"Estamos energizados en la tesis de que nuestros trabajadores están bien"
Desde Copiapó, los dueños del mineral relatan cómo vivieron el accidente de hace una semana en la mina San José.
por María Octavia Rivas y Gabriel Vergara lateercera.com
Marcelo Kemeny (M.K.) y Alejandro Bohn (A.B.) lucen demacrados y serios. "No he dormido en siete días", dice el primero. Ambos son los dueños (40% y 60%, respectivamente) de la minera San Esteban, la firma responsable del yacimiento San José, donde 33 obreros cumplen ocho días atrapados. En esta entrevista explican su versión del accidente y expresan su esperanza de que los trabajadores estén vivos.
¿En qué circunstancias ocurre el accidente y cómo viven ustedes las primeras horas?
A.B.: Ocurre el jueves a las 14.15. El primero de nosotros dos en tomar contacto con este evento fui yo, que venía a la mina a una reunión. Llegué como a las 15.30
¿Quién le informa?
A.B.: Pedro Simunovic, el gerente de la mina. Estaba con su camioneta cerca de la bocamina. Me pareció muy extraño, porque no es habitual . Me doy cuenta que desde la bocamina está saliendo bastante polvo. Esa es la imagen que veo. Me bajo de la camioneta y le pregunto qué es lo que pasó. Y el me dice que hubo un movimiento importante y que ha habido varios escurrimientos, que se ha levantado mucho polvo, que ya van en el segundo intento de ver si pueden avanzar algo por la rampa. Fue más o menos en el cuarto intento que llegaron a la zona donde se encontraron que la rampa estaba bloqueada.
¿A qué hora ocurre eso?
A.B.: Más o menos a las 17.30.
¿Por qué si este accidente ocurre a las 14.15, el aviso a las autoridades llega con tanto retraso?
A.B.: El cerro no se ha aquietado y lo último que yo haría es, ocurrido un evento, someter a más riesgo a más personal. Hay que tomarse un tiempo. Pero ya sabiendo que es un problema que se viene difícil, de inmediato detonamos el aviso a Bomberos, a Sernageomin y a todas las autoridades. Con Marcelo salimos de la mina, buscamos un punto en el camino donde hay algo de señal de celular para llamar a las brigadas de rescate de dos mineras.
¿Eso a qué hora ocurre y a quién le avisan primero?
A.B.: Como a las 17.30 se empieza a dar el aviso y tengo recuerdo de que a las 18.00 ya estábamos avisándole a las brigadas. Una hora y media después ya había un gran contingente en la mina. La primera llamada debe haber sido a Sernageomin y luego a Bomberos.
¿Tienen claro en ese minuto quiénes están adentro o tienen que hacer un recuento?
A.B.: Hay que hacer un recuento. En estas situaciones siempre se observan inconsistencias que nos demoramos en aclarar.
A qué hora empiezan a los avisos a los familiares.
A.B.:Hasta que se perfeccionó la lista, tomó todo un día. Ahí hay un factor de autocrítica. En toda la emergencia, yo creo que dejamos muy para el final avisarle a los familiares. Empezamos a tomar contacto con ellos un poco más tarde. Algunos se dieron cuenta por las noticias. Esa es una autocrítica que nos podemos hacer. Fue producto de la emergencia y de tratar de coordinar todos los recursos.
¿Qué pasa entre el viernes y el sábado, cuando se bloquea la chimenea?
M.K.: Una vez que se avisa a las instituciones, ellos llegan entre las 20.00 y las 0.00. Ya estaban todas las brigadas de rescate. En la madrugada del viernes se determinó que la rampa estaba obstruida y que había que preparar una brigada para bajar por la chimenea. Fue en ese momento en que Alejandro y yo nos dirijimos por primera vez a los familiares que ya habían llegado a las faenas y se conversó con ellos. Puede haber sido a las 4 ó 5 de la mañana. Nos acercamos a la garita de acceso, los hicimos pasar y les comunicamos este lamentable suceso y que veíamos con dificultad el acceso por la rampa y que estábamos haciendo todos los esfuerzos.
¿Cuántas personas eran?
M.K.: Pueden haber sido unas cuarenta o cincuenta personas. En un principio, fue bastante tenso. Nosotros teníamos una visión medianamente clara de la situación y nos encontrábamos consternados. Los familiares lo tomaron de una manera medianamente calmada, con algunos que estaban, obviamente y muy entendible, ofuscados, enojados y preocupados. Había una situación mixta. Recién estaba empezando la operación.
¿Han vuelto a conversar con los familiares en los días que han pasado?
A.B.: Desde un comienzo acordamos que las comunicaciones las iba a llevar el gobierno. Ellos estaban más preparados y tenían mejor organización, y también se empezó a juntar poco a poco cada vez más gente. Un ambiente complejo y más sofisticado que hay que manejar. Somos una compañía pequeña y mediana. No estamos preparados profesionalmente como para manejar este tipo de situaciones.
¿Es correcto hablar de un colapso general de la mina?
A.B.: Los geomecánicos expertos que ha traído el gobierno explican que lo que ha sucedido es que habría colapsado una de las losas de seguridad que tiene la mina en la mitad. Habría cedido una losa de seguridad, y al ceder escurrió material que estaba contenido por ésta y eso detonó una caída mayor, que hizo colapsar las paredes y se acercó a las rampas. Se estima que son cuatro o cinco los niveles que se vieron colapsados. Eso es todo lo que sabemos hasta el momento, y vamos a saber más cuando la segunda operación de rescate pueda tener éxito y logre penetrar por la chimenea.
¿Cuándo parte?
A.B.: La gente de Codelco, que tiene mucha experiencia, se ha trasladado a nuestra mina y está comandando todo el saneamiento de los sectores de la rampa. Por el momento, no han podido despejar la chimenea.
Respecto de los sondajes, ¿cómo van los plazos? ¿En 3 días se puede tener conocimiento del estado de las personas atrapadas?
A.B.: Según la información que nos proporcionó Codelco en la mañana, uno de los sondajes va más avanzado. Llevaba, en la mañana, del orden de 400 metros. Va dirigido a un taller de mantención mecánica que hay en la mina, relativamente cercano al refugio. Ese sondaje, a este ritmo y sin encontrar ninguna anomalía de aquí en adelante, probablemente, el domingo en la madrugada podría tener alguna información, pero no quiero apresurarnos ni precipitarnos en dar ninguna información al respecto, porque le quedan todavía 250 metros, 300 metros por delante para perforar.
¿En las perforaciones se han encontrado losas que no han colapsado?
A.B.: Sólo hay un caso en el que se encontró aire.
¿Esa es una buena noticia?
A.B.: No necesariamente, porque puede haber espacios abiertos antiguos y esto fue muy arriba, fue bastante superficial. Lo que estamos tratando de hacer es que los sondajes, que van con buen funcionamiento, vayan a un ritmo donde la velocidad no perjudique la exactitud. Esto lo ha repetido el ministro y nos parece muy correcto. Aquí la velocidad es enemiga de la exactitud y hay que tomarlo con calma.
¿Tienen certeza de dónde estaban los mineros al ocurrir el derrumbe?
A.B.: Estaban en las zonas de trabajo. Están desde el nivel 105 hacia abajo. Los derrumbes ocurren bastante más arriba y nosotros tenemos una segunda losa de protección en el nivel 180. Presumimos, pero en base a toda la experiencia y los expertos que ha traido el gobierno, que no tendríamos problemas de ese nivel hacia abajo. Pero eso no se puede asegurar. Es nuestra tesis, la tesis en la que están trabajando todos los expertos.
El ministro Golborne hizo declaraciones bastante pesimistas, que fueron corregidas por el Presidente Piñera. ¿Qué opinión les merece?
A.B.: Creo que el ministro está tratando de ser optimista y realista al mismo tiempo. Estamos de acuerdo con él en que estamos todos muy energizados positivamente, en ponernos en la tesis de que nuestros trabajadores están bien, que están viviendo momentos difíciles, pero nos están esperando. Y, al mismo tiempo, tenemos que ser realistas para que las expectativas en un momento dado tampoco se transformen en algo difícil de administrar.
A una semana del derrumbe ¿cuáles debieran ser las expetativas más razonables?
M.K.: Nosotros sabemos que en los sectores donde están cuentan con chimeneas o ventilación natural. El oxígeno no debería ser un tema en este momento para ellos, porque hay ventilación natural que les está llegando hasta el fondo de la mina, donde deberían estar ubicados los trabajadores.
¿Y el agua?
M.K.: Se mantiene siempre agua en el interior de la mina, para los diversos temas de perforación que se están realizando y tenemos varios estanques.
¿Y comida?
M.K.: No hay. Comida es lo que tenían en el refugio, que estaba calculada para 48 horas. Pero nosotros esperaríamos. Los mineros en Chile son gente muy inteligente, acostumbrada a trabajar dentro de las minas. Confiamos que ellos, ante este percance y también con el liderazgo del jefe de turno y su capataz, que la gente que tenemos allá ha estado manejando inteligentemente sus raciones y ha estado tratando de sostenerse.
¿No asumen, como propietarios, ningún tipo de responsabilidad en este accidente?
A.B.: El tema de las responsabilidades es un tema que viene más adelante, que se deriva directamente del resultado de la investigación. El fiscal ha comenzado ya el proceso de recabar información y somos nosotros los primeros interesados en entregarle toda la información que ha solicitado.
¿El yacimiento era un lugar seguro?
A.B.: El yacimiento fue abierto con toda la documentación necesaria.
En el texto en el que se autoriza se les solicitaba realizar una serie de trabajos para mejorar la seguridad.
A.B.: La mina no se abrió en base a ninguna recomendación geomecánica o sujeta a nada geomecánico en particular. Se hace mención a que hay que tener una segunda salida de emergencia y se establece que tiene que ser la chimenea de ventilación, y se solicita escalerarla. Si podemos hacer una autocrítica es que nosotros no alcanzamos a escalerarla totalmente.
¿Los accidentes ocurridos en 2006 y 2007 tienen relación con este?
A.B.: La naturaleza de lo que ha sucedido ahora es completamente distinta.
¿Existen seguros para los trabajadores?
M.K.: No. En este minuto no teníamos seguros, no teníamos resguardos en ese sentido. Años atrás, cuando estuvimos detenidos, lamentablemente no tuvimos la caja para afrontar algunos pagos de algunas compañías de seguros.
¿El yacimiento tiene posibilidades de volver a operar?
M.K.: Con la información que tenemos a la vista y con lo que ha sucedido, no tenemos intención de reabrir esta mina en el corto ni mediano plazo.
¿Un par de años?
M.K.: No hay plazos. En este minuto nuestro ánimo no está en reabrir esta mina.
¿No temen cargar con la responsabilidad de lo que ocurrió, de que sus nombres se vayan a ver afectados?
A.B.: Más que cargar con eso, lo que más nos ha dolido es que nuestra empresa tiene 30 años haciendo minería en Atacama y se nos ha prejuzgado de forma violenta y, en algunos casos, con algunas declaraciones que encontramos que no corresponden. El esfuerzo que hacemos los mineros, medianos y pequeños, en ayudar a construir nuestro país, no puede ser tan fácilmente pisoteado y maltratado e ignorado. En lo personal, cada uno tiene que cargar con lo que corresponda. Estamos muy dolidos con el trato que hemos recibido, pero al mismo tiempo tenemos que mantenernos firmes y positivos.
Saludos,
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