Al Pacino, en su papel como lucifer en la película "El Abogado del Diablo" lo dice muy claro: "El pecado que más me gusta es la Vanidad"; y es obvio que sea así, ya que por vanidad muchos se pierden a lo largo de sus vidas. La necesidad de que nos alaben por lo que hacemos y parecemos es una tentación brutal que nos lleva a hacer cualquier cosa. Que se lo digan al presidente francés Sarkozy. Ante la decisión del presidente estadounidense Obama de presentarse en Haiti para intentar, con el visto bueno de Naciones Unidas, prever los previsibles brotes de violencia ante la ausencia de un estado, el presidente francés se ha airado y ha dejado ver su malestar ante dicha decisión, no vaya a ser que los honores se los lleve otro. ¿La necesidad de los haitianos? Eso no es importante.
No voy a entrar en esa decisión política ya que este no es el foro para ello. Este foro es al respecto de la responsabilidad de las organizaciones para con la sociedad. ¿Y a que viene por lo tanto Sarkozi, Obama, la vanidad, Haití, Al Pacino y el mismo diablo?.
En economía se habla desde hace décadas del denominado problema de agencia, a saber, la posibilidad de que el gestor empresarial (llamado en economía el agente) busque objetivos personales en detrimento de los intereses del accionista (denominado el principal). Normalmente el problema de agencia tiene connotaciones monetarias, puesto que la mayoría de casos tienen que ver con aquellas decisiones tomadas por el gestor en las cuales éste de ve beneficiado mientras que la empresa pierde valor. Sin embargo, el problema de agencia no tiene porque tener su causa únicamente en el deseo del gestor de ganar dinero sino también en otros deseos, y el mas poderoso de estos es el ego, la vanidad.
Tres de cada cuatro fusiones y adquisiciones empresariales son fracasos empresariales, esto es, hacen perder valor a los accionistas. Los motivos esgrimidos suelen ser las dificultades en la integración de los equipos, imposibilidad de cuadrar diferentes culturas, errores en los procesos de due dilligence, etc..Sin embargo hay un motivo del que se habla poco y es la vanidad de los gestores. ¡Ay Señor, cuántas adquisiciones son causadas, no por la búsqueda de una mayor rentabilidad para los accionistas sino simplemente porque tiene mucho más glamour dirigir un conglomerado empresarial que una sola empresa!
Pues bien, un campo abonado a este problema de agencia, es decir, a que el gestor empresarial busque su propio interés siendo éste la vanidad es la responsabilidad social.
La RSC, tan de moda todavía y aun libre de culpa, es campo abonado a la vanidad de estos gestores empresariales, y así tenemos a gestores que dan fondos a diversas ONGs como el emperador lanzaba dádivas al pueblo a cambio de ovaciones públicas -que dicho fondos no sean suyos sino de los accionistas es secundario-; o que se abonan a seminarios, observatorios, conferencias o váyase usted a saber, no por lo que son y saben sino por figuración, -que eso sea en detrimento de la reputación de su empresa al hacerse palpables sus incoherencias es secundario-; o que desarrollan acciones que nada tienen que ver con su negocio pero que les permite ganarse un puesto en el comité de honor de alguna universidad o fundación -que obtengan un retorno o no de ello para la empresa es secundario-.
Este tipo de especimenes, que podemos llamar vanity managers (y usaremos el ingles al ser el idioma de la empresa) son por lo tanto aquellos que desprecian por igual la empresa en la que trabajan y la responsabilidad social de la misma, y a los que sólo les empuja el objetivo personal de ser alabados y que por lo tanto se mueven al ritmo de modas, dimes y diretes que les permitan en cada momento obtener esa meta.
Los vanity managers desconocen el término responsabilidad social y lo usan y abusarán de él mientras que les de los resultados que desean. En cuanto la RSC empiece a caer en apariciones de prensa, numero de congresos y publicaciones, los vanity managers buscarán una nueva presa y abandonarán el tiempo que ahora mismo dedican a éste.
¿La parte buena?, Démosles un espacio en un seminario internacional, una columna en prensa, un premio a su labor social y así, elevando su ego, aprovechemos el tirón para que hagan cosas buenas que lo sean por sí mismas y que puedan permanecer en el tiempo para beneficios de todos. Su vanidad no les hará darse cuenta de quien estará aprovechándose de quien
Prof. Rafael Moreno Prieto