Las pensiones de jubilación futuras serán en general más bajas que las actuales y los niveles salariales medios lo sufrirán más, según el análisis que hizo hoy la OCDE en un informe en el que destaca la importancia de los planes privados.
"Los derechos futuros serán en general más bajos y no todos los países han incorporado una protección especial para las rentas bajas", señaló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe "Panorama de las pensiones 2013".
La OCDE se fija además en uno de los aspectos más destacados de las reformas aplicadas recientemente para combatir las consecuencias de la crisis económica sobre los sistemas públicos de pensiones: el retraso de la edad de jubilación, con el umbral cada vez más generalizado de los 67 años.
"Sin embargo, aumentar la edad de jubilación únicamente no será suficiente para garantizar que las personas permanezcan realmente en el mercado laboral", advierte la OCDE.
En su informe, el "club de los países desarrollados" alerta de que serán las personas con niveles salariales medios las que tendrán un mayor riesgo de no disponer de una jubilación suficiente en el futuro.
La OCDE recuerda que en la mayor parte de los países hay pensiones mínimas para quienes ganan menos y los que ganan más pueden complementar sus pensiones con otros recursos.
Pero son los niveles salariales medios los que corren más riesgo de no contar en el futuro con recursos suficientes para afrontar la última etapa de su vida, alertó hoy la organización, con sede en París.
La OCDE considera "importante" que se fomente los sistemas privados con vistas a la jubilación, a través de planes personales y ocupacionales de pensiones.
En su informe constata que los sistemas públicos de pensiones sufren un evidente "recorte" y que la tendencia hacia una prolongación de la vida laboral y una dependencia mayor de las pensiones privadas "puede aumentar la desigualdad entre los jubilados".
Y advierte de que aunque la vivienda en propiedad y una situación financiera holgada pueden servir de complemento en algunos casos a las pensiones de jubilación, "por sí mismas no parecen ser fuentes de ingresos de los que se pueda esperar que sustituyan a la renta de jubilación".
Los expertos de la OCDE han examinado cómo se afrontan las consecuencias de la crisis económica en los diferentes sistemas de pensiones y detecta que la principal preocupación de los que están basados en las contribuciones de los trabajadores en activo es garantizar su sostenibilidad financiera.
"Otros países con sistemas públicos más pequeños, como los de los países angloparlantes, están más preocupados por garantizar que haya pensiones de jubilación adecuadas mediante la expansión de la cobertura de los sistemas privados y el incremento de los tipos de contribución.
Aunque la OCDE considera que hay que fortalecer los sistemas privados, reconoce la presión a la que han estado sometidos en los últimos años como consecuencia del "clima de desconfianza en el sector financiero" y por un entorno prolongado de bajos tipos de interés.
Destaca los casos de Dinamarca y Holanda, países en los que, a pesar de la crisis, se ha mantenido una "gestión prudente y efectiva" de los sistemas privados, que han proporcionado rendimientos positivos en términos reales en los últimos cinco años.
Además, la OCDE reconoce que "es difícil justificar que se obligue a los trabajadores a poner dinero en sistemas de pensiones de jubilación en los que solo se beneficia el proveedor".
Por último, el informe se fija en los países donde el desempleo juvenil es elevado y las pensiones de jubilación son a menudo la única renta que entra en el hogar para sostener a una familia completa.
"La solución no puede ser, sin embargo, pagar pensiones para sostener a una familia grande o que las pensiones arreglen todos los problemas, sino aportar políticas sociales y laborales que se enfrenten a las necesidades de todos los grupos de población", según la OCDE.