Después del lanzamiento de la candidatura de la Señora Cristina Kirchner las repercusiones que obtuvo su discurso se hicieron sentir, cuestionado el corolario del exacerbado monólogo que mantenía en vilo el agotado modelo de gestión de su esposo y ese ejercicio del poder desencadenante de la crisis institucional.
Luego del acto de lanzamiento se pudo escuchar a diferentes periodistas reflexionar en voz alta como sería una presidencia de la Señora, como si en un ejercicio de prudencia la respuesta la debieran dar los otros. Sin estimular en demasía la imaginación se puede llegar a la conclusión que se estaría ante un Hugo Chávez maquillado, con las mismas ambiciones de un poder hegemónico que se prolongaría por décadas.
Sin embargo desde Santa Cruz un Presidente verborrágico inducía a sus coprovincianos a apoyar a su esposa, la que según él representaría un amanecer para la Argentina, hoy envuelta en la obscuridad de nubarrones de corrupción, sumados al desequilibrado panorama de una crisis energética y la inflación que vienen acompañadas por la flexibilidades morales de vendidos dirigentes que corren detrás de la candidata oficial.
Sin mas propuestas que la continuidad de un modelo fracasado y estrenada su candidatura, la Senadora partió raudamente con su etiqueta a tierras españolas en busca del apoyo de un amigo dilecto, José Luis Rodriguez Zapatero, quien comparte el mismo cartel ideológico del matrimonio presidencial.
No ha sido este el momento más propicio, cuando el Presidente de Gobierno se encuentra cuestionado por la opinión pública de su país debido al escandaloso fin de las conversaciones con terroristas de la ETA, la inclusión de una materia de adoctrinamiento ideológico en los planes curriculares y otras menudencias que conspiran en su proyecto electoral.
Todo hace suponer que la Señora no será bien recibida por el pueblo español, sensibilizado como está por la amenaza etarra y que conoce muy bien las relaciones fraternales que esta organización terrorista mantiene con la madre putativa de su esposo, Hebe de Bonafini,
Posiblemente estos inconvenientes menores no opacarán los delirios de la plebeya Señora de ser recibida con la pompa que rodea a la Casa Real para compartir un almuerzo con los monarcas peninsulares, lo que seguramente no le reportará beneficio alguno para su candidatura pero será un acercamiento a sus fantasías de futura reina del Imperio K.
Este tipo de visitas al exterior permiten a la Candidata evadir inoportunas preguntas del periodismo local sobre los temas candentes que involucran a funcionarias del gobierno argentino en desnudados casos de corrupción, lo que no impedirá que la prensa española la indague sobre los disturbios ocurridos en Puerto Deseado que terminaron con el incendio de instalaciones de empresas pesqueras ibéricas, algo que obligó a presentar disculpas por estos actos de violencia al Canciller Taiana (experto en actos de violencia, si los hay), por vía diplomática a su homólogo Miguel Angel Moratinos, ese señor para quien Cuba es un estado democrático.
Lamentablemente este viaje con un alto costo para el erario público, como otros tantos realizados a diversos países por la Senadora, solo han servido para satisfacer su ego, ningún beneficio práctico han reportado para nuestro país y muy posiblemente tampoco para mejorar sus chances electorales.
Y mientras se suceden estas pantomimas una nueva ola polar está llegando, escaseará el gas oil, faltará el gas, las empresas suspenderán al personal por los cortes programados, se seguirán muriendo personas por el frío, en el Chaco por el hambre y en todas partes por la epidemia de bronqueolitis.
Autor: Susana Sechi
Directora de La Historia Paralela