El mapa y el territorio
El gobierno de Bachelet comienza a sufrir las diferencias entre el mapa que se planteó en un inicio y el territorio que le está tocando recorrer.
por Juan Ignacio Brito - 31/07/2014 - 04:00
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UN ARTICULO que leí hace poco recordaba una de las máximas que repetía Robert Rubin, ex secretario del Tesoro norteamericano: "La realidad es siempre más compleja que los conceptos y los modelos". La memoria del hombre que en los 90 debió enfrentar las crisis del peso mexicano y asiática viene al caso ahora que el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet comienza a sufrir las diferencias entre el mapa que se planteó en un inicio y el territorio que le está tocando recorrer.
El mapa es el programa. Este era extremadamente crítico de lo realizado en los últimos 20 años y tenía un tono refundacional. Como suele ocurrir con este tipo de documentos, enunciaba principios y la voluntad de hacer cambios, pero no la manera concreta de adoptarlos. Hablaba de la educación, por ejemplo, como un "derecho social fundamental", ofrecía "garantías explícitas" de calidad, acceso y financiamiento; prometía el fin del lucro, la selección y el copago, el fortalecimiento del rol de la educación pública, etc. Pero no explicaba cómo hacerlo.
El ambicioso mapa que dibujó la candidatura presidencial de Bachelet fue elevado a la categoría de libro sagrado por la Nueva Mayoría. Al principio del actual gobierno, era mencionado con fervor cuasi religioso cuando surgía alguna voz disidente que llamaba a poner los pies en la tierra y dejar de lado la ingeniería social. Eran los días de la retroexcavadora.
Hoy, en cambio, lo que prima es el territorio. Este presenta rugosidades y relieves que no se advertían en el mapa. Como siempre sucede, la utopía se ha dado de bruces con la realidad. El mapa es una cosa; el territorio, otra muy distinta.
Durante la campaña fue relativamente sencillo poner a todos bajo el paraguas de conceptos amplios en pos de una victoria electoral que resultó arrolladora. Pero ahora hay que gobernar. Apenas se entró a la letra chica, se hicieron visibles las divisiones en la Nueva Mayoría. Además, los proyectos de ley han afectado intereses específicos cuyos defensores se movilizaron para protestar: pasó con las pymes y las grandes empresas en la reforma tributaria y está sucediendo con los padres y los sostenedores de colegios subvencionados en la educacional. Tampoco es claro hoy que los cambios comprometidos en educación sean financiables, ya sea porque la reforma tributaria quizás no rendirá lo anunciado, porque la reforma educacional será más cara que lo que se planea recaudar o porque ocurrirán ambas cosas. A esto debe añadirse que la coordinación política no ha sido de las mejores y que el ministro de Educación -quien reconoce su "falta de diplomacia"- ha cometido errores no forzados que lo tienen pendiendo de un hilo.
Cada vez se oye menos acerca del programa y más acerca de las cuestiones que aún quedan por resolver, sobre las que todavía existe mucha incertidumbre. Significa que estamos entrando al área chica, que es donde se decide qué proyectos y liderazgos funcionan y cuáles es mejor desechar y reemplazar. Quedan atrás el mapa y su retórica grandilocuente; entramos al territorio y sus realidades concretas.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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Santiago- Chile