Declaraciones del secretario de Agricultura de EE.UU. en Conferencia sobre Seguridad Alimentaria
(Secretario Schafer pide cooperación internacional ante la crisis) (1647)
"La seguridad alimentaria es un asunto internacional que exige una respuesta internacional. Presenciamos la crisis actual de precios que sucede en las calles y los hogares en todo el mundo, y esto exige que actuemos rápidamente. ... Estados Unidos tiene una historia que data de hace mucho tiempo de colaboración estrecha con nuestros socios internacionales para salvar vidas y apoyar a los que están en situación vulnerable. Con otros programas de ayuda de seguridad alimentaria, proyectamos actualmente gastar casi 5.000 millones de dólares en 2008 y 2009 para luchar contra el hambre mundial.", dijo el secretario de Agricultura, Edward Schafer, en la Conferencia sobre Seguridad Alimentaria en Roma el 4 de junio.
(comienza el texto)
Declaraciones del Honorable Edward Schafer
Secretario de Agricultura
Departamento de Agricultura de Estados Unidos
Pronunciadas en la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura: Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria Mundial
Roma, Italia
Miércoles 4 de junio de 2008
INTRODUCCIÓN
Sr. Director General, damas y caballeros.
Es un honor representar a Estados Unidos de América en esta Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria Mundial.
La seguridad alimentaria es un asunto internacional que exige una respuesta internacional. Presenciamos la crisis actual de precios que sucede en las calles y los hogares en todo el mundo, y esto exige que actuemos rápidamente. Ningún país u organización puede resolver este problema por sí mismo y se requiere de un esfuerzo colectivo. Como el mayor donante de ayuda alimentaria del mundo, Estados Unidos continuará coordinando estrechamente nuestras propias iniciativas con agencias de las Naciones Unidas, el G8, el Banco Mundial, y otros socios internacionales.
Estados Unidos está muy preocupado por la crisis en curso. Estados Unidos tiene una historia que data de hace mucho tiempo de colaboración estrecha con nuestros socios internacionales para salvar vidas y apoyar a los que están en situación vulnerable. Con otros programas de ayuda de seguridad alimentaria, proyectamos actualmente gastar casi 5.000 millones de dólares en 2008 y 2009 para luchar contra el hambre mundial.
El presidente Bush anunció la más reciente acción de Estados Unidos para responder a esta crisis el 1º de mayo, cuando solicitó 770 millones de dólares en nuevos fondos para apoyar la ayuda alimentaria y los programas de desarrollo. Cuando se combine con los 200 millones de dólares que se calcula serán autorizados el 14 de abril, esto implicará que la respuesta estadounidense sea de casi 1.000 millones de dólares en fondos adicionales para promover las iniciativas en curso de Estados Unidos.
Estados Unidos aplica una estrategia integrada por tres medidas para combatir el aumento en los precios de los alimentos.
Como primera medida, el presidente se ha comprometido a una respuesta humanitaria inmediata y expandida que se enfoca en las necesidades más críticas a nivel mundial y que apoya a aquellos individuos que son más vulnerables al alza en los precios de los alimentos. Centraremos la ayuda humanitaria inmediata en países incapaces de satisfacer las necesidades nutricionales mínimas debido a la falta de poder adquisitivo: aquellos con altos niveles de pobreza, una dependencia de alimentos importados y una significativa inflación en los precios de los alimentos.
En segundo lugar, apoyamos las iniciativas urgentes para enfrentar las causas subyacentes de la crisis alimentaria. Nuestra estrategia apoyará el rápido incremento de producción y disponibilidad de mercancías básicas de alimentos en los países en desarrollo que cuenten con el potencial para convertirse en productores principales en sus regiones. Como primera medida, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional tiene planeado invertir 150 millones de dólares en actividades nuevas con el objetivo de duplicar para 2013 la producción y comercio de mercancías básicas de alimentos en países designados. Urgimos a otros países a cooperar con nosotros para cumplir este objetivo.
Hace unas cuantas semanas, traté el desafío de cómo aumentar de la mejor forma posible la productividad agrícola en los países en desarrollo con el doctor Norman Borlaug, agrónomo galardonado con el premio Nóbel cuyo trabajo para avanzar la Revolución Verde se calcula que ha salvado mil millones de vidas. El doctor Borlaug me recordó una verdad invariable y fundamental: que debemos mejorar metódicamente nuestras técnicas de producción agrícola para satisfacer las necesidades del mundo siempre en expansión.
Asuntos que existen desde hace mucho tiempo, como la mejora de la productividad agrícola, el alivio de los atascos en el mercado y la promoción de los principios de mercado, requieren atención inmediata. Para estimular la productividad debemos alentar la inversión en la comercialización de fertilizantes y semillas, créditos agrícolas y mejorar la administración que se lleva a cabo con posterioridad a la cosecha. Al adoptar nuevas tecnologías e infraestructura básica, podemos ayudar también a que la agricultura sea más resistente ante la variabilidad del clima y el cambio climático, así como mejorar las economías agrícolas.
Por lo tanto, debemos invertir en científicos e instituciones de investigación... invertir en información de mercado, redes de distribución e instalaciones de almacenamiento... así como proporcionar acceso al crédito rural y programas de sustento para las familias agrícolas.
Trabajemos juntos para identificar e introducir tecnologías nuevas y ya existentes con potencial para aumentar significativamente los rendimientos de las cosechas. En algunos países, esto puede significar adoptar las tecnologías más recientes de la Revolución Verde, como las variedades híbridas. En países más vulnerables a los problemas relacionados con el clima y el cambio climático, las nuevas soluciones basadas en la biotecnología son imprescindibles para obtener mayores rendimientos viables. En todo caso, el avance de la seguridad alimentaria debe incluirse en toda estrategia y reforma regulativa.
Las innovaciones tecnológicas en la producción de maíz en Estados Unidos han acelerado los rendimientos en el curso de los últimos 10 años, y a la vez, el uso de herbicidas ha disminuido en un 29 por ciento y el de insecticidas en un 81 por ciento. La tecnología desempeñará también un papel importante en permitir que los agricultores respondan y se adapten al cambio climático. Estados Unidos dirige los esfuerzos para construir un Sistema Operativo de Vigilancia Agrícola que aumentará las capacidades actuales en las áreas de vigilancia agrícola, advertencia temprana de escasez de alimentos y seguridad alimentaria.
Tercero, los líderes mundiales tienen la responsabilidad de permitir que los mercados proporcionen alimentos eficientemente, sin obstruir el acceso o limitar las tecnologías inocuas que los producen. Solicitamos a todos los países que permitan el libre flujo de alimentos y de las tecnologías que los producen. Para lograr un mercado mundial más eficiente, Estados Unidos trabaja también para concluir con éxito este año la Ronda de Desarrollo de Dohá, que reduciría y eliminaría las tarifas y otras barreras, así como los subsidios agrícolas que distorsionan el mercado. Todos los países deben respetar las reglas de comercio mundial acordadas en la OMC y apoyar la evaluación y regulaciones correctas que se basen la ciencia para asegurar la disponibilidad de tecnologías seguras y efectivas.
Alentamos firmemente a los países a que eliminen las medidas que limitan el comercio que se han impuesto como respuesta al aumento en el precio de los alimentos. Si bien estas restricciones tienen como propósito incrementar la seguridad alimentaria a corto plazo en el ámbito local, sus efectos son sumamente negativos. Tales políticas retiran los alimentos de los mercados mundiales, generando de esta forma un alza de los precios y desalientan a los agricultores de responder a las indicaciones del mercado. Las intervenciones para proteger a los pobres, como los programas de protección social, en vez de las restricciones al comercio, permiten que la economía se beneficie plenamente de su productividad agrícola.
FACTORES MACROECONÓMICOS DE BASE AMPLIA
Debemos continuar vigilando los factores que contribuyen a los aumentos del precio de los alimentos, con la meta de prevenir o reducir al mínimo la inestabilidad del mercado mundial en el futuro.
En los últimos dos o tres años hemos visto grandes aumentos en los costos de la energía; aumentos en los precios de los insumos; aumentos en las tasas de flete; cosechas pobres debido al mal clima en países que son grandes productores de granos, y mayor uso de restricciones de exportación que afectan la capacidad de los productores locales para responder al aumento de la demanda. También hemos visto una reducción en la investigación y el desarrollo tecnológico agrícola mundial, lo que constituye una tendencia que todos deberíamos tratar de cambiar, así como también un crecimiento económico sin precedentes y bien acogido en las economías en desarrollo en todo el mundo.
Se han expresado muchas preocupaciones acerca del impacto de los biocombustibles en la seguridad alimentaria. Sin embargo, el aumento en la producción de biocombustibles no es sino uno de los muchos factores que contribuyen al aumento de los precios de los alimentos. Tomamos medidas a nivel nacional al respecto y nos enfocamos en tecnologías de biocombustibles de la próxima generación, que no dependan de los granos y las semillas oleaginosas que se usan para alimento o pienso. La ley de Estados Unidos exige que los combustibles biológicos se produzcan de una manera más sostenible, que reduzca al mínimo las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y el medio ambiente. Que no haya equivocación, Estados Unidos está comprometido firmemente a la producción y uso sostenibles de combustibles biológicos a nivel nacional y mundial.
El crecimiento económico en economías emergentes ha permitido que millones de personas formen parte de la clase media, al crear riqueza y oportunidades para naciones enteras, y los beneficios de este crecimiento son compartidos ampliamente. Este es un relato extraordinario. Estados Unidos está muy dispuesto a trabajar con la comunidad internacional para crear un sistema agrícola mundial efectivo y productivo para satisfacer estas necesidades crecientes, y a ajustarse a los desafíos futuros.
CONCLUSIÓN
Damas y caballeros, debemos actuar ahora. Debemos ser audaces e innovadores en desarrollar nuestras estrategias a largo plazo para hacer que los alimentos sean más abundantes, disponibles y económicos. Todos podemos participar, promoviendo un mercado de alimentos que permita que los productos agrícolas y las tecnologías de producción de alimentos se apliquen en todo el globo de manera libre y eficiente. Trabajemos juntos para asegurar que el acceso a la investigación científica y la tecnología, y, sobre todo, para aumentar la disponibilidad de los alimentos para todos.
Muchas gracias
(termina el texto)
(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://usinfo.state.gov/esp)
(Secretario Schafer pide cooperación internacional ante la crisis) (1647)
"La seguridad alimentaria es un asunto internacional que exige una respuesta internacional. Presenciamos la crisis actual de precios que sucede en las calles y los hogares en todo el mundo, y esto exige que actuemos rápidamente. ... Estados Unidos tiene una historia que data de hace mucho tiempo de colaboración estrecha con nuestros socios internacionales para salvar vidas y apoyar a los que están en situación vulnerable. Con otros programas de ayuda de seguridad alimentaria, proyectamos actualmente gastar casi 5.000 millones de dólares en 2008 y 2009 para luchar contra el hambre mundial.", dijo el secretario de Agricultura, Edward Schafer, en la Conferencia sobre Seguridad Alimentaria en Roma el 4 de junio.
(comienza el texto)
Declaraciones del Honorable Edward Schafer
Secretario de Agricultura
Departamento de Agricultura de Estados Unidos
Pronunciadas en la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura: Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria Mundial
Roma, Italia
Miércoles 4 de junio de 2008
INTRODUCCIÓN
Sr. Director General, damas y caballeros.
Es un honor representar a Estados Unidos de América en esta Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria Mundial.
La seguridad alimentaria es un asunto internacional que exige una respuesta internacional. Presenciamos la crisis actual de precios que sucede en las calles y los hogares en todo el mundo, y esto exige que actuemos rápidamente. Ningún país u organización puede resolver este problema por sí mismo y se requiere de un esfuerzo colectivo. Como el mayor donante de ayuda alimentaria del mundo, Estados Unidos continuará coordinando estrechamente nuestras propias iniciativas con agencias de las Naciones Unidas, el G8, el Banco Mundial, y otros socios internacionales.
Estados Unidos está muy preocupado por la crisis en curso. Estados Unidos tiene una historia que data de hace mucho tiempo de colaboración estrecha con nuestros socios internacionales para salvar vidas y apoyar a los que están en situación vulnerable. Con otros programas de ayuda de seguridad alimentaria, proyectamos actualmente gastar casi 5.000 millones de dólares en 2008 y 2009 para luchar contra el hambre mundial.
El presidente Bush anunció la más reciente acción de Estados Unidos para responder a esta crisis el 1º de mayo, cuando solicitó 770 millones de dólares en nuevos fondos para apoyar la ayuda alimentaria y los programas de desarrollo. Cuando se combine con los 200 millones de dólares que se calcula serán autorizados el 14 de abril, esto implicará que la respuesta estadounidense sea de casi 1.000 millones de dólares en fondos adicionales para promover las iniciativas en curso de Estados Unidos.
Estados Unidos aplica una estrategia integrada por tres medidas para combatir el aumento en los precios de los alimentos.
Como primera medida, el presidente se ha comprometido a una respuesta humanitaria inmediata y expandida que se enfoca en las necesidades más críticas a nivel mundial y que apoya a aquellos individuos que son más vulnerables al alza en los precios de los alimentos. Centraremos la ayuda humanitaria inmediata en países incapaces de satisfacer las necesidades nutricionales mínimas debido a la falta de poder adquisitivo: aquellos con altos niveles de pobreza, una dependencia de alimentos importados y una significativa inflación en los precios de los alimentos.
En segundo lugar, apoyamos las iniciativas urgentes para enfrentar las causas subyacentes de la crisis alimentaria. Nuestra estrategia apoyará el rápido incremento de producción y disponibilidad de mercancías básicas de alimentos en los países en desarrollo que cuenten con el potencial para convertirse en productores principales en sus regiones. Como primera medida, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional tiene planeado invertir 150 millones de dólares en actividades nuevas con el objetivo de duplicar para 2013 la producción y comercio de mercancías básicas de alimentos en países designados. Urgimos a otros países a cooperar con nosotros para cumplir este objetivo.
Hace unas cuantas semanas, traté el desafío de cómo aumentar de la mejor forma posible la productividad agrícola en los países en desarrollo con el doctor Norman Borlaug, agrónomo galardonado con el premio Nóbel cuyo trabajo para avanzar la Revolución Verde se calcula que ha salvado mil millones de vidas. El doctor Borlaug me recordó una verdad invariable y fundamental: que debemos mejorar metódicamente nuestras técnicas de producción agrícola para satisfacer las necesidades del mundo siempre en expansión.
Asuntos que existen desde hace mucho tiempo, como la mejora de la productividad agrícola, el alivio de los atascos en el mercado y la promoción de los principios de mercado, requieren atención inmediata. Para estimular la productividad debemos alentar la inversión en la comercialización de fertilizantes y semillas, créditos agrícolas y mejorar la administración que se lleva a cabo con posterioridad a la cosecha. Al adoptar nuevas tecnologías e infraestructura básica, podemos ayudar también a que la agricultura sea más resistente ante la variabilidad del clima y el cambio climático, así como mejorar las economías agrícolas.
Por lo tanto, debemos invertir en científicos e instituciones de investigación... invertir en información de mercado, redes de distribución e instalaciones de almacenamiento... así como proporcionar acceso al crédito rural y programas de sustento para las familias agrícolas.
Trabajemos juntos para identificar e introducir tecnologías nuevas y ya existentes con potencial para aumentar significativamente los rendimientos de las cosechas. En algunos países, esto puede significar adoptar las tecnologías más recientes de la Revolución Verde, como las variedades híbridas. En países más vulnerables a los problemas relacionados con el clima y el cambio climático, las nuevas soluciones basadas en la biotecnología son imprescindibles para obtener mayores rendimientos viables. En todo caso, el avance de la seguridad alimentaria debe incluirse en toda estrategia y reforma regulativa.
Las innovaciones tecnológicas en la producción de maíz en Estados Unidos han acelerado los rendimientos en el curso de los últimos 10 años, y a la vez, el uso de herbicidas ha disminuido en un 29 por ciento y el de insecticidas en un 81 por ciento. La tecnología desempeñará también un papel importante en permitir que los agricultores respondan y se adapten al cambio climático. Estados Unidos dirige los esfuerzos para construir un Sistema Operativo de Vigilancia Agrícola que aumentará las capacidades actuales en las áreas de vigilancia agrícola, advertencia temprana de escasez de alimentos y seguridad alimentaria.
Tercero, los líderes mundiales tienen la responsabilidad de permitir que los mercados proporcionen alimentos eficientemente, sin obstruir el acceso o limitar las tecnologías inocuas que los producen. Solicitamos a todos los países que permitan el libre flujo de alimentos y de las tecnologías que los producen. Para lograr un mercado mundial más eficiente, Estados Unidos trabaja también para concluir con éxito este año la Ronda de Desarrollo de Dohá, que reduciría y eliminaría las tarifas y otras barreras, así como los subsidios agrícolas que distorsionan el mercado. Todos los países deben respetar las reglas de comercio mundial acordadas en la OMC y apoyar la evaluación y regulaciones correctas que se basen la ciencia para asegurar la disponibilidad de tecnologías seguras y efectivas.
Alentamos firmemente a los países a que eliminen las medidas que limitan el comercio que se han impuesto como respuesta al aumento en el precio de los alimentos. Si bien estas restricciones tienen como propósito incrementar la seguridad alimentaria a corto plazo en el ámbito local, sus efectos son sumamente negativos. Tales políticas retiran los alimentos de los mercados mundiales, generando de esta forma un alza de los precios y desalientan a los agricultores de responder a las indicaciones del mercado. Las intervenciones para proteger a los pobres, como los programas de protección social, en vez de las restricciones al comercio, permiten que la economía se beneficie plenamente de su productividad agrícola.
FACTORES MACROECONÓMICOS DE BASE AMPLIA
Debemos continuar vigilando los factores que contribuyen a los aumentos del precio de los alimentos, con la meta de prevenir o reducir al mínimo la inestabilidad del mercado mundial en el futuro.
En los últimos dos o tres años hemos visto grandes aumentos en los costos de la energía; aumentos en los precios de los insumos; aumentos en las tasas de flete; cosechas pobres debido al mal clima en países que son grandes productores de granos, y mayor uso de restricciones de exportación que afectan la capacidad de los productores locales para responder al aumento de la demanda. También hemos visto una reducción en la investigación y el desarrollo tecnológico agrícola mundial, lo que constituye una tendencia que todos deberíamos tratar de cambiar, así como también un crecimiento económico sin precedentes y bien acogido en las economías en desarrollo en todo el mundo.
Se han expresado muchas preocupaciones acerca del impacto de los biocombustibles en la seguridad alimentaria. Sin embargo, el aumento en la producción de biocombustibles no es sino uno de los muchos factores que contribuyen al aumento de los precios de los alimentos. Tomamos medidas a nivel nacional al respecto y nos enfocamos en tecnologías de biocombustibles de la próxima generación, que no dependan de los granos y las semillas oleaginosas que se usan para alimento o pienso. La ley de Estados Unidos exige que los combustibles biológicos se produzcan de una manera más sostenible, que reduzca al mínimo las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y el medio ambiente. Que no haya equivocación, Estados Unidos está comprometido firmemente a la producción y uso sostenibles de combustibles biológicos a nivel nacional y mundial.
El crecimiento económico en economías emergentes ha permitido que millones de personas formen parte de la clase media, al crear riqueza y oportunidades para naciones enteras, y los beneficios de este crecimiento son compartidos ampliamente. Este es un relato extraordinario. Estados Unidos está muy dispuesto a trabajar con la comunidad internacional para crear un sistema agrícola mundial efectivo y productivo para satisfacer estas necesidades crecientes, y a ajustarse a los desafíos futuros.
CONCLUSIÓN
Damas y caballeros, debemos actuar ahora. Debemos ser audaces e innovadores en desarrollar nuestras estrategias a largo plazo para hacer que los alimentos sean más abundantes, disponibles y económicos. Todos podemos participar, promoviendo un mercado de alimentos que permita que los productos agrícolas y las tecnologías de producción de alimentos se apliquen en todo el globo de manera libre y eficiente. Trabajemos juntos para asegurar que el acceso a la investigación científica y la tecnología, y, sobre todo, para aumentar la disponibilidad de los alimentos para todos.
Muchas gracias
(termina el texto)
(Distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://usinfo.state.gov/esp)
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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