George Soros hizo de la diversificación de inversiones una fórmula exitosa para ganar dinero en todo el mundo y la Argentina no es la excepción. El magnate de origen húngaro tiene inversiones en el país desde el año 1991, cuando entró como accionista del grupo IRSA, propietario de los principales shoppings del país (Paseo Alcorta, Patio Bullrich y Alto Palermo) y de algunos de los principales edificios de oficinas porteños.
Desde esa época también incursionó en el negocio agropecuario a través de Cresud, que posee campos en Córdoba y San Luis. Y sigue siendo accionista controlante del Banco Hipotecario.
En el año 2000, Soros decidió vender su participación en IRSA y prefirió concentrar sus inversiones en el sector agropecuario, donde llegó en el 2002 con su controlada Adecoagro, que acaba de anunciar la adquisición del 65% de una sociedad anónima que controlará los negocios de la cooperativa láctea SanCor.
Luego de que pasara lo peor de la crisis, Adecoagro compró 74.000 hectáreas a Pecom Agropecuaria, del Grupo Pérez Companc, y a partir del 2004 comenzó a expandir sus propiedades en la Argentina, Brasil y Uruguay. Soros es uno de los grandes terratenientes de nuestro país, donde posee unas 200.000 hectáreas.
En sus campos, el financista desarrolla la agricultura y la ganadería y produce leche cruda y en polvo. Acaba de anunciar una inversión de u$s6 millones para instalar un tambo con 3.500 vacas en Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, que se complementa con la adquisición de SanCor.
Pero también tiene pensado ingresar al promisorio negocio de los biocombustibles: este año anunció una inversión de casi u$s300 millones para construir una planta de producción de etanol en Venado Tuerto, que incluye una usina láctea. Su objetivo es aprovechar la complementariedad entre sus negocios en el sector lácteo y el de los biocombustibles, utilizando por ejemplo el estiércol de las vacas para producir biogás, y solicitar que se le emitan créditos de carbono por esta producción limpia.
Especulación
“Lo importante no está en saber si uno tiene razón o está equivocado, sino en cuánto dinero se gana cuando se tiene razón y cuánto se pierde cuando uno está equivocado”, sostuvo en cierta ocasión el magnate que tuvo su día de gloria el miércoles 16 de septiembre de 1992. En ese momento, decidió romper con un dogma de los mercados financieros, que sostiene que se puede especular contra cualquiera menos contra un banco central. Ese día apostó u$s10.000 millones a la devaluación de la libra esterlina y le ganó la pulseada al Banco de Inglaterra, lo que le permitió ganar en una sola jornada u$s1.000 millones.
Pero su éxito como inversor comenzó mucho antes, como corredor de bolsa primero y luego, en 1969, cuando fundó el Quantum Fund, uno de los mayores fondos de capital de riesgo y el que obtuvo el mejor rendimiento entre todos los fondos de inversión del mundo. Para tener una idea del éxito de este fondo, se calcula que un inversor que colocó u$s100.000 en 1969 cuando Soros fundó el Quantum Fund y reinvirtió los dividendos, luego de 25 años obtuvo una ganancia de u$s150 millones.
En 1973 fundó el Soros Fund Management, que rápidamente se convirtió en la plataforma de gran parte de sus inversiones fuera del sector financiero, fondo que hoy administra unos u$s11.000 millones. Durante años, sus fondos de inversión lograron rentabilidades del orden del 30% anual.
Durante años, el Quantum Fund se dedicó a especular contra distintas monedas, analizando los fundamentals de un país y la posibilidad de que su economía se deteriora en poco tiempo. Así logró su golpe maestro contra la libra esterlina en 1992. Pero también compraba bonos y acciones de un país determinado para especular con esos activos.
Sin embargo, no siempre le fue bien en sus inversiones especulativas, y de hecho sufrió fuertes pérdidas durante el desplome de los mercados financieros en 1987, en la crisis rusa de 1998 y en el estallido de la burbuja de las punto com en el 2000, donde había invertido fuertemente en acciones del sector tecnológico. En 1998, decidió apostar a una revalorización del dólar contra el yen, pero luego la divisa estadounidense sufrió la mayor caída de los últimos 25 años y George Soros perdió u$s380 millones, equivalente al 5% de las inversiones del Quantum Fund.
Cambio
Luego del descalabro de Asia y Rusia a fines de los ’90 y de la crisis de las punto com, el magnate consideró que ya era hora de abrirse de los hedge funds que tanto le habían permitido ganar (muchos lo consideran como el padre de la industria). En una de sus últimas apariciones en el Foro Económico Mundial de Davos, Soros sostuvo que “los hedge funds se han vuelto demasiado populares (hoy existen más de 8.000 en el mundo), por lo que cada vez es más difícil consolidar un nuevo fondo de capital de riesgo”. Además, por primera vez en la historia de los hedge funds, a fines del 2005 hubo más dinero que salió de los fondos de fondos (una de las alternativas más utilizadas para invertir en el sector) que el que entró.
Hoy, George Soros no está tan activo en el sector financiero, pero ha logrado ampliar la diversificación de sus inversiones en sectores tan diversos como biocombustibles, inmuebles, informática, bancos, hotelería y agroganadería. Con una fortuna valuada en más de u$s7.000 millones, también se dedica a la filantropía a través de su Open Society Institute haciendo donaciones para desarrollar proyectos sociales en todo el mundo.