Si hemos de ser sinceros, habrá que reconocer que esta no es precisamente una de las fortalezas de los últimos treinta años de convivencia democrática en nuestra ciudad. Ello merma, en mi opinión, de forma considerable el enorme éxito alcanzado en otros órdenes que afectan a la vida de los teldenses. Ha sido demasiado habitual gobernar contra alguien, negociar contra alguien, construir contra alguien
mejorar contra alguien. Desde luego no es momento de profundizar en estas actitudes pero todos sabemos que no resultaría difícil poner cara y nombre a cada una de las partes de la frase.
Si compartimos esta percepción y entendemos que la base de la comunicación la encontraremos en el diálogo y no en el discurso. Si damos por bueno que en este gobierno se entiende que el mejor camino hacia el progreso y la satisfacción ciudadana es la concertación. Si asumimos que el respeto de las partes, el compromiso y la corresponsabilidad están al final de cualquier negociación
entonces estaremos asentando las condiciones más importantes del diálogo social en esta ciudad y resultará más sencillo avanzar hacia la definición que la Organización Internacional del Trabajo trata de establecer sobre esta cuestión: "
todo tipo de negociaciones y consultas entre empleadores y empleados sobre temas de interés común".
En este camino todos hemos de romper las inercias que tratan de llevarnos a posiciones de chantaje, a la imposición y en definitiva a la fuerza. Unos síntomas que delatan inseguridad y desde luego constituyen la antítesis de cómo ha de ser cualquier solución negociada. Como atinadamente definiría el poeta "¿tu verdad? No, la Verdad y ven conmigo a buscarla. La tuya guárdatela".
Existen dificultades objetivas que dificultan la percepción social de estos procesos de concertación entre los representantes políticos y los empleados públicos: Es una idea ampliamente compartida por los ciudadanos/as que los empleados/as municipales gozan de una estabilidad y condiciones laborales que no tienen otros trabajadores. Lo es también el hecho de que el compromiso y la dedicación de algunos/as es manifiestamente mejorable
Es obvio, y ello no es imputable a los empleados/as sino a los poderes políticos, que era y es necesario establecer norma, criterio, igualdad de oportunidad, incentivo
y planificación organizativa de la primera institución municipal. Es necesario rebajar el "estrés" político al que, equivocadamente, se somete al personal municipal. También resulta evidente una realidad económica que deja poco margen. No ayuda tampoco una representación sindical tan fragmentada
Pero hay otros muchos factores que nos animan al compromiso y al acuerdo:
- La voluntad política y el compromiso manifiesto y público de las partes.
- La amplia libertad sindical y el acceso a información veraz de las cuestiones objeto de negociación.
- La amplitud y solidez de la cobertura legal que protege y alienta este diálogo.
- La exigencia de la ciudadanía que difícilmente entenderían posiciones maximalistas por ninguna de las representaciones.
En todo caso y por encima de unas y otras consideraciones, las secciones sindicales que representan organizaciones de amplia implantación en Canarias y los representantes de fuerzas políticas con acreditada vocación social, deben ofrecer una imagen de compromiso y atender a esa máxima histórica de que la inteligencia y el progreso social ha de buscarse siempre en el diálogo, en la negociación tenaz y si es posible en el acuerdo.
Ignacio Morán Rubio es director de Gobierno de Recursos Humanos, Salud Laboral y Prevención de Riesgos del Ayuntamiento de Telde.
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