La ineficiencia de los sistemas de distribución de las cosechas provoca la pérdida de parte de las mismas.
La agricultura es la base de las reformas impulsadas por el presidente de Cuba, Raúl Castro, tema central del VI Congreso del Partido Comunista que empezó este sábado.
Y es que si ésta transformación fracasa, fracasará todo el proyecto, advirtió hace poco el economista Pavel Vidal, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana.
La esencia de la transformación agraria es desarticular las gigantescas granjas estatales -estilo los koljoz, o granjas soviéticas- y repartir las tierras entre familias campesinas, las que hasta ahora han demostrado ser el sector más productivo del campo cubano.
Las tierras son entregadas en forma de "usufructo gratuito", es decir que el campesino no paga nada por ellas. Sin embargo, cada década debe renovar el contrato y sus hijos sólo podrán heredarlas si establecen un nuevo acuerdo.
La tarea ha resultado más compleja de lo que parecía, los intereses de algunos sectores de poder se cruzan con la inoperatividad de los dirigentes y con la escasez de recursos tan básicos como herramientas, semillas o fertilizantes.
Crisis agropecuaria
Los campesinos cubanos no tienen tiendas donde comprar los insumos que necesitan para trabajar.
La agricultura cubana produce apenas un 20% de las necesidades alimentarias de la población, lo cual obliga al gobierno a gastar más de US$1.600 millones en la importación de alimentos, una gran parte comprados en Estados Unidos al contado.
La isla nunca, en toda su historia, fue capaz de autoabastecerse de alimentos, de hecho desde antes de 1959 los importaba de EE.UU. Sin embargo, la copia del modelo agrario soviético redujo su capacidad productiva a niveles mínimos.
Las estadísticas no dejan duda de que hay una relación entre productividad y propiedad. Los pequeños campesinos privados y cooperativistas con apenas el 20% de las tierras producen más que todas las granjas estatales juntas.
Raúl Castro pretende solucionar este conflicto con una fórmula intermedia propuesta por Tony Guiteras, ministro de un gobierno nacionalista en los años 30, mantener la "propiedad" de la tierra en manos del Estado, dando la "tenencia" al campesino.
Resistencia silenciosa
Un mercado laboral en cambio
La reforma agraria va acompañada de importantes cambios en el mercadp de trabajo.
Ampliar imagen Sin embargo, las cosas no han sido fáciles, el gobierno tropezó con grandes obstáculos, empezando por la obstinación de algunos "administradores" de granjas estatales, que oponen una silenciosa resistencia a la entrega de tierras.
La mitad de los campos cubanos estaban cubiertos de marabú, un arbusto espinoso difícil de erradicar. La primera directriz era entregar las parcelas ociosas pero la respuesta fue limpiarlas y pasarles el arado para "disfrazarlas" de productivas.
El gobierno respondió incluyendo además las tierras de baja productividad. Pero el enfrentamiento continúa al punto de que se pueden leer en la prensa oficial las denuncias de los campesinos sobre maniobras burocráticas para no entregarles las fincas.
Aún así ya se han repartido más de la mitad de las parcelas previstas, la mayoría de las cuales están limpias y trabajando. Sin embargo, existen otros factores que también golpean la reforma y hacen decrecer la producción agrícola.
"Las normativas"
Los campesinos reciben una parcela cubierta de marabú pero no les venden herramientas, semillas, fertilizantes ni insecticidas. No hay tiendas donde comprar cosas tan elementales como el alambre para cercar o sistemas de riego.
¿Y los que no siembran?
Las nuevas oportunidades laborales creadas por la reforma ofrecen alternativas a la agricultura.
Ampliar imagen Además, el Ministerio de Agricultura y el sistema de distribución, Acopio, establecen reglas que dificultan aún más el desarrollo del trabajo y el traslado de las cosechas, algunas de las cuales se pierden por la ineficiencia de estos organismos.
Hace más de 2 años, BBC Mundo solicitó una entrevista con el Ministerio de la Agricultura, finalmente la concedieron con la viceministra Moraima Céspedes, pero un mes atrás la suspendieron por una enfermedad de la cual, al parecer, aún no se recupera.
De todas formas el discurso de los dirigentes del sector agropecuario es bastante conocido, culpan por sus fracasos productivos al embargo de EE.UU., los ciclones, el exceso de lluvias o las sequias, mientras que los guajiros (campesinos) centran sus críticas en la burocracia y sus "normativas".
El reto del congreso
Los sistemas de riego son una de las grandes carencias de la agricultura cubana dada le escasez de agua que existe en la isla.
En manos del Congreso está liberar a la agricultura de la camisa de fuerza del Ministerio de Agricultura y de Acopio, los cuales provocan el caos pretendiendo "reglamentar" hasta los más mínimos detalles del trabajo de los campesinos.
También tiene la posibilidad de promover una política comercial más decidida hacia el sector. Muchos guajiros ni siquiera necesitan créditos, tiene suficiente dinero como para comprar a precios de mercado lo que necesitan si el Estado se decide a vendérselos.
En definitiva el principal obstáculo parece ser el propio modelo. Si los comunistas cubanos no cambian las relaciones de producción agrarias, desburocratizándolas, difícilmente lograrán que las fuerzas productivas se desarrollen.