Katrin Bennhold
The New York Times
Michelle Bachelet nunca ha evitado desafiar el statu quo: en 2002 fue la primera mujer en dirigir el Ministerio de Defensa de Chile y cuatro años más tarde se convirtió en la primera Presidenta del país. Y ahora, como directora de ONU Mujer, la agencia de Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento femenino, Bachelet lo está haciendo de nuevo. Esta vez, cambiando algunas nociones tradicionales del feminismo.
"Necesitamos a los hombres. Necesitamos conseguir a grandes e importantes defensores hombres", dijo Bachelet en una reciente entrevista en París.
Contrató a un hombre como uno de sus dos subjefes -"eso no fue casualidad, yo quería igualdad de género"- y está cortejando a altos ejecutivos para que adhieran a los siete principios para el empoderamiento de la mujer. Y un nuevo programa sobre información de género dirigido a negociadores de paz se enfoca tanto en instruir a varones sobre violaciones sexuales en las zonas de conflicto como en entrenar a mediadoras.
ONU Mujer es la primera agencia internacional de alto perfil que está dedicada al género, haciendo realidad una antigua ambición de las activistas feministas alrededor del mundo. Con un presupuesto anual de US$ 500 millones y unos 405 empleados de planta de tiempo completo, el organismo se ve pequeño al lado de sus similares. Unicef, la agencia para la infancia, o el Programa de Desarrollo (PNUD), cuentan con 6 mil empleados y un presupuesto de US$ 1,25 mil millones cada uno.
Así es que la mujer que encabeza la nueva agencia importa mucho más.
Aunque pocos disputan su calidad de estrella y sus logros en el avance de los derechos de las mujeres en Chile, la convicción de Bachelet de que los hombres son indispensables para la próxima etapa de la liberación femenina no es algo que sea universalmente compartido.
Tampoco todos están felices con su nombramiento. Organizaciones de mujeres africanas reclamaron que debió haber sido elegida una representante de un país más pobre. Otros dicen que no se enfoca lo suficiente en temas como la mutilación genital, el VIH y el sida o en la mortalidad materna, los Objetivos de Desarrollo del Milenio más desatendidos.
Nuevo foco
Es verdad, en la entrevista su lista de prioridades no contenía ninguna mención explícita de los Objetivos del Milenio.
En su lugar, Bachelet habló de lograr que más mujeres se integren a la política, a los negocios, a las FF.AA. y en roles de mantención de la paz, si fuera necesario a través de discriminación positiva. ¿Su mensaje? Enfocarse en el empoderamiento, no en la victimización femenina.
"Por supuesto, en ONU Mujer estamos preocupados de las mujeres que viven en condiciones precarias", dijo, enfatizando que la violencia contra las mujeres es una de sus principales preocupaciones. "Pero las mujeres nunca lograrán igualdad de derechos si es que no están empoderadas".
"Lo que sabemos es que ese empoderamiento no pasa simplemente por accidente, o de una generación a otra", continuó. "Necesitamos alguna forma de discriminación positiva".
En el mundo desarrollado, dijo, el debate de moda sobre las cuotas en las mesas de directorio es importante, pero "necesitamos ir más allá".
En el África subsahariana, planteó cambiar leyes de herencia que hacen que las mujeres sean propietarias sólo del 2% de los derechos de tierra, aunque ellas cultivan el 85%. Hizo notar que de los más de 300 acuerdos de paz firmados desde que la Guerra Fría terminó, sólo 18 mencionan a las mujeres y sólo 8 mencionan la violencia sexual.
Está haciendo lobby ante los gobiernos de todo el mundo para que presten más atención a las mujeres y den más dinero a la agencia. "Haber sido Jefa de Estado te da la posibilidad de llegar a más lugares donde otros no pueden", dijo. Esta semana está en Latinoamérica. La semana pasada se reunió con ministros franceses y con altos funcionarios de la Unión Europea. Antes, pidió al liderazgo interino de El Cairo dar a las mujeres una verdadera voz en el Egipto post revolución y se reunió con líderes africanos en Etiopía.
Meta incumplida
Se mostró indignada cuando hizo notar que sólo 28 países han cumplido la meta que estableció en 1995 la conferencia de mujeres de la ONU en Beijing, para que los parlamentos nacionales tengan al menos 30% de representantes femeninas. De los 28, señaló, sólo cinco lo han logrado sin una ley de cuotas.
Un suspiro. Luego la sonrisa decidida vuelve a su cara. "Necesitamos un cambio de mentalidad, un cambio cultural", dijo.
En su país, ella cambió la mentalidad para siempre: Tras haber sido apodada "Gordi" en sus primeros meses como Presidenta, terminó su mandato con una aprobación récord de 84%.
Está convencida de que sin su paso por el Ministerio de Defensa, nunca habría sido Presidenta. "Sólo ser ministra de Salud no habría servido; la salud es un servicio, es muy femenino".
Cambiar un país como Jefa de Estado es una cosa. Pero si Bachelet logra llegar a muchos países, o de hecho al mundo, para tratar de cambiar actitudes hacia las mujeres desde el púlpito de una nueva agencia de Naciones Unidas, está por verse.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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