CON JUAN PABLO II , VEAMOS ALGO DE
Hoy se exalta con frecuencia el placer, el egoísmo, o incluso la inmoralidad, en nombre de falsos ideales de libertad y felicidad. La pureza de corazón, como toda virtud, exige un entrenamiento diario de la voluntad y una disciplina constante interior. Exige, ante todo, el asiduo recurso a Dios en la oración".
"Ayudad a vuestros hijos a salir al encuentro de Jesús, para conocerlo mejor y para seguirlo, entre las tentaciones a las que están continuamente expuestos, sobre el camino que lleva a la auténtica felicidad".
Queridos jóvenes exclamaba en el 2003, sólo Jesús conoce vuestro corazón, vuestros deseos más profundos Nadie fuera de Cristo podrá daros la verdadera felicidad
El Santo Padre notó con paternal preocupación como el hombre "ha cambiado la verdad por la mentira". Consecuencia de este triste "cambio" es que el hombre ha visto ofuscada su capacidad para conocer la verdad y para vivir de acuerdo a esa verdad, en orden a encontrar su felicidad en la plena realización como persona humana.
Su vida no fue otra cosa que una continua y sincera entrega de sí mismo a los demás, desde el amor de Cristo, por ello la felicidad experimentada por él en el lecho de muerte es una felicidad honda, profunda, que sólo la experimentan quienes por el don de sí mismos en el fiel cumplimiento del Plan de Dios se encuentran verdaderamente a sí mismos.
Saludos Rodrigo González Fernández
El-observatorio-politico.blogspot.com
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