La Asociación de Diplomáticos de Carrera (ADICA), realizó un seminario para analizar la cancillería del Siglo XXI, este seminario no hace más que recoger una inquietud largamente anhelada por quienes seguimos de cerca la acción internacional de nuestro Chile.
En efecto, el desarrollo y el crecimiento experimentado por Chile en las últimas décadas han generado nuevos desafíos para nuestra institucionalidad. En particular, para el Ministerio de Relaciones Exteriores, dado que el modelo económico, basado en una amplia apertura al exterior adoptado desde la década de los ochenta y mantenido por los gobiernos sucesivos, así como la reciente atención a los problemas planteados por nuestros vecinos, han reafirmado la importancia de contar con una Cancillería moderna, eficiente y acorde con los desafíos futuros.
AVANCES
Desde el principio de los gobiernos de la Concertación el tema de la reforma de la cancillería ha estado presente. En efecto, desde entonces han sido numerosos los proyectos de ley que se han discutido al respecto, sin embargo ellos en su gran mayoría no han visto la luz.
En efecto al Congreso se han presentado sólo cuatro, siendo que sólo uno de ellos llegó a ser ley, los otros que fueron archivados, establecían en general modificaciones menores.
Siendo esta la situación, cuando se discutió la actual ley Nº 19.999 de febrero de 2005, que establecía normas relativas al mejoramiento de la gestión institucional del ministerio de Relaciones Exteriores impulsé desde la Presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado el año 2004un gran acuerdo nacional donde el Canciller de la época Ignacio Walker se comprometió a organizar un grupo de trabajo denominado Cancillería del Siglo XXI.
Dicho grupo estaba compuesto por el Ministro de Relaciones Exteriores quien lo presidía, el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara y el Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
El grupo en su primera reunión a finales de enero de 2005, acordó el mecanismo de trabajo para llegar a lo que en su momento fue conocido como el documento "Cancillería del siglo XXI". Para ello se convocó a una serie de audiencias públicas donde se escucharon más de 25 intervenciones de representantes del mundo académico, gubernamental, político y gremial.
Además la comisión recibió aportes de varias de nuestras embajadas en el exterior quienes realizaron estudios comparados de otras cancillerías.
En enero del 2006, sostuve como Presidente del Senado una reunión decisiva, tendiente a afinar el documento del proyecto "Cancillería siglo XXI", con el ministro de Relaciones Exteriores, y representantes de las comisiones de Relaciones Exteriores de ambas ramas del Congreso y que posteriormente entregara el ex Canciller, al ex presidente al término de su mandato.
Finalmente el trabajo de la comisión concluyó con la entrega de un informe con 31 propuestas, las que fueron observadas por los miembros del grupo de trabajo y luego estas fueron recogidas casi en su totalidad en el informe final.
El documento se entregó al Presidente Ricardo Lagos el 10 de marzo de 2006 y desde ahí duerme en algún cajón lo que demuestra lo prioritario del tema para la nueva administración.
BREVE CONTENIDO DEL INFORME
El informe final de la comisión, en su Introducción, se refirió a los cambios y perspectivas de la política internacional contemporánea y a la situación de Chile en el nuevo contexto internacional, y concluye que el actual Ministerio de Relaciones exteriores es insuficiente para las exigencias del mundo globalizado.
La segunda parte incluyó 31 propuestas concretas con el objeto de modernizar el Ministerio y, por último, el documento incorpora una serie de organigramas que representan cómo quedaría estructurado este ministerio.
Las propuestas de la comisión fueron muy comentadas en su oportunidad; en algunas de ellas se alcanzó una solución de consenso, mientras que en otras, las menos, el Ejecutivo prefirió mantener su criterio.
Breve Mención al Régimen de Personal
La nueva orgánica de la Cancillería necesitará que sus plantas de personal también deban adecuarse. En esta materia es necesario privilegiar la excelencia y el mérito, habida cuenta de la necesaria valoración que tiene en este campo, la experiencia, como también incorporar una política de remuneraciones con incentivos adecuados para el correcto desarrollo profesional de los miembros del ministerio.
Básicamente se puede pensar en los siguientes estamentos: Servicio Exterior, Planta Profesional y Técnica, y Planta Administrativa.
El Servicio Exterior debe ser concebido como una carrera y ser dotado de la estabilidad necesaria para así cautelar la ejecución de la política exterior desde una óptica de Estado. Sin embargo, el hecho de ser de carrera no debe significar una verticalidad paralizante, por lo que es necesario incorporar conceptos de competencia que permita que siempre esté la mejor persona en cada puesto de la nueva estructura.
La planta Profesional y Técnica debe ser la llamada a complementar en labores específicas el trabajo del Servicio Exterior y también dar continuidad en los temas. Así, es necesario que profesionales de las relaciones internacionales, de materias económico-comerciales, de aspectos vinculados con las fronteras, de los asuntos antárticos, de cooperación, entre otros, estén presentes.
La planta Administrativa debe constituir el imprescindible "apoyo al giro" de toda empresa. Su labor debe procurar que se logren los objetivos y metas de la Cancillería proveyendo los recursos y la gestión necesaria.
Un aspecto, no resuelto definitivamente, es la mayor preponderancia que deben tener los funcionarios de carrera. Al respecto, se ha sugerido que los cargos de embajador sean cubiertos al menos en un 75% por personal proveniente de la planta del Servicio Exterior. Esta propuesta recoge una sentida aspiración de quienes entregan su vida al servicio público exterior, ya que no es aceptable en una Cancillería moderna que el nombramiento de embajadores se convierta en una suerte de premio de consuelo para quienes no obtuvieron cargos en los Ministerios. En su oportunidad, hicimos indicación para modificar la norma constitucional para facultar al Senado que ratifique dichas designaciones, pero lamentablemente esto fue rechazado por no alcanzar el quórum requerido.
Conclusión
Como hemos visto, la tarea de la reforma no es una tarea sencilla pero no se puede dejar pasar esta oportunidad política histórica que permite abordarla con visión de Estado, sin cálculos pequeños, tomando en consideración sólo los intereses permanentes de Chile. Para ello propuse en junio pasado reactivar a la brevedad las conclusiones de la Mesa Técnica, que elaboró una propuesta para la Cancillería del siglo XXI.
Hoy, los hechos nos demuestran que la actual organización de la Cancillería no es suficiente para afrontar los vaivenes de nuestra política exterior; sin ir más lejos, la crisis del gas con Argentina y los desencuentros con Bolivia constituyen buenos ejemplos de que las cosas marchan equivocadamente.
Aprovechemos entonces la oportunidad histórica que significa tener un consenso público respecto de la necesidad de modernizar nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores y no nos conformemos con nuevos ejercicios cosméticos.