A PROPÓSITO DEL CONFLICTO CHILE- PERU
La Inteligencia como Facultad Cognitiva de las Asociaciones.
Manuel Gallardo Cárcamo
Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Chile
Inteligencia es un concepto que ha evolucionado junto a las sociedades y sobre el cual existen múltiples definiciones, otorgándole cada una de ellas un sentido muy diverso5.
En sus orígenes este vocablo deriva del latín intelligentia o intellegentia el cual hace referencia a la "a la facultad por el medio de la cual [...] se conoce las cosas que existen"6.
De lo anterior se desprende que inteligencia es una facultad7 que poseen los organismos naturales (especialmente el hombre), artificiales y asociativos (cuyo máximo referente es el Estado) que permite a éstos conocer, comprender, explicar, relacionar, diferenciar y prospectar hechos, eventos, acontecimientos y objetos que se observan en el medio ambiente intra y extra societal.
En el ámbito del asociativo y específicamente estatal, este concepto adquiere distintos alcances y aplicaciones. En un uso restringido, el concepto hace referencia a la relación entre el tipo de conocimiento adquirido y la estructura implementada para su adquisición8. Así se señala que la inteligencia, permite acceder a información sin el consentimiento, cooperación y conocimiento de quien la posee pues no esta dispuesta a compartirla, es aquella información que recibe la clasificación de reservada, confidencial o secreta.
Desde una perspectiva más amplia y actualizada la inteligencia es definida en virtud de su fin último, el cual es proveer el soporte necesario a los procesos de planificación y toma de decisiones9. En este plano el usuario del producto final de la Inteligencia asume una importancia crucial, puesto que él en su condición de "consumidor", orienta las características del producto en cuanto a calidad y utilidad.
En cuanto a la calidad, el producto final de la Inteligencia es resultante de un tratamiento analítico de la información recopilada y procesada. Para ello se hace necesario incrementar las capacidades del usuario del conocimiento para un mejor aprovechamiento, obtener una flexibilidad institucional, incorporar aspectos metodológicos en el análisis y profesionalizar y especializar a los analistas.
En cuanto a la utilidad, la inteligencia produce un conocimiento para la acción, orientado a las necesidades y el ámbito del quehacer del usuario; Así hablamos hoy de Inteligencia del Estado como aquella que se aboca a estudiar áreas tan diversas como la economía, el comercio, la ciencia y tecnología, la política interna y externa, las relaciones internacionales, la diplomacia, los delitos emergentes, seguridad nacional y el área militar sólo por mencionar algunas.
Sherman Kent, académico norteamericano, quien además prestó funciones en la Agencia Central de Inteligencia (CIA.), describió tres elementos constitutivos de este concepto, otorgándole a cada uno de ellos alcances distintos e independientes. Kent señalaba que Inteligencia era "...una clase de conocimiento, ... tipo de organización que produce el conocimiento, ... la actividad perseguida por la organización de información"10.
Si bien es cierto estos elementos constitutivos mantienen su vigencia, es necesario reformular su interacción, planteando una relación de dependencia entre ellos, constitutiva de un orden. Así podemos afirmar que la Inteligencia en cuanto facultad cognitiva del Estado, se implementa y concreta a través de un tipo de organización, que desarrolla actividades específicas y especializadas mediante las cuales se produce un conocimiento productivo.
Cuando nos referimos a la organización de la facultad de inteligencia, estamos haciendo mención a todos aquellos aspectos de estructuras y de rutinas de funcionamiento que la asociación crea o genera para implementar una capacidad. Normalmente estas estructuras cuando dependen del Estado se denominan "sistema de inteligencia" o "servicio de inteligencia", según sea su composición y ubicación en el organigrama. Con todo, la organización de la inteligencia tiene siempre por finalidad aportar un conocimiento productivo y especializado, el cual se constituirá en el soporte necesario para la obtención de los objetivos de mediano y largo plazo, y al mismo tiempo, permitirá evaluar los resultados de las acciones y decisiones diarias y contingentes. Este tipo de estructura debe estar siempre preparadas para poner a sus "blancos" bajo observación y análisis, describir su pasado, explicar su presente y proyectar en los distintos futuros, sus posibles cursos de acción. La organización de esta facultad no se puede improvisar.
Toda tarea de Inteligencia requiere contar con personal altamente profesionalizado, especializados y sometido a un permanente perfeccionamiento, para quienes "la investigación y el pensamiento riguroso constituyen el hábito de vida"11. No se debe olvidar que la inteligencia asociativa tiene una exigencia de continuidad, tanto en lo relativo a personal como en lo referido al conocimiento acumulado y sus diversas modalidades de archivo.
Una tercera característica estructural de este tipo de organización es su flexibilidad. En un mundo donde lo único permanente es el cambio, estructuras rígidas y rutinas de funcionamiento burocráticas, no permiten responder adecuadamente a la diversidad y multiplicidad de las demandas de conocimientos que los directivos o autoridades del Estado realizan; todo sistema, servicio o unidad de inteligencia debe gestionarse con un grado de flexibilidad tal que le permita realizar cambios a un ritmo más acelerados que otros tipos de estructuras estatales.
Al mismo tiempo las estructuras que implementan la facultad de inteligencia, deben asumir algunas características propias de organizaciones comerciales, lo que requiere que estos sistemas o servicios se consideren elaboradores de un producto (conocimiento) que satisface las necesidades de sus "consumidores"; por lo tanto deben tomar en consideración las características del "consumidor", quien finalmente asigna la utilidad.
Por último estas estructuras y sus rutinas de funcionamiento requieren un cuidadoso examen sobre su dirección y control. Este examen debe establecer claramente las divisiones de autoridades entre el staff directivo o gerencial y los mandos operativos; vital importancia adquiere la especificación de los tipos y alcances de las decisiones que cada mando puede tomar, como así mismo, se debe evaluar los grados de colaboración entre componentes de las estructuras y las posibles duplicaciones de esfuerzo.
Un segundo elemento constitutivo de la facultad de Inteligencia del Estado son las actividades que las estructuras de Inteligencia desarrollan. Estas actividades se pueden dividir en actividades de Inteligencia positiva y actividades de contrainteligencia.
Las actividades de Inteligencia positiva son aquella destinadas a la búsqueda y producción del conocimiento útil en los distintos ámbitos de interés del consumidor o usurario12, para ser considerado en el proceso de toma de decisiones. Aquí se identifican dos tipos de actividades, aquellas que constituyen acciones abiertas y que se realizan dentro de los marcos legales y/o que son aceptadas por el medio nacional e internacional, tales como la recopilación de información que realizan los funcionarios diplomáticos, los agregados militares o comerciales. En cambio las acciones encubiertas son actividades realizadas sin el consentimiento, cooperación y conocimiento de quien es objeto de este tipo de actividades. Ellas se realizan por medios técnicos y humanos especializados que conceptualmente se conocen como servicio secreto. Dentro de las actividades encubiertas se encuentran el espionaje, el sabotaje, la subversión, la guerrilla y las operaciones especiales.
En cambio las actividades contrainteligencia tienen como misión detectar, localizar, neutralizar y/o eliminar en cualquier circunstancia, tiempo o lugar, las capacidades y eficiencia de las actividades de inteligencia positiva que otras asociaciones adversarias, sus agentes o personas individuales pretendan emprender sobre nuestro Estado - Nación. Es decir, la contrainteligencia brinda protección y seguridad a la información, las actividades, el personal, las autoridades, los intereses y objetivos de la asociación. Ellas están constituidas tanto por medidas que todos los miembros de la asociación deben cumplir, tales como principios, normas y procedimientos, por acciones u operaciones convencionales de seguridad y protección, como también por otro tipo de operaciones que buscan implementar actividades de contra espionaje, contra sabotaje, contra subversión y contra guerrillas.
El tercer elemento constitutivo de la Inteligencia asociativa es el conocimiento que produce. Se busca originar un producto que sea útil para la intervención ventajosa de la realidad, en consecuencia simples agrupaciones, clasificaciones o formateos de grandes cantidades de datos no puede ser considerado suficiente producto para una organización de Inteligencia. Este tipo de conocimiento es mucho más que información, es el resultante de procesos intensivos de transformación de datos e información, donde se privilegia la calidad del conocimiento por sobre la cantidad de datos y/o información.