¿Qué le pasa a Frei? PILAR MOLINA A. emol
En el comando inauguraron una nueva estrategia comunicacional hace unos 10 días, que partió con la gira de Eduardo Frei al norte, explican. Dicen que ese hombre en terreno, relajado y propositivo es el que se continuará viendo. Los parlamentarios, como ocurrió esta semana, se harán cargo de seguir enrostrándole al adversario sus contradicciones como político y empresario, el flanco donde el candidato DC se siente más libre.
Pero el nuevo anhelo aún no es suficiente para borrar la imagen más hosca del candidato, que la semana pasada llamó a parar "el griterío" y se enojó en el debate radial.
Muchos se preguntan qué le pasa, por qué anda irritado por la vida, y las respuestas corren por cuenta de personas partícipes o cercanas a su campaña.
Su posición no es cómoda, coinciden. Esta semana sufrió un golpe brutal de la mano de los patriarcas DC Patricio Aylwin y Gabriel Valdés, quienes le criticaron que aventurara conflictos sociales si en diciembre gana Sebastián Piñera. El ex Presidente calificó su visión de "catastrófica" y el ex canciller consideró "injusta" la frase, viendo el porvenir "muy difícil para cualquiera de los dos que gane".
Un congresista explica que sin concertarse salieron a respaldar al candidato, porque no podían abrir una nueva fisura señalando que era inoportuno plantear el tema de la gobernabilidad ahora.
Menos cuando había que contener el hecho de que una vez más Marco Enríquez-Ominami se alió con el abanderado de RN para acusarlo de recurrir "a una campaña del terror", comparándolo con el general Pinochet.
El 2-1 en contra
Aseguran que muchos electores de Marco reparan que su candidato esté en "colusión" con el de la Alianza. Pero esa pseudocomplicidad, admiten, igual daña a Frei en esta guerra comunicacional que han montado, donde hacen una caricatura del candidato DC, dejándolo de anticuado, duro o "amargado", como le espetó esta semana el abanderado de la Alianza.
Frei no ha señalado nada nuevo, sino que algo bastante obvio -defienden sus partidarios-, previendo problemas sociales si triunfa Piñera. Pero imponen sus acusaciones y se hacen las víctimas, cuando sus ataques incluso han sido mucho más duros, y reforzados ahora por sus esposas. Añaden las fuentes que esta vez lo acusan de una guerra sucia que no existe, amparándose en una cierta gestualidad de Frei que no lo favorece.
Tampoco relaja al candidato DC protagonizar la campaña más difícil para la Concertación en sus 20 años. La primera, describen, en que su abanderado no tendrá más votos en la primera vuelta y en que otro ex miembro del conglomerado le pisa los talones, lo cual le abrió un conflicto inédito con los parlamentarios, que no quieren cerrarse a aparecer en una foto con el DC porque quieren los votos de ambos lados.
Cómo no va a sentirse solo si Frei tiene que manejarse con los "descolgados" mientras le pegan los candidatos oficialistas, como Fulvio Rossi esta semana. Y tiene que sacarse fotos con los presidentes de los partidos que reclaman inclusión, y eso es considerado por estrategas del comando como "dos pasos para adelante y tres para atrás", como señaló el director de comunicaciones, Pablo Halpern.
El comando sin líder
Eduardo Frei Ruiz-Tagle está muy presionado -prosigue un analista del sector- porque en la encuesta del Centro de Estudios Públicos de noviembre no puede aparecer a una distancia de Marco que esté dentro del margen de error y tampoco puede enfrentar la segunda vuelta 10 puntos debajo de Piñera, porque la diferencia parecería irremontable.
El candidato está forzado, por eso, a un discurso de más Estado y más Estado y cargar a su adversario con un sesgo antiempresarial, aunque contradiga la lógica de lo que fue su propio gobierno, para procurar atraer a la tajada oficialista más de izquierda que se supone que se fue con Marco.
Uno de sus estrategas cuenta que por eso están procurando apelar a los temas de ese sector (visita a El Tatio, pronunciamientos sobre el sida, derechos femeninos y sindicales), aunque tampoco haya seguridad de volver a esos electores al redil oficialista.
Pero un punto neurálgico de la incomodidad del candidato concertacionista -concuerdan sus cercanos- es su comando. Es una debilidad que no aparezca liderado por nadie, aunque ello responda a la propia decisión del candidato de no tener un jefe de campaña y que los que están en primera línea se reporten directamente con él.
Cada vez que hay crisis entran nuevos coordinadores o encargados del comando -Velasco, Bowen, Burgos, Narváez, Pizarro-, pero después parecen diluirse en la dispersión de roles, relata un diputado. Al final da igual, prosigue la fuente, y en La Moneda confiesan problemas de interlocución cuando quieren proponer alguna actividad conjunta.
Frei anda enojado también -sostienen- porque no ha logrado construir un círculo de confianza y se siente solo.
Tiene problemas con los partidos, con el comando, tampoco confía en Océanos Azules, cuyas propuestas, que le entregaron el 10 de agosto, no se ha atrevido a subir a internet por temor a quedar amarrado, aseguran.
Un tema adicional de complejidad es que por más que suba la popularidad de la Presidenta Bachelet, no hay rebalse a su candidato. Algunos creen que verlos juntos incluso disminuye a Frei.
Lo explica un estratega: lo que pasa es que nuestro candidato no encarna los atributos de cercanía, empatía y liderazgo desde la contención de Bachelet, sino que rasgos más parecidos a los de Lagos -autoritario, masculino, distante- que deslucen en el contraste con ella.
El factor Bachelet, rematan, no sólo lo está dañando a él, sino que a todos, menos a Marco, quien con un estilo parecido se autoproclama su continuador.
Es posible que la Presidenta tenga que emplear su popularidad en apuntalar al candidato oficialista, para que la coalición no le haga un mal juicio histórico. Pero muchos se preguntan con quién sería posible enderezar el rumbo a estas alturas -¿el ministro de Hacienda, Andrés Velasco?- y que además esté disponible para el desafío.
Océanos Azules: La estrategia negativa hizo crisis
Distintos personeros coinciden con que dentro del comando no hay "halcones ni palomas" frente a la estrategia de seguir cuestionando a Piñera en su contradicción entre el sombrero empresarial y el político que sí tiene resuelta Frei. Empezaron con el Banco de Talca, y aunque la acusación fue débil, sí tienen una buena evaluación del capítulo en que el DC lo acusó de usar información privilegiada en el debate presidencial de TV. Según nuestras encuestas -sostienen en el comando- allí hubo dos perdedores, Piñera y el capítulo chileno de Transparencia Internacional (cuestionada por la falta de rigurosidad del informe y su manejo), pero esta entidad no es candidato a la presidencia y el empresario sí.
Confirman que el comando seguirá con esta estrategia, a la cual se plegó esta semana la petición de conformar una comisión investigadora para reponer el tema de la compra de acciones de Lan por parte de Piñera a través de la SVS, que sí pueden fiscalizar los diputados.
Todos defienden que eso no es campaña sucia. Aseguran que en Chile no se conoce el real significado de ese concepto, que no es revisar la trayectoria del candidato, sino que un grupo de abogados escarbe en cosas que no son públicas y las divulgue con fines electorales.
Pero aquí es donde entra otro factor disidente, Océanos Azules, donde dicen tener una cuenta por cobrar porque opinan que la campaña negativa es la que tiene estancado a su candidato: nosotros -cuentan- tomamos un candidato con un 1% y lo entregamos en marzo con un 23% con identidad clara, propositivo, sin pelear con nadie. Lo retomaron los estrategas, Halpern, Eugenio Tironi y después se sumaron parlamentarios como Juan Carlos Latorre y Jorge Pizarro y empezaron los combos, contra Piñera y también contra Marco.
Lo criticaron públicamente y están dispuestos a volver a salir al ring a reparar la campaña negativa y el marketing político, como lo denominan en Océanos Azules. En este grupo programático relatan que ellos advirtieron en marzo que la manera de invitar a votar por una Concertación desgastada era construir una identidad, con un programa con mayores componentes de izquierda, que justifique la invitación a votar por Frei.
Admiten, sin embargo, que por primera vez ven en el comando un intento de darle "relato" a la campaña y de hacerla más propositiva. Ha habido acercamientos entre Guillermo Pickering y Juan Pablo Hermosilla con Halpern y Tironi que se están haciendo cargo del clamor retomar las ideas y levantar un proyecto autocrítico en vez de seguir apuntando a los oponentes.