En medio de crecientes movilizaciones
Piñera cambia hacia un estilo "políticamente incorrecto"
Decidido a poner el eje en las oportunidades para el desarrollo, no accedió a demandas de quienes protestan.
Por Blanca arthur
En medio de un ambiente completamente crispado, con protestas ciudadanas que superaron todos los cálculos, a lo que se sumaba la actitud hostil que ha asumido la oposición, el presidente Sebastián Piñera, optó este 21 de mayo por un discurso que podría considerarse "políticamente incorrecto".
Pese a que en la víspera sólo en Santiago cerca de 40 mil personas salieron a expresar su descontento, más la certeza de que manifestaciones similares se realizarían en las afueras del Congreso durante su mensaje, la decisión presidencial fue no claudicar, mostrando especial fuerza, precisamente, para abordar el tema que aparece como la base del reclamo ciudadano: el rechazo a HidroAysén.
Marcando una diferencia con lo que ha sido su estilo, en que muchas de sus acciones aparecen condicionadas por el impacto que éstas pueden tener en su popularidad, en esta ocasión Piñera hizo caso omiso de que las encuestas indiquen que un 75% se opone al megaproyecto hidroleléctrico que se construirá en la Patagonia, asumiendo –aunque sin nombrarlo- una férrea defensa de éste.
En contraste con su controvertida intervención para suspender la central Barrancones, el presidente hizo sólo algunas concesiones, como anunciar que reforzaría la tarea de la comisión de expertos, la que debería analizar la creación de una carretera eléctrica pública, más otros temas que reclaman aquellos que lideran las protestas.
Pero en lo sustantivo, aun cuando aludió a que se seguiría avanzando en energías limpias y renovables, Piñera destacó que decir que ésta era la solución al problema energético era un engaño a los chilenos. E incluso, en una de sus definiciones más categóricas, apuntó a que si bien tenía claro su compromiso con el medioambiente, de la misma manera lo tenía con el desarrollo y la erradicación de la pobreza.
Énfasis en desarrrollo
La forma en que encaró el polémico tema energético, sobre todo considerando el clima de oposición en que lo hacía, aparece como lo más sintomático del sello que el presidente quiere imprimirle a su gestión a partir de ahora.
En concordancia con lo que se había anunciado, atendiendo las sugerencias no sólo de sus principales asesores, sino de los dirigentes de su coalición, optó por referirse básicamente al cumplimiento de las metas planteadas hace un año, sin caer en la tentación de hacer grandes promesas o anuncios que arriesgan generar expectativas que después le juegan en contra.
Pero lo más importante, en esa línea, fue el énfasis que puso en que el verdadero desafío de su gobierno era lograr el desarrollo del país, tal como lo planteó al iniciar sus palabras.
Una muestra de ello fue que ni siquiera destacó con especial fuerza la llamada agenda social, lo que se esperaba luego del interés demostrado en sacarla adelante para exhibir logros en propuestas que pueden considerarse populares. De hecho, ni el polémico aumento del post natal, ni la disminución del 7% de cotización de salud para los pensionados, ni el ingreso ético familiar que marcaron la pauta del gobierno durante los últimos meses, fueron el centro de su discurso.
Por el contrario, aun cuando aludió a la protección social, Piñera retomó la idea, reiterada en la campaña, de que la aspiración de su gobierno es que los chilenos no queden atrapados, sino que tengan las herramientas para salir de ella.
Con esto, confirmó que su sello no estará dado por las políticas asistencialistas –como se le estaba criticando- sino en la creación de una sociedad de oportunidades, donde el emprendimiento sea una de las bases para que el país continúe en la senda del crecimiento.
Con cifras que le permitían mostrar que el país ha crecido a un promedio de 7% -más que en los últimos 15 años- aparte de haber creado más de 400 mil empleos, el presidente demostró que ésas serán sus prioridades, aunque ello implique adoptar medidas que no necesariamente sean populares.
Es que, aparte de la postura que asumió en el tema energético, tampoco hizo concesiones a otras demandas que se están expresando en las protestas ciudadanas, como aquellas de los estudiantes universitarios -respaldados en muchos casos incluso por los rectores- que reclaman cambios en el sistema de educación superior. Es cierto que hubo un gesto con el anuncio de la creación de una subsecretaría ad-hoc, pero no una respuesta a los principales reclamos, como el cambio al crédito con aval del Estado.
El desafío de la unidad
Consciente de que con un discurso marcado por definiciones que no necesariamente representan el sentir de quienes se están organizando en protestas sociales, ni tampoco de los políticos de la oposición, el presidente culminó su discurso con un fuerte llamado a la unidad para alcanzar acuerdos, aludiendo al riesgo de que el clima de división pueda impedir alcanzar el desarrollo que espera.
Es el desafío que le espera, donde sabe que para que sus propósitos fructifiquen, el propio gobierno debe crear un ambiente más propicio al diálogo, con una conducción que se haga cargo de que las tareas que vienen no permiten improvisación.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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