El coaching financiero brinda a una persona la posibilidad de reconocer cómo es su forma de manejar su dinero e inversiones, con el objetivo de mejorar su administración. En el ámbito de una empresa, el entrenador gestiona la posibilidad de relacionar las decisiones financieras a la misión y valores de la organización, sin perder de vista la sustentabilidad y el impacto ecológico.
En este sentido, la relación entre el coaching y las finanzas resulta una potente opción, que permite obtener objetivos cuantificables y detectar fortalezas y debilidades. Es por esto que grandes empresas ya están formando a sus ejecutivos en procesos de coaching, apelando a nuevas técnicas de observar y de diseñar futuro, más efectivas que las tradicionales.
La posibilidad de realizar un proceso de coaching puede estar originada tanto por no estarse obteniendo los resultados esperados, como para mejorar aún más -con alternativas diferentes- los buenos resultados que se estén alcanzando.
¿Estoy satisfecho con mi economía? ¿Soy consciente de mis hábitos de consumo? ¿Cómo impacta mi emocionalidad en el manejo qué hago del dinero? ¿Cuál es el resultado que estoy obteniendo? Son algunas de las preguntas que una persona debe hacerse antes de comenzar un acompañamiento vía coaching. Es que entenderse a uno mismo, su visión del mundo y sus acciones, puede resultar fundamental para obtener buenos resultados en general, y monetarios en particular.
Por otro lado, en las organizaciones los interrogantes son: ¿Estamos conformes con los niveles de ingresos, gastos y ahorros? ¿Estamos conformes con las inversiones y ganancias? ¿Cómo están siendo los resultados del ejercicio? ¿Cómo mejorar la capacidad financiera?
El coach ontológico acompaña en la gestión y en la toma de decisiones, a través de análisis y reflexiones, para llegar a una meta. Por ejemplo, identificar el paradigma desde el que se opera; analizar la relación con el riesgo, con el fin de gestionar diferentes escenarios de liderazgo; entender el funcionamiento del mercado y sus instrumentos financieros, dado que el mayor enemigo lo representa la ceguera cognitiva y la miopía sobre el funcionamiento del mercado financiero.
Otras metas son identificar y delimitar el alcance de las decisiones; definir una filosofía de inversión personalizada, basada en la incorporación de las herramientas y estrategias que mejor se adapten a la personalidad del individuo, objetivos y deseos, y aprender a gestionar emocionalmente los resultados; acompañar en el desarrollo de un plan de inversiones; incorporar habilidades y competencias nuevas.
En definitiva, el coach ayuda a mirar la realidad desde otro espacio de posibilidades.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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Santiago- Chile