Jordi Miró Bruselas, Bélgica |
La Unión Europea (UE) gasta cada año alrededor de 50.000 millones de euros (US$74.000 millones) en ayudas a sus agricultores, pero desde hace algún tiempo se está cuestionando el modo en que se utiliza ese dinero.
Consciente de que los tiempos han cambiado desde que se creó la Política Agrícola Común (PAC) en 1962 y desde que se reformó en 2003, Bruselas lanzó este martes una batería de ideas para modernizarla y adaptarla a la época actual.
Se trata de pequeños cambios -bautizados como "chequeo médico"- en una UE que ahora tiene 27 estados miembros y desafíos medioambientales y mercantiles distintos de los de antes, explicó la comisionada europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel.
Ella propuso, por ejemplo, eliminar las restricciones actuales a la producción agrícola, como el sistema de cuotas lecheras (la cantidad de leche que los estados miembros pueden producir) o el barbecho obligatorio del 10% de las tierras de cultivo de cereales.
Grandes terratenientes
Según Bruselas, estas restricciones funcionaban bien antes, cuando en la UE había grandes excedentes de producción y deshacerse de lo que sobraba era muy caro, pero ya no tienen sentido en esta época de poca oferta y mucha demanda.
La comisionada también sugirió acabar con el sistema de intervención de los cereales, o compra pública por parte de los Estados, excepto en el caso del trigo destinado a hacer pan y por motivos de seguridad alimentaria.
Otra propuesta fue la de limitar el pago de ayudas agrícolas a los grandes terratenientes, aquellos que cobran más de 100.000 euros anuales (US$148.000) por su explotación, y hacerlo de manera gradual del 10% de esa cifra hasta el 45%, a partir de los 300.000 euros (US$444.000).
Esta medida afectaría, entre otros, a los grandes aristócratas del Reino Unido y a los grandes propietarios de Alemania o Dinamarca, países que no tardaron en manifestar su rechazo.
Pago único
Bruselas también apostó por ampliar a más productos el sistema de pago único por hectárea, introducido en la reforma de la PAC de 2003 para desvincular las ayudas europeas de la cantidad producida, que era la manera de otorgarlas hasta entonces.
De este modo, los agricultores tendrían la libertad de cultivar lo que quisieran, en función de los signos del mercado, según la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE.
Otra de las medidas es la de desviar, a partir de 2013, el 13% de los pagos directos a los agricultores para que vayan a proyectos de desarrollo rural, uno de los puntos más criticados por las organizaciones agrarias.
Todas estas ideas se presentarán de manera formal en mayo y serán discutidas para su aprobación por los ministros europeos durante el segundo semestre de 2008, cuando Francia, primera receptora de la PAC, ejerza la presidencia de turno de la UE.
Altos precios, ¿quién es el culpable?
Lo que más le puede interesar al consumidor es si con estas propuestas los precios de los alimentos van seguir subiendo o van a bajar.
La comisionada Fischer Boel, responsable de una política que se come casi la mitad del presupuesto comunitario, desmintió que los altos precios sean la causa de la presentación de estas propuestas.
Bruselas viene repitiendo desde hace meses que se deben más a causas externas, como las malas cosechas en algunos grandes países productores o la creciente demanda, sobre todo asiática, que al mal diseño de la PAC, si bien reconoce que algo de culpa también tiene.
La comisionada recordó que los altos precios actuales vienen después de muchos años de alimentos históricamente bajos y que su despacho ya ha tomado medidas temporales para aumentar la producción y evitar que la cesta de la compra de las familias deje ser cada vez más cara.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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