En el epicentro de la crisis financiera europea
Los tres grandes, BNP, Société Générale y Crédit Agricole, pierden entre el 35% y el 48% del valor de sus acciones por el ataque de los mercados | El Banco de Francia ha exigido a los bancos que amplíen de forma drástica sus fondos propios
Fiscalidad y empresa | 02/10/2011 - 03:30h
París Corresponsal
Cuántos Lehmans en Europa?". Con esta inquietante pregunta arrancaba un análisis confidencial publicado el martes pasado por el director de estrategia crediticia de Roubini Global Economics, David Nowakowski, quien comparaba algunos elementos de la situación actual con la que había en el sector financiero de EE.UU. a mediados de septiembre del 2008, en el momento de la quiebra del banco de inversiones Lehman Brothers. El provocador título refleja la visión catastrofista que la crisis europea de la deuda soberana suscita en Estados Unidos, y de la que el renombrado economista Nouriel Roubini –uno de los pocos que vaticinaron la crisis de las subprime– es el principal profeta. Take the money and run! (¡coge el dinero y corre!), aconsejó recientemente Roubini, parafraseando a Woody Allen, a aquellos de sus clientes con inversiones en la zona euro.
Señalados con el dedo desde el otro lado del Atlántico, los bancos europeos son duramente atacados desde agosto por los mercados financieros por su exposición a la deuda soberana de los llamados PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España). Y, a la cabeza de todos ellos, los bancos franceses, considerados el eslabón débil de la cadena. Los tres grandes establecimientos franceses –BNP Paribas, Société Géné- rale y Crédit Agricole– han sido las principales víctimas de los ataques de los mercados, en una campaña en la que algunas personalidades francesas, como la presidenta de la patronal Medef, Laurence Parisot, han querido ver un complot urdido desde Estados Unidos para enmascarar su propia delicada situación. "Hemos asistido a una suerte de guerra psicológica y a un intento de desestabilización de la zona euro", ha afirmado. Más prudente, el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, ha constatado cuando menos la difusión de "rumores falsos" sobre la solidez de la Société Générale.
Orquestada o no, la ofensiva ha hecho caer brutalmente el valor de las acciones de los tres bancos, cuyos títulos han perdido desde el 1 de enero entre el 35% y el 48% de su valor. La situación ha llegado a tal punto que han empezado a elevarse algunas voces sobre la necesidad de una urgente recapitalización de los bancos franceses, dando por buena de este modo la polémica recomendación de la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, a quien le llovieron en Francia severas críticas por haber osado, a finales de agosto, lanzar semejante admonición. Un mes después el ambiente ha cambiado.
La posibilidad de una recapitalización es evocada cada vez con mayor insistencia. Los economistas Augustin Landier y David Thesmar –miembros del Consejo de Análisis Económico, un organismo consultivo que depende del primer ministro– sostenían, en una tribuna publicada el pasado miércoles en Le Monde, que la recapitalización de los bancos –preferentemente a escala europea, pero en su defecto en el ámbito francés– es la única salida a la crisis de la deuda, y el único medio de encajar una posible quiebra de Grecia y sus bancos. "El Gobierno debe prepararse para nacionalizaciones parciales", agregaban.
El Gobierno, según el Journal du Dimanche, está trabajando ya en un plan de salvamento para inyectar entre 10.000 y 15.000 millones de euros de capital público en los cinco mayores bancos del país, los tres ya citados más BPCE (Banques Populaires Caisses d'Epargne) y Crédit Mutuel. El ministro de Economía, Fran- çois Baroin, y el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, lo han desmentido radicalmente. La única acción prevista, hoy por hoy, en caso de necesidad –aseguran– es volver a aplicar el dispositivo puesto en marcha en el 2008 que prevé conceder garantías a los préstamos interbancarios y, llegado el caso, inyectar capital a los bancos en dificultades a través de la adquisición de títulos subordinados o acciones referenciales.
"Los bancos franceses no necesitan una recapitalización", ha asegurado el gobernador del Banco de Francia, para quien la agitación de los mercados no se sustenta sobre bases racionales. "La deuda griega en poder del conjunto de los bancos franceses asciende a 8.000 millones de euros, mientras que sólo en el primer semestre los bancos han acumulado un beneficio de 11.000 millones y disponen de 210.000 millones de fondos propios", subraya Noyer, que descarta todo escenario de contagio de la situación griega a otros países europeos, como Italia. "Los bancos franceses son muy sólidos, y no esconden ningún activo tóxico", añade.
Pese a ello, el Banco de Francia ha exigido a los bancos que amplíen de forma drástica sus fondos propios, adelantando al 1 de enero del 2013 la adopción de las medidas prudenciales de Basilea III, esto es, seis años antes de lo previsto, con el fin de "reforzar la resistencia del sistema y evitar nuevos periodos de incertidumbre como el actual". Ello comportará cuadruplicar los fondos propios actuales, que ya han aumentado en 50.000 millones desde el estallido de la crisis en el 2008.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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