A las cuatro grandes compañías tabaqueras que anteayer anunciaron un pleito contra las autoridades sanitarias norteamericanas por su decisión de hacer gráficamente más explícitos los avisos de riesgo del tabaco en las cajetillas se les acumula la faena si también quieren frenar a las autoridades sanitarias de Europa. La UE quiere dar una nueva vuelta de tuerca en su lucha contra el tabaquismo. Si hace dos años hacía un llamamiento a los gobiernos europeos a prohibir el consumo de tabaco en espacios cerrados para proteger a la población de la exposición general del humo (algo que ya han hecho quince países), ahora anuncia la revisión de la directiva del 2001 sobre productos del tabaco.
Esta reforma plantea ampliar el tamaño de las advertencias con imágenes y que estas figuren en ambos lados del paquete de cigarrillos. La UE, que cuenta con un catálogo con 42 imágenes sobre los daños que ocasiona el hábito de fumar en el cuerpo humano, cree que esta medida ayudará a concienciar a la población más joven, el sector de población en el que menos se está reduciendo el consumo de tabaco.
En la actualidad, las advertencias gráficas no son obligatorias en Europa, aunque algunos países ya las han incluido en su legislación, sí en cambio, las advertencias sanitarias sin imágenes (directiva del 2001). Desde la UE se está estudiando la posibilidad de obligar a los estados miembros a la inclusión de estas imágenes, que recogen desde el tumor que ocasiona el tabaco en la garganta del fumador hasta el aspecto moribundo del pulmón de un consumidor habitual, al considerar que son mucho más efectivas que el lema de "Fumar puede matar".
Justifican su decisión en las siguientes cifras: se calcula que aproximadamente 650.000 ciudadanos de la UE mueren prematuramente cada año como consecuencia del consumo de tabaco (incluyendo a 19.000 fumadores pasivos). Cerca de trece millones de personas en los veintisiete países de la UE padecen una o varias de las seis categorías principales de enfermedades asociadas al consumo de tabaco, como bronquitis, broncopatías obstructivas crónicas, asma, enfermedades cardiovasculares, cáncer de pulmón, páncreas, esófago y estómago, entre otros.
De la misma opinión es la Organización Mundial de la Salud (OMS). En su tercer informe sobre la Epidemia Mundial del Tabaquismo, emitido el pasado mes de julio, la OMS señala que las advertencias gráficas promueven que las personas dejen de fumar y tratan de reducir el interés en el cigarrillo en los no adictos. "Nos complace constatar que es cada vez mayor el número de personas a quienes se previene adecuadamente acerca de los peligros del consumo de tabaco", dijo el subdirector general de la OMS, Alan Alwan, experto en enfermedades no transmisibles y salud mental. La OMS estima que más de 1.000 millones de personas en todo el mundo son fumadores y el 80% de ellos vive en las regiones más pobres.
De sobra son conocidos los argumentos para dejar de fumar, pero una cuarta parte de la población europea sigue fumando. La UE aboga por mantener la tensión preventiva e informativa. Pero esto no es suficiente: Bruselas cree que un "pilar central" de la lucha antitabaco "debe ser la legislación de la UE sobre productos del tabaco y su publicidad". Además, de las correspondientes legislaciones estatales.
La directiva del 2001 marcó un antes y un después en la lucha contra el tabaco. Fue entonces cuando se decidió, por ejemplo, que todos los productos del tabaco que se venden en la UE llevaran advertencias del tipo "fumar perjudica gravemente su salud y la de los que están a su alrededor" o "fumar provoca cáncer mortal de pulmón". La directiva también prohibió la utilización de términos engañosos como "light", "suave" o "bajo en alquitrán" (aunque luego la industria utilizó el sistema de colores de la cajetilla para identificar esos productos), obligó a los fabricantes a informar a los estados miembros de la composición y se establecieron contenidos máximos de alquitrán, nicotina y monóxido de carbono en los cigarrillos.
Llegó otra directiva, en el 2003, sobre la publicidad del tabaco. La actuación de la UE en relación con la lucha contra el tabaquismo se ha limitado a recomendaciones, que como era de prever han sido seguidas de manera desigual. No es el caso de España, que ha ido incorporando las medidas que marcaba Europa, desde la inclusión de advertencias gráficas como la prohibición del consumo de tabaco en todos los lugares cerrados e, incluso, en espacios abiertos como los parques infantiles.
En Irlanda, Grecia, Hungría y el Reino Unido se prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados, mientras que en Francia, Italia, Chipre, Letonia, Malta, Países Bajos, Polonia, Eslovenia, Finlandia y Suecia existe la misma prohibición, aunque se permite la instalación de salas de fumadores en bares y restaurantes. Ha ido calando la idea de que fumar se está convirtiendo en un hábito cada vez menos aceptado socialmente.
De ahí que ahora la UE anuncie el deseo de endurecer la directiva del 2001 aumentando la información al consumidor a través de las imágenes impactantes en las cajetillas y regulando los productos sin humo que contienen tabaco y nicotina, informa la Comisión Europa. Además, anuncia que regulará los ingredientes incluidos en el tabaco, en particular aquellos destinados a provocar atracción y adicción, sobre todo entre los jóvenes, como los que tienen sabor a vainilla y a frutas, y endurecerá las normas relativas a la venta.
Bruselas cree que ya hay pruebas suficientes que muestran que las políticas antitabaco tienen consecuencias positivas en la salud, sobre todo, la relativa a prohibir fumar en los espacios sin humo. Aún advirtiendo que habrá que esperar 20 o 30 años para obtener una visión completa de la eficacia de estas medidas, sostienen que los primeros datos son lo suficientemente alentadores para continuar este camino. Los estudios realizados hasta ahora muestran que la calidad del aire en los espacios cerrados ha mejorado notablemente.