La primera y mayor falla del transantiago es la violacion a derechos humanos ciudadanos que día a dia afecta a 5 millones de santiaguinos.
Las fallas que mantiene Transantiago en su primer año
A un año de la accidentada puesta en marcha del plan, su operación actual presenta matices: si bien hay mejoras en las mañanas y esperas más cortas en paraderos troncales, en sectores del norte de Santiago los usuarios aún esperan hasta una hora por los servicios en las noches.
M. T. Ovalle y J. Herrera
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Son las 19.00 del miércoles pasado. En el paradero de Apoquindo con Vespucio, una fila de usuarios espera el recorrido 305e, que llega a Quilicura. A las 19.40 llega el bus expreso, lleno, y sólo cinco personas alcanzan un espacio dentro de la máquina, que cierra sus puertas con dificultad. Los usuarios indican que los problemas con ese servicio son constantes: llega con irregularidad al paradero y, cuando lo hace, viene repleto. A las 20.23 los usuarios siguen en el mismo lugar. Y el expreso no pasa.
Lo anterior ejemplifica la frase con la que el ministro René Cortázar ha evaluado los primeros doce meses de funcionamiento del Transantiago: "Estamos lejos de decir que el sistema está resuelto".
Y tiene razón: aunque la instalación de zonas pagas en los puntos críticos de los primeros días (como Escuela Militar, Cantagallo o Santa Rosa con Alameda) permitieron reducir las esperas y mejorar el servicio, los usuarios de sectores como Renca, Pudahuel, Quilicura, Huechuraba, Recoleta y el sur de Santiago siguen teniendo problemas durante los fines de semana, en horas valle y en las noches, con esperas de hasta una hora.
ESPERANDO EN LA TARDE
A las 20.00 del miércoles, cerca de 50 personas esperan que el 408 a Renca -una de las zonas con problemas en cobertura-, llegue a la zona paga de Cal y Canto. La gente no realiza filas para esperar el servicio, y apenas el bus se detiene, a las 20.20, se abalanzan sobre la máquina.
Este problema se extiende a otros usuarios que viajan desde el centro a la zona norponiente de la ciudad.
El recorrido B20 -que conecta a Independencia y Renca con Santiago Centro, tiene una frecuencia irregular: luego del bus que se detiene a las 18.09 en Artesanos, los usuarios deben esperar sólo tres minutos para abordar el siguiente. Pero la próxima máquina aparece a las 18.38.
Sin embargo, la mayor espera se registra hacia el poniente: a las 22.00, en la plaza de Renca, Erika González (37) y otras cinco personas esperan la llegada de la B09 en el paradero de la Plaza de Renca. Ella vive en el sector de Lo Boza y salió de su trabajo, en el centro de Santiago, cerca de las 20.00. Y la única alternativa a tomar micro es pagar $ 1.200 por viajar en un colectivo.
El bus que espera llega recién pasadas las 22.50. En el intertanto, el paradero se llena con otros usuarios que abordan el mismo recorrido.
EN LA MAÑANA
A las 6.26 de la mañana, desde el paradero 48 de Santa Rosa hacia el norte transita una larga hilera de buses 216, 209, 209c y 217. Los usuarios no demoran más de cinco minutos en tomar uno. Su evaluación es que el plan ha mejorado. Los problemas, indican, ahora se dan más a la hora de regreso a sus casas y en las primeras horas de la mañana, antes del horario peak.
"Vivo en El Castillo, tomo la G06 o G05. En la mañana temprano pasan muy a lo lejos. Mi papá tiene que salir a las 6.00 de la casa -en Séptimo de Línea con Batallón Chacabuco- y camina casi 20 cuadras para tomar la 209 o la 207 en Santa Rosa. Prefiere hacerlo, porque se demora 15 minutos, menos tiempo que esperar la micro. Pero lo pueden cogotear", dice José Cerda (36).
Mientras, en Pudahuel sur, los usuarios de la micro J08 esperan 16 minutos a que lleguen a los paraderos.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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