recordar que estas son pérdidas ajustadas a valor de mercado, no pérdidas reales.
- Usted ha calificado la actual crisis cómo un hecho histórico. ¿Como académico, cómo piensa que esto va a cambiar al mundo?
- Este es claramente un punto de inflexión en la historia de la economía, y por lo mismo es muy difícil anticipar cómo va a terminar. Dependerá mucho de qué tan bien se manejen las cosas. Pero ya es evidente que el tipo de ambiente financiero y macroeconómico que existía hasta ahora se va a terminar.
Default de Argentina
- ¿Cómo entiende la decisión de Argentina de estatizar los fondos de pensiones?
- Es evidente que el gobierno está en proceso de hacer lo mismo que hace cada diez años: declarar un default. Está expropiando riqueza privada que va a usar para pagar sus deudas y una vez que haga eso se va a declarar en default. Es obvio para todos que las políticas implementadas desde el default en 2001 iban a derivar tarde o temprano en un nuevo default.
- ¿No cree en el argumento del gobierno que está interviniendo igual que EE.UU. o Europa?
- No veo qué se puede parecer. Los gobiernos en Europa y Estados Unidos han invertido dinero público en firmas privadas para sostener la economía porque los bancos proveen una función vital. Las autoridades argentinas están embargando activos privados para usarlos para propósitos públicos. No se me ocurre de qué otra manera se podría interpretar pero para mí se trata de totalmente lo opuesto. No se me ocurre cómo alguien podría ver algún paralelo en una situación y la otra.
Polémica con Caballero
- A mediados de julio, el economista chileno Ricardo Caballero publicó en su blog un artículo sobre el riesgo moral de los rescates a los accionistas del que usted discrepó. ¿Ha cambiado su posición?
- No. Una situación donde el gobierno rescata a los accionistas es muy problemática porque hay que preguntarse quién carga con el peso del riesgo. Es verdad que al proporcionarle al público acciones preferentes muy caras, los accionistas quedan masivamente diluidos y pierden la mayor parte de su riqueza, pero a través de estas intervenciones ya creamos grandes problemas para el futuro. Los críticos preocupados del riesgo moral tienen mucha razón. Si los accionistas son rescatados entonces esto no es para nada una economía de mercado y habría que socializar el sistema bancario, nacionalizar toda la banca, porque los accionistas dejarían de cumplir toda función de valor. Podemos debatir si era correcto dejarlos caer o si era mejor diluirlos masivamente. Pero aún creo que lo que proponía Ricardo era muy peligroso. Aunque debo aceptar que estamos en aguas inexploradas y podría estar equivocado.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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