Redacción BBC Mundo |
La crisis del sector inmobiliario estadounidense ya estaría contagiando a toda la economía. |
La cantidad de ejecuciones hipotecarias en Estados Unidos llegó a una cifra histórica en el último trimestre de 2007, mientras que el patrimonio inmobiliario sufrió una reducción nunca vista desde 1945.
Esto último significa, según un informe difundido este jueves por la Reserva Federal (Fed), el banco central de ese país, que en promedio una familia sólo posee menos de la mitad (47,9%) del valor de mercado de su vivienda.
Dicho de otro modo, el "sueño americano" de un propietario se traduce en una realidad donde su deuda al banco supera la riqueza acumulada en sus bienes raíces.
Las cifras de la Fed a las que se suma otro informe difundido por la Asociación de Bancos Hipotecarios de EE.UU. sirvieron para aumentar los temores sobre una recesión en la principal economía mundial.
A remate
Por más descuentos que se ofrezcan muchas casas no se pueden vender. |
En la mayoría de los casos se trata de las ya famosas "subprimes" o hipotecas de alto riesgo, aunque también habrían aumentado las reposesiones por incumplimiento en los créditos inmobiliarios normales.
La Asociación de Bancos Hipotecarios estima que, sin considerar a los que sus viviendas ya esperan la bajada del martillo de remate, un 6% de los propietarios estaba atrasado en los pagos de sus hipotecas hacia fines del año pasado.
Se trata -dice la organización- del mayor porcentaje registrado desde 1985, cuando comenzaron a reunirse este tipo de estadísticas.
Pronóstico reservado
La crisis inmobiliaria puede bajar aún más el nivel de consumo. |
"Las ejecuciones hipotecarias están aumentando la oferta de viviendas que no se pueden vender y eso está presionando la caída de los valores", dijo Richard Dekaser, economista en jefe de la National City Corporation de Cleveland, Ohio.
La enfermedad con pronóstico reservado que atraviesa el sector inmobiliario estadounidense ya estaría contagiando a toda la economía, según algunos analistas.
En efecto, el estadounidense que no perdió ya su propiedad, sí ve disminuir la riqueza que representaba su hogar.
Si a esto se suma a los que perdieron sus trabajos o fueron castigados por los malos resultados de sus inversiones en bolsa, lo que menos se puede esperar es su interés en gastar.
Y una demolición en el nivel de consumo, que ya se ha desacelerado, es lo único que falta para el diagnóstico de la recesión, fenómeno que para algunos, es ya una enfermedad declarada -aunque no oficialmente- en la economía más grande del mundo.
Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RESPONSABILIDAD
SOCIAL EMPRESARIAL DE LA ONU
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