Claramente son dos generaciones distintas, pero tienen en común el amor por la historia. Jugados con sacar adelante el nuevo centro intelectual de la UAI, Rafael Guilisasti y Juan Luis Ossa, analizan la clase política, el rol de los empresarios y los cambios de los chilenos en las últimas décadas. Por Carla Sánchez M. Fotos Verónica Ortiz.
Lo conoce desde que era chico. Incluso "antes de que midiera un metro". Pero más que el vínculo afectivo, fue la invitación que le hizo Juan Luis Ossa (29) la que terminó por convencer a Rafael Guilisasti (59) de embarcarse en un nuevo proyecto. Recién llegado de su doctorado en historia en Oxford, Ossa, el hijo menor de Lucía Santa Cruz –también historiadora–, se puso de cabeza a trabajar en la idea que hace tiempo venía craneando el historiador Iván Jaksic: un centro intelectual dedicado exclusivamente al estudio de la historia política, al alero de la UAI. Y Guilisasti se tentó.
El otrora líder empresarial, el ex Mapu, el favorito de Michelle Bachelet, tenía una razón importante: a pesar de que nunca ejerció como tal, lo que él estudió fue, precisamente, Historia. Otra cosa es que los caminos de la vida lo hayan llevado a las grandes ligas empresariales y no haya podido desplegar, por ejemplo, su tesis universitaria sobre la inserción laboral femenina.
Como sea, el punto es que la historia le apasiona y se mueve con toda soltura en cualquiera capítulo de ésta. Más todavía, la reciente de Chile. Y Juan Luis Ossa supo arrimarse a un buen árbol. Porque además de ficharlo como miembro del directorio de este nuevo centro, Guilisasti, uno de los dueños de Concha y Toro, es el encargado de pasar el sombrero para que los investigadores puedan trabajar a largo plazo. "Estamos en pleno fund raise. Somos optimistas. Esta es una de las cosas en que hay que invertir", dice Guilisasti con toda seguridad. Y Ossa, director ejecutivo del proyecto, aprovecha de pasar el dato: "Necesitamos unos 300 mil dólares al año para funcionar, pero quisiéramos sumar un poco más a través de donaciones privadas y de fondos concursables".
-¿Por qué la política tiene tan mala fama hoy?
-RG: Hay distintas raíces, pero tiene una crisis de representatividad, es una esfera que ha ido perdiendo competencia y hay una sensación de falta de competitividad. El término "clase política" a mí no me gusta. Hay una crisis en el parlamento y en los partidos, pero no es algo institucional.
-Las instituciones, según las encuestas, también han perdido credibilidad…
-RG: Esa afirmación la miraría con más cuidado.
-¿Por qué?
-RG: Hay que ver más lo que ocurre a largo plazo. Puede haber períodos de crisis en las instituciones, pero hay que mirarlas desde un punto de vista más global. El Ejecutivo no ha perdido su capacidad de gestión, hay una institucionalidad económica bastante respetada…
-JLO: Hay que tener cuidado con el discurso populista o anti-institucional -como ocurrió en los años 30 o 40-, porque es muy peligroso para el bienestar democrático. La historia política no sólo la hacen las clases políticas. Por ejemplo, lo que vimos el año pasado en Chile fue el reflejo de mucha política, otra cosa es que la hayan hecho otros actores menos conocidos, pero la política está en todos lados.
-En los libros de historia que van a leer nuestros nietos, ¿quiénes son los políticos que van a aparecer?
-RG: No tengo ninguna duda que Patricio Aylwin va a estar, porque es un símbolo de la transición.
-¿Y Sebastián Piñera?
-RG: Aún no ha terminado su presidencia, no se puede saber…
-JLO: Habría que preguntarle a Piñera si tiene interés en aparecer.
-RG: Creo que Aylwin no lo buscó, pero si uno compara con otros momentos, podría ser parecido a lo que le tocó vivir a Arturo Alessandri cuando enfrentó el término de un régimen político.
-JLO: Es interesante también el caso de Ricardo Lagos, quien tiene una clara visión de la historia y de sí mismo. Él construye a partir de la historia. Quiso ser presidente toda la vida, al igual que José Manuel Balmaceda.
Guilisasti: "Si Velasco quiere competir en las primarias, vamos a llegar
hasta las primarias".
-En este análisis de la historia política, ¿Cómo ven a la izquierda y a la derecha, se han ido acercando al centro o más bien se ha debilitado el centro?
RG: En general, las elecciones se ganan con el centro. Así ha sido históricamente en Chile. En el siglo XX hubo hegemonía radical, después democratacristiana, y hoy el centro tiene un domicilio político más difuso, pero nadie puede negar que ambas coaliciones buscan ese voto del centro para ganar.
JLO: Tiendo a pensar en una izquierda y una derecha en términos plurales, por ejemplo, en la derecha el Partido Conservador y el Liberal eran cosas muy distintas, otra cosa es que se hayan fusionado en el Partido Nacional. La gran pregunta de cuán liberal es la derecha, tiene que ver con que hay distintos agentes al interior de una aglomeración híbrida. Y en la izquierda pasa exactamente lo mismo.
RG: Hoy, el debate real, de fondo, es el Estado. Y eso cruza todas las coaliciones. El Estado hoy se construye con políticas públicas. Uno va viendo que la discusión es menos ideológica, pero sí se va volcando mucho interés a cuán efectivas son las políticas públicas. Lo que hemos vivido en estos últimos dos años –más allá de los movimientos estudiantiles– es que la política pública de educación, por ejemplo, se quedó chica. Hay políticas públicas que tienen que ver con innovación y otros temas que van entrando en la agenda, y ahí se van alineado los actores. Yo no veo dos grandes cosmovisiones ideológicas como se vieron en algún momento de polarización.
-¿Sigue pensando que ni la Concertación ni la Alianza dan garantías de gobernabilidad, como planteó en una entrevista?
-RG: Hoy día, naturalmente, ambas coaliciones tienen que ampliar su representatividad. Si no lo hacen, vamos a vivir gobiernos muy inestables.
-Usted justamente respalda la candidatura de un independiente, Andrés Velasco ¿sigue en esa línea?
-RG: Sí.
-¿Y qué pasa si Michelle Bachelet decide irrumpir en la carrera electoral, como lo están esperando muchos en la Concertación? Ud. era conocido como el líder de los empresarios pro Bachelet…
-RG: Bueno, si Velasco quiere competir en las primarias, vamos a llegar hasta las primarias.
-JLO: Desde el punto de vista de la historia, lo más interesante de Velasco es que sería el primer ministro de Hacienda que compite en la presidencial después de Gustavo Ross, que perdió por poco.
-En el caso de que Bachelet se decida, ¿seguirá apoyando a Velasco?
-RG: Eso no tiene nada que ver con esta entrevista, prefiero no referirme a ese tema.
Dolor de crecimiento
-Ustedes son de dos generaciones distintas, ¿cómo sienten que han cambiado los chilenos en los últimos 20 años?
-RG: Es una sociedad mucho más compleja, que ha crecido en su nivel de educación, en su riqueza, en diversidad, es más participativa y tiene mayor acceso a bienes de consumo, no sólo materiales, sino también culturales.
-JLO: Lo que vivimos es el resultado de la apertura al mercado, positivo por un lado, pero con aspectos complejos y negativos, por otro. Esta apertura genera mayor riqueza, pero también puede provocar mayor desigualdad. Que la sociedad de hoy pida más igualdad, tiene que ver con los resultados negativos –o no pensados– de la apertura del mercado de los 80.
Ossa: "La pregunta de cuán liberal es la derecha, tiene que ver con que hay distintos agentes al interior de una aglomeración híbrida".
-¿El desarrollo económico trajo problemas no esperados?
-RG: Las sociedades no siempre avanzan linealmente hacia el progreso, se ajustan por medio de crisis y puede haber retrocesos. Hoy día, sin duda en la agenda más importante está el fenómeno de la igualdad y de mejores instituciones, demanda que a lo mejor en un principio era más débil.
-¿Y la clase política ha estado a la altura de la discusión?
RG: Del momento que no está liderando y que está con bajos niveles de aprobación, está haciendo mal la pega.
-Hace poco ud. dijo que le preocupaba más la política que la economía…
-RG: Obviamente. Hoy día el país necesita reformas y esos ajustes se hacen cuando tenemos una buena legitimidad y una buena institucionalidad política.
-JLO: Cuando Mario Vargas Llosa –más libremercadista imposible– haya dicho, refiriéndose a Chile, que el crecimiento económico no basta, dio en el clavo. No puedes tener instituciones con el mero objetivo de estar creciendo constantemente, lo que ha quedado demostrado en casi 3 años de este gobierno.
-RG: Si lo miras como empresario, te interesa que junto al crecimiento económico, el país tenga más solidez. Somos un país que estamos en medio del desarrollo, pero aquí en este cuento no se trata sólo de crecimiento, sino de una buena institucionalidad, de reducir los índices de desigualdad. Aquí, el largo plazo está jugando un rol muy importante.
Los empresarios y la política
-¿Cómo califican el rol del empresariado en esta discusión?
-RG: Me gustaría que los empresarios participaran más.
-¿Debieran tener un rol más político?
-RG: No, yo creo que es bueno que haya más discusión al interior de la llamada comunidad empresarial, que es toda muy distinta.
-En el tema educacional sí se pronunciaron, al igual que en la reforma tributaria, la que a muchos no les gustó…
-RG: Pero lo peor habría sido que esta reforma no hubiera salido. Eso habría sido una pésima señal y habría dañado mucho más la institucionalidad. Creo, eso sí, que no se discutió la globalidad del nuevo gasto fiscal. Quedó pendiente la discusión sobre el tamaño del Estado, que lógicamente hay que financiarlo.
Ossa: "Que la sociedad de hoy pida más igualdad, tiene que ver con los resultados negativos -o no pensados- de la apertura del mercado de los 80".
-¿Los empresarios se sienten cómodos trabajando con cualquier gobierno?
-RG: Tenemos sociedades distintas que van evolucionando y hay empresarios de todos los colores, eso es una perogrullada. Es más bien anómalo que haya tanto alineamiento de los empresarios con uno o dos partidos.
-Con los gobiernos de la Concertación parecían sentirse más cómodos…
-RG: Es que no tienen por qué no sentirse cómodos. Si los empresarios quieren estar en los partidos políticos, que lo estén, y ojalá hubiera más empresarios en los partidos.
-Este gobierno, en opinión de muchos, le ha dado duro a los empresarios…
-RG: No, no siento que sea así.
-La reforma tributaria fue parte de esa queja…
-RG: Pero si también hubo reformas tributarias en el gobierno de Aylwin, luego estuvo la discusión del royalty minero en el gobierno de Ricardo Lagos, y no nos olvidemos que ajustes -o reformas tributarias- van a seguir ocurriendo. Es muy importante no encajonar a los empresarios y si alguno tiene una opinión política, que participe.
-JLO: Ojalá evolucionáramos a que el empresariado no fuera automáticamente de derecha.
- RG: Hasta antes del Partido Nacional, liberales y conservadores eran absolutamente estatistas y tenían empresarios, en el Partido Radical también hubo empresarios…
-JLO: Detrás de la idea de la Corfo estuvo Gustavo Ross, que creía que un estado debe ser fuerte, poderoso. Es interesante que haya empresarios que funcionen en todo el espectro. •••
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Ese problema llamado lucro
El foco de este nuevo centro de estudios ligado a la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez es la historia política chilena en particular –y la latinoamericana en general– de los siglos XIX y XX. Para ello, tienen 4 pilares de investigación: la historia de la práctica política, la historia electoral, la historia económica, historia del Estado como un agente de cambio y del pensamiento político. Todos, temas que quedan en manos de los investigadores Andrés Estefani, Francisca Rengifo, Susana Gazmuri y el propio Ossa.
Además, este centro cuenta con un directorio conformado por Iván Jaksic (presidente), Ignacio Briones, Rodrigo Correa, Klaus Gallo, Rafael Guilisasti, Leonidas Montes, Rodrigo Moreno, Lucía Santa Cruz y Sol Serrano. La misión del grupo es juntarse dos veces al año para velar por la institucionalidad del centro y desarrollar políticas de acción.
"Nuestra intención es estar investigando y publicando productos a mediano y largo plazo, papers y libros, y tenemos dos proyectos grandes de investigación, uno de ellos relacionado a la educación", explica Ossa.
-¿Que el centro esté ligado a una universidad privada no limita el campo de investigación?
-JLO: No nos hemos sentido nunca limitados. Al contrario; el compromiso de la universidad al tener un centro de alta exigencia es que hay plena libertad para hacer, escribir y publicar. Cada uno de los investigadores tiene su opinión política que la puede ejercer libremente y los historiadores no somos agentes objetivos. Como institución no tenemos una línea editorial, lo que me parece bien.
-¿Y cómo abordarían, por ejemplo, la discusión del lucro en la educación considerando que la UAI es una universidad privada?
- RG: Hay una línea muy profunda de investigación que es cómo ha evolucionado la educación pública en Chile. Lo que hoy importa, la discusión real es la calidad, independiente del origen de su propiedad.
-JLO: La UAI tiene dos gracias: una es que al ser fundación se ha saltado el debate, porque no lucra. La otra, es que cuenta con un pool de investigadores transversales, con lo que se produce mucho debate interno, lo que es sumamente llamativo tanto para el estudiantado como para los mismos investigadores.
-¿Es bueno o malo el lucro en la educación?
-RG: Hay que salir de este debate tan estrecho de si lucra o no lucra. En la educación y la innovación, armas de progreso en materias de largo plazo, se ha demostrado históricamente la cooperación público-privada.
-JLO: Pienso lo mismo. En Chile siempre ha existido el vínculo entre lo público y lo privado. En el siglo XIX uno ve a agentes privados que no lucran, pero que sí participan de la educación pública y privada.