En enero, Evo Morales encabezará una ceremonia histórica en La Paz: el líder indígena iniciará su tercer mandato presidencial consecutivo, extendiendo su permanencia en el poder a 14 años. Pese al alto perfil de la cita, en la Cancillería chilena no comparten el entusiasmo boliviano. Aunque no está completamente zanjado, en Santiago se evalúa que la Presidenta Michelle Bachelet no viaje a la ceremonia.
No estar en la asunción del país vecino sería una señal inéditamente dura. Pero justificada, se agrega en RR.EE., como un reflejo del progresivo aumento en la tensión entre ambos países. La creciente molestia chilena no surge tan sólo de la demanda de La Paz en La Haya para obtener una salida al mar con soberanía, sino que -sobre todo- a raíz del agresivo lobby internacional desplegado por la administración boliviana.
En las últimas semanas, esta ofensiva fue en aumento en la misma medida en que se acercaba el hito concretado esta mañana: al mediodía en La Haya -08:00 en Santiago- el agente boliviano Eduardo Rodríguez Veltzé entregó ante la corte internacional la "respuesta escrita" ante la petición de Chile para que el tribunal se declare incompetente y cancele el litigio.
La solemnidad del trámite contrastó con el intenso lobby -y contralobby- desplegado por ambos países en las semanas previas en escenarios tan disímiles como El Vaticano, foros internacionales en Colombia y Austria, cenas en Washington y conversaciones desplegadas por ex mandatarios chilenos como Eduardo Frei, Sebastián Piñera y Ricardo Lagos.
Un cuadro que ha asentado dos convicciones en Santiago: primero, Morales no dará espacios para treguas diplomáticas ni comunicacionales. Ayer, de hecho, en el aniversario de la Armada boliviana, el Vicepresidente Alvaro García Linera dijo que "para que renunciemos al mar nos tienen que matar a todos". Hoy, el canciller Heraldo Muñoz respondió a esos dichos (ver recuadro).
Y en segundo lugar, la oferta chilena de abrir un diálogo y descongelar la agenda -encapsulando el tema marítimo-, realizada hace meses, parece definitivamente no tener destino. Para Morales, creen en Santiago, es más funcional un clima de polarización.
La sorpresa peruana
La temperatura el viernes pasado en Santa Marta, Colombia, era alta dentro y fuera del centro de convenciones en que se realizó la cita del Parlamento Andino.
La encendida intervención del ex Presidente boliviano Carlos Mesa ante parlamentarios de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia -explicando las razones de la demanda paceña- había motivado el envío de una numerosa delegación chilena: al embajador de Chile en Colombia, Ricardo Navarrete, se sumó el jefe de la misión en Ecuador, Gabriel Ascencio, más los parlamentarios Manuel Monsalve y Fidel Espinoza (PS), y Tucapel Jiménez (PPD).
Navarrete y Ascencio habían hecho gestiones previas para que, después de que Mesa hablara, respondiera un diputado chileno y la sesión se diera por terminada. Así, fue Monsalve el encargado de retrucar al ex Mandatario. Pero, inesperadamente, en ese momento tomó la palabra el congresista peruano Rafael Rey, ex ministro de Defensa de Alan García.
Rey señaló que si bien tenía amigos chilenos -entre los que mencionó al ex Presidente Sebastián Piñera, quien días antes había hablado de la demanda con Ollanta Humala y Alan García-, la intervención de Mesa lo había llevado a cambiar de postura y apoyar a Bolivia.
Tras frenéticas gestiones, la delegación chilena logró dar por cerrado el debate. Pero, como cuenta el diputado Jiménez, "quedamos con una sensación de que el discurso del ex Presidente Mesa, pese a sus pocos argumentos, había sido bien recibido". Esto obligó a inmediatas conversaciones de pasillo, a la entrega de mayor información sobre las garantías de libre tránsito que Chile concede a Bolivia y a una ofensiva más: conseguir que el próximo 24 de noviembre, en una cita del Parlamento Andino en Valparaíso, un representante chileno disponga del mismo tiempo que tuvo Mesa para intervenir.
La lista de Fernández
Un día antes, Evo Morales había cenado con el Papa Francisco I en El Vaticano, donde abordó la demanda en La Haya en respuesta a una gestión similar del ex Presidente chileno Eduardo Frei. Y el lunes siguiente, el gobernante intervino en el Encuentro de Países sin Litoral de Naciones Unidas, en Viena. Ahí no sólo insistió en que su país había perdido la costa tras una "invasión injusta", sino que estrenó la tesis de que Bolivia es un país "temporalmente" sin salida al mar.
Entre los asistentes a la cita en Viena estaba el embajador de Chile en Alemania, Mariano Fernández. El ex canciller se había trasladado especialmente para frenar el lobby boliviano, que -además del discurso de Morales- apuntó a otro objetivo: que Bolivia sea elegido como presidente del grupo para organizar en La Paz, el próximo año, la cita correspondiente.
El martes en la mañana, Fernández esperó su turno para intervenir y responder a Morales. El embajador había hecho gestiones para hablar justo después de la delegación boliviana, encabezada por el agente Rodríguez Veltzé. Pero cuando recibió el listado de intervenciones inscritas, se sorprendió: hablaría el agente paceño, 15 países más y sólo entonces sería su turno, lo que abría el riesgo de que surgieran expresiones de apoyo a La Paz, como había ocurrido en Santa Marta.
El ex ministro debió hacer ver su molestia a la secretaría del foro para volver a su puesto original en el listado. Después de la intervención de Rodríguez Veltzé -quien como agente ante La Haya se cuidó de no abordar el litigio en un escenario distinto a la corte-, Fernández pudo responder a Morales enumerando los gastos en que incurre Chile para asegurar el libre tránsito boliviano hacia el mar. "Ojalá fuéramos vecinos", le comentó en tono de broma el embajador paraguayo minutos después, felicitando a Fernández.
En su carpeta, el ex canciller tenía un segundo discurso, con más detalles y un tono más duro. No fue necesario leerlo: nadie más en el plenario abordó el asunto.
Repliegue, ¿para la ofensiva?
La semana pasada, el embajador de Chile en la OEA, Juan Pablo Lira, recibió una invitación de la misión de Bolivia: una tarjeta blanca, el escudo oficial paceño a todo color y una frase invitando a una cena para el miércoles 5 con el ex presidente Carlos Mesa, sin precisar el motivo ni el tema de conversación.
La misma invitación fue recibida por los embajadores de América del Sur y México. Otros, los de Centroamérica y el Caribe, recibieron una similar, pero para un almuerzo. En paralelo, Mesa aprovechó de reunirse con el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.
Tras consultas con Santiago, Lira declinó asistir a la cena con Mesa.
La cautela ha sido la tónica chilena en foros internacionales como la OEA y la ONU, donde sólo se ha actuado para responder ante una ofensiva boliviana. Por el contrario, las iniciativas chilenas de lobby -como la entrega de un documento con los principales argumentos de por qué Bolivia sí tiene acceso al mar- se han realizado por la vía estrictamente bilateral.
La razón, explican en Santiago, busca mostrar con la mayor nitidez posible ante la corte que Chile respeta el estatuto del tribunal, en el sentido de que los temas en litigio no pueden ser llevados ante otros foros internacionales. Como lo hizo Morales en Viena o en la Asamblea General de Naciones Unidas, en septiembre.
Esta decisión, dicen algunas fuentes, surgió en primer término para evitar que Bolivia acusara una contradicción chilena: se reclamaba que La Paz abría debate sobre la demanda en foros distintos a la corte, pero al mismo tiempo Santiago hacía lobby en esas mismas instancias. Veladamente, la Cancillería paceña amenazó con levantar estos cuestionamientos.
Pero, en segundo lugar, estas omisiones calculadas de Chile podrían dar lugar a una nueva ofensiva, esta vez derechamente ante la corte. Si bien "los jueces se informan bastante" de lo que hace cada país en litigio y les molesta que no se respeten los estatutos, dice un diplomático chileno, Santiago también podría asumir un curso de acción más directo: acusar a Bolivia ante el mismo tribunal.
Por ahora, en RR.EE. no se habla de reclamos formales. Pero sí de marcar esta diferencia en los escritos ante La Haya o durante los alegatos orales, que se producirán -se estima- en mayo próximo.
Canciller: "Son declaraciones destempladas"
"Lamentablemente estamos acostumbrados a este tipos de declaraciones destempladas del vicepresidente de Bolivia, llenas de adjetivos", dijo esta mañana el canciller Muñoz, antes de partir a China con la Presidenta Bachelet.
"Estas declaraciones que son altisonantes, hasta dramáticas, no importan, porque lo que importa son los argumentos que se presentan en la Corte y, por lo tanto, las dejamos de lado y nos vamos a centrar en los argumentos políticos y en la diplomacia pública que hemos desarrollado en los últimos tiempos y que ha tenido bastante éxito", sostuvo el ministro, quien agregó que "Chile siempre ha sido respetuoso de las autoridades bolivianas, aún en los peores momentos de tensión".