Tiene rabia Francisco Vidal. Dice que dio las batallas en el lugar en que debía: el mismísimo gabinete. Pero perdió, al igual que la coalición y su candidato, el 11 de diciembre, cuando el castigo ciudadano le significó a la Concertación apenas el 29% de los votos. Más bajo, nunca.
-¿Cómo se vive el "desalojo" del gobierno?
-Políticamente hablando, con pena y frustración. Porque la derrota -que se respeta porque es impecable y democrática- a mí no me da lo mismo. Y sumo a eso algo de rebeldía y de rabia contra una forma de mirar la política que es no entender lo obvio.
-¿Qué es "lo obvio"?
-Lo que hay detrás de la siguiente escena: el mismo día que en la Enade 1.500 empresarios aplaudían de pie a Andrés Velasco, 1.500 profesores lo pifiaban. Lo obvio es que nuestra fuerza electoral, por su constitución histórica (la matriz socialdemócrata y la socialcristiana) está anclada en las capas populares y medias de esta sociedad, y esa gente no votó como antes. ¿Por qué? Porque se creyó que podíamos sacrificar parte de nuestro nicho y crecer hacia el otro lado, el ABC1. Y eso no ha pasado nunca.
-Simboliza eso en Velasco, pero él encarnó la continuación de una política económica que se adoptó en el gobierno de Patricio Aylwin...
-El resultado de esa política económica en lo macro es positivo: el país creció 2,5 veces y la pobreza -por lo menos antes del terremoto y de la crisis- bajó de 38 a 13%. Mi punto es mucho más de fondo. La frustración va por no haber tenido la claridad de entender que la disputa Lagos-Lavín ya nos había dado un aviso; por no entender que debíamos profundizar el lazo con nuestro nicho natural y no confundirse un solo minuto con el no natural. El 91,4% de los 222 mil votos de diferencia entre Frei y Piñera lo explican 14 comunas, todas del ABC1. Ellos no votaron por nosotros, contrario a lo que Velasco pudo haber creído.
-¿Qué camino hubiera seguido usted?
-La reforma laboral era indispensable. Lo que la gente demanda es una intervención concreta del Estado. Las personas se sienten desvalidas ante el mercado por la enorme concentración del poder. Todas las encuestas que yo vi, en los gobiernos de Lagos y Bachelet, mostraban que la gente quería más Estado,pero traducido a cosas concretas.
-¿Entonces por qué votan por Piñera si él no ofrece más Estado? ¿O simplemente no les creyeron más?
-No creyeron más. Hay una parte que no confió más en nosotros...¡Pero si hemos tenido por 20 años a más del 40% de los empleados públicos a contrata y honorarios!!
-Con dos socialistas en La Moneda, y Bachelet con la bandera de la protección social...
-Siendo la protección social importante, no fue suficiente: había que entrar en lo duro, que es tratar de equilibrar el poder en Chile. Mi interpretación es que la hegemonía de la coalición la tomó el liberalismo concertacionista.
-Pero el progresismo que usted encarna se lo permitió, ¿por qué? ¿Por trancas históricas?
-Perdió...
-¿Y dieron la pelea?
-No, tampoco. Salvo algunos que la dimos en los lugares que correspondía.
"Michelle Bachelet tuvo discrepancias con Velasco. El plan anticíclico fue técnicamente hecho por Hacienda, pero es ella quien toma la decisión política de bajar el impuesto a la bencina, dar bonos, etc".
-¿Y el camino liberal se adopta por convicción o conveniencia?
-Por convicción ideológica. Velasco es un convencido de que hizo lo correcto. Lo único que no le resultó fue ganar.
-Pero él no era el Presidente de la República. ¿Cómo permea en Bachelet, que viene del progresismo?
-Ella tuvo discrepancias con Velasco. El plan anticíclico fue técnicamente hecho por Hacienda, pero es ella quien toma la decisión política de bajar el impuesto a la bencina, dar bonos, etc.
-¿Ella se plegó por conveniencia o por convicción?
-Bachelet veía en Velasco su blindaje a la gobernabilidad desde el poder fáctico y empresarial. Ésa es una tranca de toda la Concertación desde el 90 en adelante y por eso se la ha pasado dando pruebas de blancura. Haber hecho sólo una reforma tributaria en 20 años no tiene explicación. El 48% que votó por nosotros lo hizo por una mezcla entre Bachelet, la historia, la casa nueva, la sala cuna, o el no por convicción a la derecha, pero nos faltó retener a nuestro nicho. Los datos son de una crudeza brutal. Frei ganó en las comunas populares, pero por menos que Bachelet en 2005; empató en los dos símbolos de las capas medias: Maipú y La Florida. Es inconcebible que en El Bosque, Frei ganara apenas por medio punto. Esa gente se aburrió.
Las responsabilidades
-¿En qué estaban que nadie fue capaz de leer eso?
-Hay causas recientes y remotas. La reciente: la primaria mal hecha, el desprestigio de los partidos. Pero es la remota la que más me frustra y tiene que ver con el nivel de hegemonía de Hacienda como cultura con respecto a La Moneda y a todos los ministerios. No hay ministro sectorial que -si dice la verdad- no admita que eso le era intolerable. Hacienda se constituyó en un segundo poder ejecutivo. Para mí es una contradicción política tener superávit y que aún haya 10 mil personas viviendo en campamentos. No entré a la política para tener superávit. Aprendí que para gobernar no puedo tener déficit ni inflación descontrolada ni desequilibrio estructural. ¿Por qué no tomamos la decisión de bajarles el 7% de cotización a 500 mil jubilados? En contra estaba la muralla de Hacienda. En 1999 -entre primera y segunda vuelta y en medio de la crisis económica- hubo una reunión en La Moneda, entre Insulza, Aninat y Pérez Yoma. Aninat dice que no puede dar plata más que para 100 mil empleos municipales. Pérez pide que sean 150 mil. Discuten. Pérez le dice: "¿Qué quieres?, ganar con déficit o perder con superávit". Esa regla corre para todos en Hacienda.
-Insisto: ¿cómo nadie supo leer la situación que usted describe?
-Unos por convicción ideológica, otros por navegar en la ambigüedad eterna y otros por no dar la pelea. Yo la di desde Defensa. En el penúltimo consejo de gabinete, en octubre, le dije a la presidenta que no le transferiría ni un voto a Frei, que sólo podía traspasarle contenido y que debíamos mandar la reforma laboral. Velasco se indignó.
-Y la presidenta ¿qué actitud tomaba en esas discusiones?
-Incomodísima...
-¿Y nadie lo apoyaba a usted?
-Afuera. Es que no hay voluntad de lucha. Además, yo siempre actué constreñido por una norma superior: la lealtad a los presidentes que serví.
-¿Por qué termina siendo Frei el candidato?
-Porque es el único que tuvo coraje para seguir. Con todo, yo le saco el sombrero a Frei.
-¿Por qué le iban a creer?
-Es que la ventaja de estar en el gobierno mientras tu coalición está en campaña es que puedes demostrar promesas con hechos, como el envío al Congreso de proyectos clave. Eso es lo que yo perdí.
-Y responsabiliza directamente a Velasco de la derrota...
-A la lógica de Hacienda.
-Volvamos a la presidenta...
-Ella tenía la lectura de lo que se venía. Pero el impacto del 29% en primera vuelta la instaló en la lógica de salir bien del gobierno.
-¿Pensando en el paso a la historia o en el 2014?
-En ella lo del 2014 no pesó tanto. Pero sí salir bien. En el Segundo Piso estaban asustados por la última encuesta Adimark, la posterior al terremoto. Yo les decía que íbamos a salir bien y así fue.
-¿Tiene cuentas pendientes con Bachelet?
-Ninguna.
-¿No cree que la presidenta tiene responsabilidad en no haber sido una buen jefa de coalición?
-Es que no se puede pedir lo imposible. La crisis de la Concertación en tanto dirección partidaria y en el Congreso es mayor. Lagos los retaba por teléfono; ella no. Pero da lo mismo, porque la descomposición es tal... Yo me aburrí de ir a los almuerzos de mi bancada. Nunca estaban todos, la mitad hablaba por celular. Yo les decía que no eran una bancada sino 20. Y además con contradicciones ideológicas. Por eso me parece bien que Ravinet se haya sincerado. Yo prefiero 100 Ravinet afuera que adentro. Y eso tiene que ser parte de la autocrítica que debe venir ahora. Ese grupo además tiene poder, por configuración socioeconómica, por redes.
En la oposición
-¿Frustración mezclada con rebeldía marcará su tono como opositor?
-Todos los espacios de comunicación serán para resaltar nuestra identidad esencial, que no es expropiatoria ni nada. Es que si queremos aspirar a ser miembro pleno de la OCDE partiría por ponerme al mismo nivel tributario.
-Puede terminar como "bombero loco"...
-Hay que acercarse a la gente. En una de ésas, falta conducción.
-¿Está dispuesto a ejercerla?
-Sí, pero no en los partidos, sino generando opinión. La Concertación debe ordenarse en torno a las ideas para la reconstrucción: hay muchas que deben llevar la marca nuestra. La reforma tributaria no puede ser idea de Felipe Larraín.
-Definamos el estado actual de la Concertación.
-Hoy, la Concertación se expresa formalmente en los partidos, cada uno con una crisis interna brutal que se resolverá en sus respectivas elecciones. Se expresa también en el Congreso, con un signo positivo, que frenó el cáncer disgregador: el acuerdo en el Senado por cuatro años.
-Se necesitan liderazgos visibles. Y eso no se ve. De hecho, para el terremoto la Concertación no figuró.
-La Concertación no existió para el terremoto; sí existió el gobierno, que ordenaba en forma natural.
-Qué pasó con los liderazgos instalados tras la segunda vuelta: Tohá, Lagos Weber, Orrego...
-Desaparecieron. Y si no rearmamos la Concertación como la alianza natural de centroizquierda, habrá derecha por ocho años y hasta por 12.
-¿Qué pasó con los liderazgos instalados tras la segunda vuelta: Tohá, Lagos Weber, Orrego..? -Desaparecieron. Y si no rearmamos la Concertación como la alianza natural de centroizquierda, habrá derecha por ocho años y hasta por 12.
-Da la sensación que las mismas razones por las que la Concertación perdió la elección explicaron el desconcierto que les generó a sus dirigentes el terremoto: tampoco supieron leer lo que la gente esperaba.
-De ahí que la lucha tiene dos dimensiones: aprovechar todo espacio para plantear conceptos que le hagan sentido a la gente y, segundo, rescatar la identidad de centroizquierda no liberal.
-Pero eso puede acarrear un quiebre...
-Cupular a lo mejor, pero el mundo popular y de las capas medias es concertacionista. La única expresión de poder real de la Concertación es el Congreso y ahí debiera existir una tendencia natural al reagrupamiento, por sobrevivencia. Pero ya no como conglomerado, sino que cada uno como parlamentario. Algunos de ellos iban martes y miércoles, con dificultad los jueves, a Valparaíso, pero lunes y viernes eran clientes habituales del gobierno y eso se les acabó. Hay quienes hoy valen cero en sus partidos porque no tienen a nadie en el aparato estatal y las lealtades que se expresaban a su favor en las internas partidarias ya no existen.
-En esa reconstrucción que debe emprender la Concertación, ¿por qué tipo de liderazgos apostaría?
-En este momento hay uno solo: Michelle Bachelet.
-Usted dice que la Concertación se la tiene que jugar con contenidos en la reconstrucción. Pero ésta es una crisis que demanda más gestión que contenido. Y Piñera ahí tiene ventajas comparativas.
-El terremoto cambió el cuadro político: a lo menos por dos años el tema central será la reconstrucción. La Concertación en ese plano debe ser vista como colaboradora del gobierno. Y como el principal problema son los recursos, debe ser propositiva en esa área: ser parte del debate, que hoy sólo se está dando al interior del gobierno y entre sus técnicos. Debe hacerse una reforma tributaria focalizada en grandes empresas, no en personas ni en pymes. Y es necesario el royalty. Ésos son temas propios de la Concertación, que nos reconcilian con la gente. Además, tenemos que fiscalizar que las tareas de la reconstrucción no vayan en la línea del "modelo Büchi" y eviten tentaciones como una privatización de Codelco. Al final, el terremoto es un desafío ordenador. La reforma tributaria estaba en el programa de Frei; el royalty, en el de ME-O. Son temas que articulan al 48% y en una de ésas nos devuelven identidad.
-Pero Piñera puede mostrar ventajas en un momento como éste. El escenario podría terminar siendo mejor para él que el del 26 de febrero.
-Si colocas el énfasis sólo en la gestión, claro que es un equipo experimentado. Si lo colocas desde el punto de vista de dónde se aplica la gestión, puede tener un efecto negativo, porque el aparato estatal está lleno de procedimientos. Una decisión acá puede tener efectos allá.
* Directora de Radio Duna