Según Zótov, fue difícil tomar la decisión, ya que incluso dentro de la UE había tanto países defensores de la medida, sobre todo el Reino Unido y Francia, como naciones que expresaron ciertas dudas al respecto, entre ellos
Alemania y Austria. El diplomático señala que hay que tener en cuenta que el suministro de armas, incluso de las más
avanzadas, a los insurgentes por parte de Europa y EE.UU. no ha cesado en ningún momento, aunque sea de forma indirecta.
Por lo tanto, no se puede decir que la oposición 'carezca' de armas o financiación, así que lo más probable es que la
medida adoptada sea de carácter político y declarativo. Zótov sostiene que los intentos occidentales para establecer el llamado 'equilibrio militar' en la región son una actitud errónea que solo provocará otro escenario destructivo y preparará el terreno para la invasión de Damasco.
El ex embajador opina que la posición de EE.UU. sobre el asunto es algo "extraña". Mientras que por un lado respaldan la iniciativa de armar a los rebeldes, con frecuencia socios de la propia Al Qaeda, por otro lado en
Guantánamo mantienen a personas sospechosas de extremismo presas sin procesos ni cargos.
En cuanto a la postura de Rusia, indica Zótov, para Moscú es aceptable cualquier escenario (incluidas las reformas o la aparición de nuevas figuras en la arena política siria) que no suponga el uso de la violencia. Moscú apoya un consenso nacional y concesiones mutuas de todas las partes del
conflicto. Rusia está a favor de la democratización promovida por Occidente, pero no
a costa de una revolución armada que repetiría el escenario iraquí o libio.
Los acontecimientos del mundo islámico afectan también a Rusia, porque suponen una amenaza real a la seguridad internacional. Según Zótov, "la cuestión debe ser estudiada profundamente y resuelta
sin astucias ni duplicidades". "Estamos dispuestos a seguir este camino, pero no encontramos el apoyo adecuado por parte de otros países", subraya el diplomático.
La situación actual del
conflicto en Siria, según el ex
embajador ruso, tiene distintos aspectos dependiendo de la posición que mantienen los distintos países respecto al país árabe y de los objetivos que persiguen. Por ejemplo, Qatar sacaría provecho si la región quedara devastada, ya que podría invertir fondos en ella, dictar su voluntad y, además, obtener acceso al mar Mediterráneo. Israel, a su vez, también está interesado en una Siria fragmentada con el fin de distanciarla de la
cuestión palestino-israelí.
Zótov destacó que es imposible subestimar la intensidad de la tensión que actualmente vive Oriente Medio, ya que, en vista de la creciente influencia del islam, precisamente es en esta parte del planeta donde se decide el futuro orden mundial.