Imagen: Bryan Rosengrant (CC)
No es un misterio para para quienes poseen
tarjetas de créditos bancarias de grandes tiendas y del retail en general, el peligro latente que conlleva, ya que la tentación de utilizarlas es alto, y además, es la forma de solventar los gastos de muchas familias en Chile para llegar a fin de mes, ya que sus sueldos no les alcanzan.
Si bien nadie obliga a una persona a obtenerlas, y ante todo, nadie los conmina a usarlas, todos sabemos que en un alto porcentaje caen en un endeudamiento considerable a causa de estos plásticos.
Es común ver en los medios de prensa, reportajes que demuestran la facilidad con qué se puede obtener una tarjeta de crédito. Incluso en grandes tiendas, las ofrecen en la calle, solo exigiendo la cédula de identidad y ser mayor de edad. Los bancos abren cuentas corrientes con productos asociados, que permiten a estudiantes de la enseñanza superior endeudarse, pidiendo como requisitos sólo mostrar un certificado de alumno regular de su institución académica y una fotocopia de su carnet.
Lo que encuentro delicado, es la usura que practican los emisores de las tarjetas de créditos, quienes cobran altos intereses mensuales, más cobros de comisiones, de mantención y cuanta cosa se pueda. Es cierto que en el último tiempo existe una mayor regulación por parte de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) y del Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC), parecen no ser suficientes.
Antes de avanzar en mi columna, quiero explicar el término USURA, que en este caso, se refiere a los intereses de los préstamos, en general, o cuando los intereses son desmesurados o excesivamente altos.
¿Cómo se explica esto?
La gran mayoría de las tarjetas de créditos bancarias y del retail en general, sobrepasan la tasa de interés de un 3% mensual e incluso llegan al máximo convencional permitido, que es de un 4.73% mensual en muchas de ellas, es decir, el interés anual, varía entre un 36% a un 56.76 % anual, de paso una de las más altas del mundo. Se puede graficar en forma más clara, es que si un deudor debe en promedio $ 1.000.000, este pasivo puede transformarse en un periodo de 12 meses en una cantidad que fluctúa desde los $ 1.360.000 a los $ 1.576.600. En pocas palabras, grosero y desproporcionado.
Para aclarar más aún el contenido de este artículo, les informo que las utilidades de los bancos entre los meses de enero y mayo del 2012 llegaron a los $ 707.565 millones. Juzgue usted.
Quienes deben soportar estos vergonzosos cobros de estas instituciones financieras, es decir, a quienes se les aplica, generalmente, el máximo de interés permitido, son a los sectores de ingresos más bajos, considerados los más riesgosos, y los que caen en morosidad.
En la actualidad en Chile, se ve que existe una especie de monopolización y falta de competencia bancaria, que comparten mucha información y comunicación entre sí, lo que conlleva a cierto grado de colusión implícito, que no aparecen en acuerdos firmados en documentos, pero que se explican en los excesivos cobros sobre sus clientes.
Se hace indispensable que se regule y se cree un mecanismo para frenar esta escalada de costos abusivos. En la actualidad, el poder legislativo, trabaja en hacer una reforma de fondo, que se manifiesta en un proyecto de ley, que signifique una ayuda directa al consumidor, que incluye una rebaja de 30% a la tasa máxima convencional que cobran los bancos.
Lamentablemente, esta es una muestra más de la falta de equidad existente en Chile, concepto muy común en nuestras autoridades y legisladores, pero que está lejos de solucionarse. Para variar, es la gente de menores ingresos y de escasos recursos, que son víctimas de los abusos de la banca privada. Y son numerosas las familias, que se ven obligadas a vivir del crédito, ya que sus ingresos no les alcanzan. Como se dice hacen la bicicleta para poder subsistir, cancelan la cuota mensual, pero al minuto vuelven a utilizar la tarjeta para seguir adelante.
Pero para ser lo más objetivo posible, también hay usuarios que abusan del cuento. Una evidencia de ello, ocurre para las vacaciones y feriados, donde un número importante de las familias salen de viaje en base al endeudamiento.
Es importante, que los clientes de este tipo de créditos, se informen sobre los costos que significan acceder a ellos, como también por partes de las instituciones bancarias, ser un poco más transparente cuando ofrecen el producto.
Víctor Huidobro es periodista. Vive en Santiago y escribe regularmente en su blog, El Nada Serio. Tiene su cuenta de Twitter en @elnadaserio.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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