La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) o Responsabilidad Social Empresarial (RSE), puede definirse como la contribución activa y voluntaria a la mejora social, económica o ambiental por parte de las empresas, generalmente con el objetivo de mejorar su situación competitiva y su valor añadido.
Las empresas contribuyen con el entorno en el que desarrollan su actividad creando empleo, favoreciendo el desarrollo de la economía, prestando servicios
es decir, participan activamente en el desarrollo de dichas comunidades. Además, los grupos de consumidores, asociaciones de usuarios, organizaciones dedicadas a esta labor o incluso el Gobierno, ejercen presiones en las empresas en determinados sentidos de manera que estas se ven obligadas a adoptar ciertas actitudes.
Tanto por un caso, como por otro, las organizaciones comienzan a desarrollar actividades ajenas a su tarea principal de producción o prestación de servicios para tomar conciencia y desarrollar su actuación en sectores sociales, económicos o ambientales, con medidas que favorezcan a la sociedad. Esto en un principio tenia como fin devolver a la sociedad parte de lo que la empresa toma de ella pero con su desarrollo a ido adquiriendo un carácter más comercial, como forma de atribuirse valor añadido, incrementar la percepción positiva que de ella tienen los consumidores, etc. En una economía internacionalizada y globalizada, la estandarización de los productos y servicios, como consecuencia de la implantación de sistemas de producción a gran escala, es absoluta. Es difícil diferenciarlos cualitativamente, aunque sean fabricados en países muy diferentes. Esto obliga a los clientes a buscar elementos diferenciadores, valores adicionales a los ofrecidos por todos ellos, por lo que el éxito de las compañías va a fundamentarse en los valores distintivos añadidos a sus productos y servicios y,por supuesto, en la comunicación de los mismos
Además, este campo de actuación se presenta como componente de la gestión de calidad de las empresas, de modo que se constituye como un elemento más de satisfacción de los clientes de la organización. La manifestación por parte de la organización de su preocupación por participar activamente en unas labores comprometidas con la sociedad, serán elementos a integrar en las expectativas del cliente, que ya no se conforma con la prestación de un servicio de calidad, sino que exige a la organización que la calidad de la empresa de manera global como personalidad de la misma, sea cualidad indispensable.
Esta actividad positiva permitirá fidelizar a los actuales clientes y será un aliciente más para conseguir nuevos clientes e inversores. Además permitirá mejorar las relaciones empresariales con todos los Grupos de Interés, con lo que se consolidará el posicionamiento de la empresa en su sector de actividad.
Casi todas las grandes empresas cuentan en la actualidad con departamentos o filiales encargadas de la ejecución de esta labor en concreto.
Repsol, por ejemplo, expresa en su página web (www.repsol.com) su compromiso por desempeñar su actividad de una manera "ética y transparente", basada en las "buenas prácticas de mercado" y en un absoluto respeto a los derechos humanos. Además, se comprometen a ir desarrollando su tecnología para alcanzar un "futuro energético diferente: diversificación, consumo responsable y con menos emisiones de CO2″, además de defender la efectividad de sus esfuerzos dedicados a mitigar los efectos negativos de su actividad en el entorno.
No se trata, ni mucho menos, del único caso, el Grupo Santander (www.santander.com), presenta una memoria pública acerca de los criterios y actividades que el grupo desarrolla en lo que a responsabilidad social corporativa se refiere.
La Responsabilidad Social Corporativa se presenta, por todo esto, como una filosofía a integrar en el marketing de las empresas, una forma de actuación que, bien gestionada y comunicada, supondrá una mejora de la imagen de la organización.