Entre las organizaciones estadounidenses que han jugado un papel importante en los hechos que este miércoles podrían llevar a Argentina al default, está la American Task Force Argentina (ATFA), una compañía de lobby en favor de la causa de los llamados "fondos buitre".
Según su página web se definen como "una alianza de organizaciones unida para un acuerdo justo y equitativo del incumplimiento de la deuda de 2001 y la posterior reestructuración de la deuda del gobierno argentino".
La alianza tiene cerca de 30 miembros, entre los que figuran asociaciones estadounidenses vinculadas al comercio de la carne y grupos agrícolas, pero su indudable estrella es el fondo de alto riesgo (hedge fund) Elliott Associates, L.P., principal litigante contra Argentina.
Todos estos acreedores le reclaman al Estado argentino el pago de la totalidad de los bonos de deuda que adquirieron, tal como se acordó originalmente la transacción: US$1.330 millones más intereses. Y el juez estadounidense Thomas Griesa los ha avalado.
Según Sheila Krumholz, directora ejecutiva del Center for Responsive Politics, que investiga la actividad de las empresas de lobby o cabildeo en la política estadounidense, el hedge fund Elliot tiene el respaldo financiero necesario para llevar adelante el lobby de la ATFA.
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"Debido a los fondos que maneja y a sus conexiones, Elliot es el corazón de la ATFA. Son también importantes, como aliados tácticos, organizaciones del sector agrícola y ganadero que compiten directamente con Argentina y que sirven para aumentar la presión en todos los frentes", le dice a BBC Mundo.
¿Cómo hacer lobby?
"El cálculo es que ATFA ha gastado unos US$5 millones desde 2007. Este es el dinero visible que sirve para comprar la influencia de estos pesos pesados de la política estadounidense. Contratar sus servicios no es barato"
Sheila Krumholz, investigadora
El dueño de Elliot es el multimillonario Paul Singer, que ha financiado al Partido Republicano y al expresidente George W. Bush desde las elecciones de 2004.
Singer se encuentra entre las 400 personas más ricas del planeta.
Pero la ATFA no pone todas sus fichas en una sola partida.
Sus directores son demócratas de destacada trayectoria durante la presidencia de Bill Clinton.
El director, Robert Raben, es presidente de The Raben Group, una consultora que asesora a gobiernos y corporaciones y trabajó en la fiscalía general del Departamento de Justicia de Clinton.
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Un perfil similar tiene el codirector de la ATFA, Robert J. Shapiro, director de la consultora y lobbista Sonecon LLC, subsecretario de comercio de Clinton, asesor económico del expresidente durante la campaña de 1992 y de los candidatos demócratas Al Gore y John Kerry.
Quienes protestan por los llamados "fondos buitre" también tienen sus campañas.
La "Troika" de la ATFA la completa la exembajadora de Estados Unidos en la ONU durante la gestión Clinton, Nancy Soderberg, directora ejecutiva de Soderberg Solutions.
"Contratar sus servicios no es barato. Estamos hablando de gente con el rango de embajadores ante la ONU, que ha estado vinculada al gobierno desde hace mucho tiempo y que sabe cómo funciona la maquinaria del poder en Estados Unidos", afirma Sheila Krumholz.
Contactos con el Congreso
Un equipo de este calibre tiene aceitados contactos en el Congreso como para que el mensaje de la ATFA sobre Argentina tenga una buena recepción política.
El argumento de ATFA es que la actitud "recalcitrante" de Argentina ha impedido una resolución del conflicto.
"Es desafortunado, pero no sorprende que Argentina no quiera negociar una solución. La promesa de un acuerdo que hace no es seria. El gobierno debe moverse con rapidez para evitar un default que será devastador y del que será la única responsable", señala en una base de datos sobre Argentina en su página web destinada a "desmentir los mitos argentinos sobre este caso".
Según el periodista argentino Carlos Burgueño, autor de un libro sobre el tema ("Los buitres"), la táctica para llevar adelante este argumento se ha desplegado en distintos frentes.
"ATFA distingue entre la nación argentina y este gobierno. El mensaje que ha buscado diseminar tanto en el Congreso como en los medios es que este gobierno tiene un muy mal manejo de la economía y tiene intereses económicos y diplomáticos opuestos a los de Estados Unidos", le dice a BBC Mundo.
La más reciente presentación en el Congreso, este mes, fue hecha conjuntamente por la ATFA y uno de sus miembros del sector ganadero, la US Cattlemen Association, para "informar sobre los últimos intentos de Argentina para socavar la seguridad sanitaria del mercado de la carne estadounidense".
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Robert Raben, director de la ATFA, trabajó en la fiscalía general del Departamento de Justicia de Clinton.
La presencia o no de aftosa en la carne argentina, motivo de una prohibición de importaciones que está siendo dirimida en la Organización Mundial del Comercio, no tiene nada que ver con la misión explícita de la ATFA de conseguir "un acuerdo justo y equitativo del incumplimiento de la deuda de 2001", pero refuerza la táctica destacada por Burgueño en su investigación.
Otro caso similar es la campaña de denuncia que hizo la ATFA del memorando que firmaron Argentina e Irán para la investigación del atentado contra la sede de la organización judía AMIA en Buenos Aires en 1994.
Un aviso de la ATFA publicado el año pasado, que figura aún en la página web del grupo, mostraba a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, con el exmandatario iraní Mahmud Ahmadinejad bajo el título: "¿Pacto con el diablo?"
"Todo esto no está relacionado directamente con el tema de los bonos, pero ayuda a consolidar una imagen negativa de Argentina con una política de desgaste en distintos frentes que busca que Argentina termine negociando", explica Burgueño.
Visita a Argentina
El lobby no se ha limitado a Estados Unidos.
Este julio los copresidentes de la ATFA, Nancy Soderberg y Robert Shapiro, llegaron a Argentina precedidos por una solicitada publicada en cuatro medios de comunicación opositores en la que acusaban al gobierno de no querer negociar.
"La ATFA vio que la Argentina se está preparando para el default y el mensaje que intentaron transmitir era que esto iba a ser un desastre, producido por el gobierno, total responsable de la situación por los errores que ha cometido", señala Burgueño.
En la visita de 24 horas que hicieron a Buenos Aires tuvieron una conferencia de prensa en el hotel en el que se alojaban, mientras afuera había manifestaciones con carteles donde podía leerse "Patria o Buitres" y "Fuera Buitres de Argentina".
La ATFA no mantuvo ninguna reunión con figuras políticas argentinas, pero poco después de la visita publicó en su página web una nota en la que elogiaban a los políticos "negociadores": el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, opositor al gobierno; el también opositor Sergio Massa, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, representante de la derecha del kirchnerismo.
La presidenta argentina ha asegurado que el país no caerá en default.
Scioli, que busca el apoyo de todo el kirchnerismo de cara a las presidenciales del año próximo, se desmarcó tan pronto como pudo.
"Mi posición ha sido muy clara desde un primer momento respecto de esos capitales especulativos que han hecho estragos en otros países, desde el punto de vista social, económico y productivo. Creo que el debate que está dando la presidenta va a ser un punto de inflexión a nivel internacional, de estos métodos que tienen los fondos buitre", remarcó.
Según Burgueño, la avanzada tuvo resultados dispares.
"En Argentina no le salió bien la jugada, pero en Estados Unidos sí. Lograron que Argentina pareciera culpable y los fondos buitre, víctimas", señala Burgueño.
Cómo se reflejará esto en la resolución final del conflicto, está por verse: los analistas no se atreven a anticiparlo.