El G20 amanece con una guerra de divisas
En medio de acusaciones cruzadas, la cumbre del G20 en Seúl intenta evitar un cisma con una declaración de compromiso que emparche las diferencias.
La guerra de divisas es el foco de la disputa.
La expansión monetaria de US$600 mil millones anunciada la semana pasada por la Reserva Federal de Estados Unidos atizó una disputa que ha agitado las aguas diplomáticas en los últimos meses.
Alemania, Rusia y los países de la eurozona se sumaron a las naciones asiáticas en su condena de la medida.
"Estados Unidos acusa a China de manipular el valor de su divisa mientras baja el valor del dólar imprimiendo dinero a lo loco", dijo el ministro de finanzas Wolfang Schauble en una entrevista con el semanario alemán Der Spiegel.
Rusia criticó que se adopten estas medidas sin consultar al G20 mientras que Jean Claude Trichet, presidente de los ministros de finanzas de la Eurozona, señaló que EE.UU. estaba generando inflación al recurrir a la impresora de billetes para reactivar a su economía.
Camino a Corea del Sur, el presidente estadounidense Barack Obama se mantuvo en sus trece.
"No podemos seguir en esta situación en la que unos países tienen gigantescos superávits mientras que otros tienen gigantescos déficits. Necesitamos ajustar la cotización de las monedas para tener un crecimiento más equilibrado", señaló el mandatario.
Comercio y crisis
En las últimas dos décadas el crecimiento económico mundial se sostuvo en dos pilares: el modelo anglosajón de consumo alimentado por crédito barato y el modelo exportador chino de baja cotización de la moneda y fuertes reservas.
Con el estallido financiero de 2008 este modelo hizo eclosión.
EE.UU. quiere duplicar sus exportaciones en cinco años para reactivar su economía y lidiar con su gigantesco y gemelo déficit comercial y fiscal.
Una de las propuestas estadounidenses sobre la mesa en Seúl, es que se acuerde un límite para el nivel de superávit que puede tener un país en su comercio bilateral.
El problema es que los dos principales exportadores del mundo - China y Alemania - no miran con mucha simpatía la idea de una cuota fija.
Ambos han dicho que el problema es la falta de competitividad de la economía estadounidense, enfermedad para la que no hay una cura instantánea.
En palabras del ministro de finanzas Wolfang Schauble "el modelo económico estadounidense está en serios problemas".
El fantasma del proteccionismo
El G20 se ha convertido en un foro internacional privilegiado para conseguir resultados.
EE.UU. ha insistido en que buscará una ruta multilateral para resolver el tema.
A nivel comercial, sólo podría afectarnos si la guerra de divisas impacta negativamente a Asia y si hay recesión en Europa y Estados Unidos. Por el momento, el impacto financiero es el más claro. El problema de competitividad del real, por ejemplo.
Jorge Gaggero, economista argentino de Cefid y miembro de la red Tax Justice
Con un 10% de desempleo y un crecimiento anémico, con una derrota en las elecciones de mitad de período, que el mismo Barack Obama atribuyó a una insatisfacción con la economía, el actual mandatario necesita resultados rápidos para aspirar a la reelección.
La presión del Congreso en esta tema será creciente y puede, paradójicamente, unir a demócratas y republicanos apoyados por el Tea Party, en exigir represalias contra las exportaciones chinas.
En una entrevista publicada este martes por el diario londinense Financial Times, la canciller alemana Angela Merkel alertó sobre el peligro proteccionista.
"El peor enemigo es el proteccionismo. No estamos tomando medidas para asegurar un pleno libre comercio", señaló Merkel.
Alemania quiere revitalizar las conversaciones de Doha de libre comercio lanzadas en 2001 y que - cumbre va, cumbre viene - han ido de fracaso en fracaso.
El fantasma es una guerra de divisas acompañada de medidas proteccionistas como la que desembocó en una depresión económica mundial en los años 30.
América Latina
Los tres países latinoamericanos integrantes del G20 - Argentina, Brasil y México - buscan coordinar un posición común para no quedar atrapados en el torbellino financiero de las divisas.
La región ha salido bastante bien parada del estallido financiero de 2008, pero en los últimos meses la guerra de divisas ha empezado a complicar su recuperación económica.
En Colombia los exportadores hablan de decenas de miles de puestos perdidos debido a esta valorización de su moneda que les hace perder competitividad.
En Brasil el gobierno introdujo en octubre un impuesto al ingreso de capitales del 2% que duplicó poco después ante el limitado resultado de la medida en un intento de contener la revalorización de la moneda.
Según le dijo a BBC Mundo Jorge Gaggero, economista argentino de Cefid y miembro de la red Tax Justice, el impacto de una guerra de divisas es más financiero que comercial.
"A nivel comercial, sólo podría afectarnos si la guerra de divisas impacta negativamente a Asia y si hay recesión en Europa y Estados Unidos. Por el momento, el impacto financiero es el más claro. El problema de competitividad del real, por ejemplo. Los industriales de Sao Paulo están presionando al nuevo gobierno para que haya un ajuste del tipo de cambio. ¿Puede este convertirse en una guerra de divisas entre las distintas monedas latinoamericanas? No lo veo", indicó Gaggero.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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