Por Luis Narváez A.
No se da aires de nobleza, pero es elegante. Cuida el lenguaje, sus gestos y respira antes de contestar cada pregunta. Paulina Veloso, con su característico peinado de rulos rubios, aros discretos y maquillaje moderado, se nota contenta y entusiasmada, como alguien que guarda entre manos una tarea muy importante por hacer.
Rodrigo González Fernández directo de el-observatorio-politico.blogspot.com ha dicho: La ex Ministra esta como para portada de Cosas u otra revista. Pero de lo que si sabe es de Derecho Civil y yo la conocí en un seminario de la Universidad de Chile cuando se discutía la ley de Matrimonio Civil.
Se la mira y hace olvidar que salió entre sollozos de La Moneda cuando la Presidenta Bachelet le pidió la renuncia junto a otros tres ministros. Tiene respuesta para cada pregunta sobre esto. Dice que no hay que dramatizar la crisis de los senadores díscolos; que no tiene nostalgia del poder, que es imprescindible que la Concertación piense un nuevo proyecto de largo plazo, que actualmente no tiene liderazgos claros y que las discrepancias van a continuar en el próximo Gobierno.
Desde su nueva trinchera, la defensa estatal del patrimonio medioambiental, ya plantea estudiar más a fondo los casos de contaminación para entablar demandas, cuando no basta que las empresas reparen el daño.
El 11 de marzo usted dijo en una entrevista que todo el gabinete aprobaba el primer año de Gobierno. ¿Sigue creyendo que lo mismo?
No creo que cuando los presidentes hacen cambios es porque piensan que sus ministros no aprueban. El 11 de marzo creía que era así. No me hago cuestionamientos sobre las decisiones. Reitero, las decisiones de la Presidenta las apoyo íntegramente. Además, no tengo ninguna nostalgia del poder, nunca he buscado tener una alta posición dentro del Gobierno. Por eso me parece un hecho absolutamente natural que así como se nombra un ministro se le pida en su momento la renuncia.
En esa fecha el Transantiago ya estaba funcionando y se adivinaban críticas más duras, tanto desde la oposición como desde la Concertación. ¿Veía venir una crisis tal que produjera este cambio?
Es que ahí usted pregunta cosas distintas. Creo que la situación del Transantiago generó una situación compleja para el Gobierno.
Cuando fue el cambio de gabinete, ¿por qué no aceptó el Ministerio de Justicia?
Yo nunca he dicho que me ofrecieron el Ministerio de Justicia.
Si se lo hubiesen ofrecido, ¿habría aceptado?
No hago ciencia ficción hacia atrás. Le tengo amistad, aprecio y admiración a la Presidenta y eso no ha variado un ápice. Me siento parte de la Concertación y comprometida con el proyecto y el Gobierno, que va a pasar a la historia introduciendo elementos nuevos en la política.
Usted salió entre sollozos desde La Moneda. ¿Se le pasó la pena?
Me emocioné en el momento en que la Presidenta fue muy cariñosa y me generó una emoción que fue retratada así. No diría que tenía una pena, que es distinto a una emoción, donde se juntan muchas cosas, por haber formado parte del gabinete en un cargo relevante que sentí siempre. Estoy muy contenta actualmente.
¿Por qué está tan contenta?
Porque trabajo en el CDE, un organismo de alto profesionalismo, donde existe una alta capacidad técnica, con mucha calidad y tranquilidad. Trabajo en un ambiente muy agradable.
¿Cómo ve a la Concertación? Porque cuando fue ministra de la Presidencia a usted le tocó mediar con los llamados "díscolos".
Más allá de la contingencia, uno observa al país bastante bien en un ámbito internacional. Chile ha logrado buenas tasas de crecimiento en el largo plazo, y en ese sentido ha habido estabilidad. Por otra parte, es un país que, excepcionalmente, ha logrado disminuir inequidades sociales, no terminarlas, y tener una mayor cohesión social. Pero además de eso, de una manera lenta se ha ido avanzando en una mejor democracia y todos los gobiernos han ido aportando en eso, incluido éste, donde se ha avanzado en materias de transparencia y probidad. Ahora hay que tomar en cuenta y en esto hubo poco análisis desde afuera de que ha habido un cambio tanto en la coalición de Gobierno como en la oposición.
¿No parece que todo se ha hecho más difícil en comparación a los gobiernos de Frei y Lagos?
Esos cambios hacen que la política sea un poco más difícil. Las diferencias en la coalición de Gobierno se manifiestan más nítidamente que en los primeros años de la Concertación, y eso es natural en una coalición que ha sido exitosa, pero que tiene pensamientos muy distintos, lo cual no debería llevar a no plantearse la continuidad de la Concertación, pero hace más difícil la relación, efectivamente. Uno no puedo pensar simplemente, como yo creo, que bastaba una cierta orden desde La Moneda para que un proyecto se aprobara. Nunca ha sido así en este Gobierno, creo que tampoco lo fue totalmente en el Gobierno anterior. Pero claro, eso ha ido cambiando en la medida que la política se ha vuelto más normal. Ideal es tener unanimidad, pero eso no existe en ninguna parte.
¿Estas diferencias tienen nombre y apellido? Se lo pregunto porque se observa una resistencia transversal en la Concertación.
Tiene que ver con situaciones más objetivas, que llevan a que haya cierta dispersión. Es más fácil que la coalición se mueva unida cuando tiene un proyecto de largo plazo, con un horizonte extenso en el tiempo, con claridad hacia el futuro y con liderazgos claros. Y eso en este período no lo tiene, por eso es tan necesario el debate. Por otra parte, el alejamiento del punto inicial de 1990, donde teníamos la espada de la dictadura encima, producía una mayor cohesión. El país se ha ido convirtiendo en algo más parecido a Europa, donde hay diversidad de opiniones y la gente no habla necesariamente de díscolos. Lo que quiero es restarle dramatismo.
¿Se acabó el proyecto o no hay capacidad para plantear uno nuevo?
No me atrevería a decir que todos nosotros no hemos sido capaces. Una coalición necesita reinventarse. Mantenerse tanto tiempo en el Gobierno requiere reinventarse, y eso ha sido exitoso. Pero vamos a ser capaces. Por eso le resto dramatismo.
¿Los parlamentarios han demostrado su poder?
Es natural que los parlamentarios tengan más poder de decisión y que cuando no les gusten los proyectos quieran que su opinión prime más. Y es natural por parte del Gobierno querer que se le apoyen sus proyectos con los menores reparos posibles. La política consiste en poder hacer primar lo propio.
Hablando de la Presidenta, ¿cree que con todo esto se le ha hecho daño?
Toda aspiración de un Gobierno es que los parlamentarios que lo apoyan lo hagan siempre, pero eso no significa que ocurra así. Insisto que cuando se analiza a Chile, miremos los otros países para ver cómo se produce la política dentro de una sociedad democrática. En relación a otros países más avanzados tenemos un número alto de proyectos aprobados, por lo tanto no debería llevarnos a calificarlos como una situación dificultosa.
MEDIO AMBIENTE
Dentro de las prioridades del CDE, ¿qué lugar ocupa el tema medioambiental?
El comité es el más nuevo, porque es una atribución para entablar acciones de reparación o indemnización, desde 1994. Es un equipo nuevo y tiene mayor dificultad porque hay que hacer análisis jurídicos de materias que se vienen haciendo sólo en los últimos años. Es muy importante aclarar que el CDE no es un ente fiscalizador. Tenemos competencias específicas, como la defensa del Estado y del patrimonio.
El ex Presidente Lagos decía que había un antes y un después, en materia medioambiental, a raíz de la contaminación producida por Celco en Valdivia. ¿Está de acuerdo?
En todos los países se producen desastres medioambientales. Se trata de que el país tome más conciencia y que el cambio que se ha producido en Chile llegó para quedarse. Hace 10 años ninguna empresa tenía una gerencia de medio ambiente; hoy, todos la tienen y tienen la necesidad de cumplir con las normas, pero todavía falta mucho. Tenemos demandas contra una cantidad de empresas que vulneran las normas de protección forestal y la Ley de Bosques. Eso es frecuente y ahí falta mayor conciencia para proteger especies nativas; que algunos empresarios agrícolas han hecho tala rasa sin planes de manejo, y eso genera erosión y un daño al medio ambiente. El mayor número de demandas tienen que ver con esto último; otras tienen que ver con protección de aguas y también al patrimonio histórico.
¿Se puede endurecer esta política para que no sigan ocurriendo desastres, como pedir más indemnizaciones?
Nosotros hemos acordado en el comité que todas las veces que sea procedente vamos a entablar la acción indemnizatoria. Sin perjuicio de eso, la acción de reparación tiene un gran costo para las empresas condenadas, y cuando se logra reparar casi en su totalidad la situación, podría resultar un exceso demandar. Pero hay casos en que no es posible recuperar y procede la indemnización. Por eso es que vamos a examinar detenidamente todos los casos. Muchas veces, el CDE puede ser renuente porque no es fácil acreditarlo, pero la variación concreta es que hay que mirar más detenidamente la acción de la indemnización.
¿Cómo evalúa la actual capacidad de reacción?
En el caso de medio ambiente, si nosotros recibimos las comunicaciones de los organismos indicándonos el daño, tenemos que demandar. Tenemos una actitud bastante activa porque no esperamos sentados. Pedimos información cada vez que nos enteramos de que hay un daño ambiental. Cada vez hay más coordinación y pretendemos activar más aún el que las procuradurías fiscales en regiones tengan una actitud más activa con los organismos fiscalizadores, para que les hagan presente de que se informe inmediatamente. Nuestra mirada es hacia la acción de indemnización. Eso quizá no fue al principio, pero tenemos la idea y se ha discutido examinar más detenidamente la acción de indemnización.
¿No se echan de menos más facultades?
En cada caso requerimos información directamente con los organismos y se pueden ver los oficios que enviamos y los llamados que tenemos que hacer. No llamamos a las empresas, pero sí a los organismos con competencia ambiental. Pero claro, el comité ha ido haciendo un aprendizaje y pretendemos hacerlo cada vez mejor. LND