Encuesta en EE.UU. mostró que personas más endeudadas triplicaban los problemas digestivos, dolores de cabeza y migraña de los menos endeudados. Además, tienen hasta seis veces más depresión y duplican los infartos.
Daniela González
Los gastos cada vez mayores en bencina, luz, dividendos, colegios, universidad e, incluso, los alimentos es un fenómeno global. La lista de productos y servicios que aumentan sus precios parece interminable y cuando el endeudamiento se hace inmanejable, la persona se siente amenazada y su sistema nervioso responde a este estrés, liberando una serie de hormonas como la adrenalina y el cortisol. De mantenerse la situación, con seguridad la persona comenzará a enfermarse.
Así lo demostró una encuesta telefónica realizada en EE.UU. por la agencia de noticias Associated Press y la sección de salud de AOL -portal de internet estadounidense-, la que encontró que quienes tenían deudas acumuladas tenían más probabilidades de presentar problemas de salud como úlceras, migrañas, lumbago, depresión severa y hasta ataques al corazón.
Fueron 1.002 personas entrevistadas, mayores de 18 años y pertenecientes a todos los estados del país, con excepción de Alaska y Hawai. Entre quienes declararon tener deudas altas, un 27% tenía úlcera o problemas digestivos, en comparación con el 8% de aquellos con poco endeudamiento.
Además, 44% sufría migrañas o dolor de cabeza respecto del 15% de quienes tenían baja deuda. Asimismo, 29% sufría de ansiedad severa respecto de 4% del segundo grupo; 23% tenía depresión mayor, en comparación con el 4% de los poco endeudados. Además, un 6% tuvo ataques al corazón, el doble de quienes tenían pocos compromisos económicos y 51% tenía tensión muscular, incluyendo dolor lumbar, en contraste con el 31% de quienes manifestaban tener una baja deuda.
SITUACIÓN DE AMENAZA
El alto endeudamiento crea una situación de tensión en las personas y si esto se mantiene en el tiempo, la persona lo vive como una amenaza a su subsistencia. "El organismo responde a esta amenaza liberando hormonas, como adrenalina, noradrenalina y cortisol", explica el doctor Patricio Trincado, endocrinólogo y jefe de la Unidad de Medicina Preventiva de Clínica Las Condes.
Estas hormonas producen una redistribución de la sangre que explica los problemas de salud que manifiestan las personas. "La sangre se va a los músculos y al cerebro, lo que causa contracturas y tensiones musculares, así como dolor de cabeza y migraña", dice Trincado. Asimismo, según el experto, la sangre se retira de los intestinos, lo que explica que "estas personas tengan estreñimiento, meteorismo y colon irritable".
DEFECTO INMUNE
La adrenalina y el cortisol también estimulan los glóbulos blancos de la sangre y éstos producen sustancias llamadas citokinas, que producen inflamación en todo el organismo, por lo que la persona presenta fibromialgia.
Además, el cuerpo empieza a producir anticuerpos inútiles que generalmente atacan al propio organismo causando dolores articulares y otras enfermedades. De esta manera, se dejan de producir los anticuerpos que realmente sirven, "y la persona tiene amigdalitis, bronquitis y neumonías, porque no tiene las defensas adecuadas", detalla el doctor Trincado.
Por último, el estrés crónico también eleva el azúcar y el colesterol en la sangre, favorece la diabetes, la hipertensión y los infartos.
PREVENIR PROBLEMAS DE SALUD
El doctor Patricio Trincado propone "cambios terapéuticos en el estilo de vida", para evitar que las personas bajo estrés se enfermen.
Entre ellos se cuentan el ejercicio físico regular, tres veces a la semana, por más de 30 minutos, lo que permite relajar la musculatura y eliminar el exceso de adrenalina.
También se aconseja consumir pocos carbohidratos y grasas saturadas, porque con el estrés se absorben en forma excesiva, lo que aumenta la glucosa y el colesterol en la sangre y se favorece la diabetes y los infartos al corazón. Asimismo, aumentar el consumo de frutas, verduras, pescados y productos del mar en general. Si la persona está empezando a sentirse estresada se puede beneficiar de los llamados ejercicios de relajación, meditación y otras terapias alternativas. En caso de un estrés fuerte y matenido se podrían necesitar antidepresivos y terapia sicológica.