Según la CEPAL, Latinoamérica crece, pero no lo suficiente. |
Mientras en el mundo desarrollado se vive una contracción crediticia, disparada por la crisis del mercado inmobiliario estadounidense, en América Latina el consumo sigue creciendo y el crédito fluye como nunca antes. "El crecimiento del crédito es altísimo en todos los países de la región. En particular, el crédito para el consumo", dijo a BBC mundo Osvaldo Kacef, director de la División de Desarrollo Económico de la CEPAL.
El pilar de esta explosión del crédito es el fuerte crecimiento económico de la región de la mano de la demanda internacional de materias primas.
Pero también hay otros factores, como señaló a BBC mundo el asesor económico de la Fundación Iberoamericana de Asociaciones Financieras (FIBAFIN), Hernán del Villar.
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"Hay una especialización financiera que beneficia particularmente a los sectores con menores ingresos. En estos sectores el incremento del crédito tiene un impacto mayor en el consumo. En sectores con mayor ingreso, hay más capacidad de ahorro y, por tanto, menor necesidad de crédito para acceder al consumo", explica del Villar.
En resumen, este auge crediticio estaría fomentando la movilidad social en las desiguales sociedades latinoamericanas.
Un nuevo protagonista
Históricamente, America Latina ha crecido de la mano de las exportaciones de productos primarios (en el siglo XIX y buena parte del XX) o del desarrollo industrial basado en la sustitución de importaciones (desde el crack de 1929 hasta la ola neoliberal de los años 90).
La mayor parte del crecimiento peruano se ha producido en las provincias. |
El consumo nunca fue uno de sus motores, tanto por razones sociales (fuerte desigualdad, mayorías excluidas) como por motivos financiero-institucionales (dificultad de acceso al crédito, debilidad del sector financiero)
¿Cómo explicar el cambio? ¿Es que América Latina se está convirtiendo en una región más igualitaria?
¿O hay una modernización que la está arrastrando más allá de las limitaciones de su sistema económico social?
| El crecimiento del crédito es altísimo en todos los países de la región. En particular, el crédito para el consumo |
Según la CEPAL, América Latina sigue siendo la zona más inequitativa del planeta.
La diferencia es que el actual crecimiento económico de la región (más del 5% anual en promedio desde 2004) viene acompañado de un importante aumento en el empleo formal.
En los últimos cinco años, el empleo formal ha dado un salto notable en distintos países : el 17,5% en México, 25,3% en Brasil, 26,9 % en Perú, 29,3% en Costa Rica, 31,2% en Chile, 47,6% en Nicaragua y 49,5% en Argentina.
"La gente tiene un recibo de sueldo para mostrar en el banco y gracias a esto se hace sujeto de crédito", destaca Osvaldo Kacef.
A consumir
El impacto en el consumo es claro.
El aumento del consumo se siente en la proliferación del llamado "dinero plástico". |
Según la Asociación Nacional de Crédito, Financiamiento e Inversión de Brasil, hay unos 20 millones de nuevos consumidores que tienen por primera vez acceso a sectores como la vivienda, los productos electrodomésticos o los automóviles.
En el país que más ha crecido en Sudamérica en 2007, Perú, el crédito al consumo aumentó el 34% el año pasado y no se concentró en la capital, Lima: la mayor parte se produjo en las provincias.
Esta tendencia se sintió también en la proliferación del llamado "dinero plástico".
En 2007 Visa aumentó en 37% el número de tarjetas de crédito en América Latina.
Según la compañía, el crecimiento se debió fundamentalmente a la incorporación del segmento de ingresos mensuales de US$100 a 500.
Este fenómeno, que se repite en diferente medida en otros países de la región, tiene importantes consecuencias a nivel político.
En efecto, el empleo formal muestra virtudes para la economía en su conjunto que van a contrapelo de la flexibilización laboral en boga en los años 90.
Más si se tiene en cuenta que este crecimiento del crédito tiene un punto de partida bajo.
"Brasil tiene un crédito al consumo que equivale a 10% de su PIB. En México es 5%, en Argentina, 3%, en Chile y Colombia alrededor de 8%. En una economía desarrollada, estos valores se triplican", dijo Hernán del Villar.
La lotería del crédito
Así dibujado, el mundo crediticio parece una nube de felicidad, pero las cosas no siempre son tan fáciles.
El crecimiento latinoamericano viene acompañado de un aumento en el empleo formal. |
El endeudamiento de las personas tiene una lógica de base similar al de las compañías o las naciones: cuando se pasa cierto nivel, se puede incurrir en problemas de pago, que llegados a cierto punto producen morosidad y bancarrota.
Según Hernán del Villar el sistema tiene mecanismos de alerta.
"Lo primero que se percibe es un aumento de las moras y el efecto va a ser una oferta más restrictiva. La oferta está bastante atenta a la evolución de los riesgos, pero no cabe duda que a veces se subvalúan estos riesgos", dijo del Villar.
Es lo que sucedió en la crisis estadounidense el año pasado.
Estimulado por una década de crecimiento continuo, los bancos se expusieron a sectores con dudosa capacidad de pago, confiando en sistemas cada vez más complejos de diversificación del riesgo que terminaron provocando caídas en cadena en el sistema financiero.
Inflación y balanza comercial
Otro problema en una región que ha conocido varios procesos hiperinflacionarios (Argentina, Bolivia y Perú en los años 80, por ejemplo), es el impacto que todo esto puede tener en la inflación.
La región sigue siendo la zona más inequitativa del planeta, según la CEPAL. |
"El problema es que si la demanda y el crédito crecen en exceso se termina generando inflación", señala Kacef.
En 2007, el Índice de Precios al Consumidor en la región aumentó en 8,43 % de promedio.
Si bien es cierto que el precio de los alimentos y el petróleo tiene un fuerte impacto en estos porcentajes, también lo es que el crecimiento económico y la puja distributiva son componentes de este aumento inflacionario.
No es el único problema.
En efecto, el consumo suele guiarse por el precio y la calidad: el lugar de origen es un factor secundario.
Esto puede llevar a un salto explosivo de las importaciones que provoque problemas en la balanza de pagos.
"La política económica de cada país tendrá que ver en qué medida una economía puede responder con una oferta de bienes y servicios a los niveles de demanda de la población porque si no pueden haber problemas importantes en la balanza comercial", dice del Villar.