REBELION: CALENTAMIENTO GLOBAL Y GRANDES TRANSFORMACIONES
Vientos de cambio contra los vientos del calentamiento global
Los pueblos del siglo XXI de todo el orbe serán testigos de enormes transformaciones sociales, culturales, políticas y económicas; transformaciones que probablemente marcarán el fin de una época en cuanto a la forma de vida y reproducción que la humanidad acostumbró todo el siglo pasado. [Un artículo de Víctor Komeco para Rebelión.
Será el fin de la época de los alimentos baratos. Será el fin de la época de los combustibles fósiles que, en abundancia, movían al planeta. Será el fin de la hegemonía norteamericana sobre los pueblos del mundo. Y desgraciadamente, será también el fin de millones de especies del planeta; organismos vivos que dejarán de existir por los efectos devastadores del calentamiento global.
Estos problemas: la crisis económica y de hegemonía del imperio estadounidense, el calentamiento global, el agotamiento del petróleo y el encarecimiento de los alimentos por la producción de los agrocombustibles, estarán en el centro de las preocupaciones, tanto de los políticos más influyentes, como de los campesinos pobres de los cinco continentes. Todos los seres humanos seremos afectados, en mayor o menor medida por el curso de los acontecimientos de estos problemas globales que, ahora más que nunca, necesitarán también de soluciones globales. Y es que nadie puede explicar el calentamiento del planeta sin referirse a la sobre explotación del petróleo como resultado de esta sociedad capitalista de despilfarro y destrucción, que ahora ve en los alimentos una válvula de escape para la obtención de combustibles.
Depende de la fuerza de organización de los de abajo, que del sacudimiento que ya sentimos resulten sociedades más justas, más equitativas y democráticas, pues ya hemos sido testigos de que en manos de los grandes empresarios esta planeta se convirtió en un mar de desigualdad social y catástrofe ambiental. No podía ser diferente, las reglas del sistema capitalista son claras: competir para sobrevivir, devastar para crecer, explotar para ganar.
Los pueblos del mundo están convocados a dar una de sus más importantes peleas, una pelea que Fidel Castro resume como sigue: luchar para seguir siendo humanidad o morir con gran parte de las especies vivas del planeta. Y no es una exageración.
En este sistema irracional, l a humanidad ha consumido petróleo con vertiginosa rapidez. Cerca de la mitad de todas las reservas mundiales de petróleo conocidas se agotaron en los últimos 125 años, debido, principalmente, a la voracidad de las grandes empresas. Ahora quedan entre 1.2 y 1.5 millones de millones de barriles de petróleo, sumando las reservas probadas y probables del mundo; haciendo una sencilla cuenta aritmética entre esto que queda y los 84.5 millones de barriles diarios que devora el sistema, el resultado arroja que nos quedan entre 40 y 50 años de petróleo, eso si el consumo continua lineal y sin crecer. Pero según los datos de la Chevron Texaco, nos tomará tan solo 30 años más acabarnos lo que queda del petróleo en el planeta. En otras palabras, en 125 años consumimos la mitad del petróleo mundial y en sólo 30 años más podríamos consumir la otra mitad.
Estos problemas: la crisis económica y de hegemonía del imperio estadounidense, el calentamiento global, el agotamiento del petróleo y el encarecimiento de los alimentos por la producción de los agrocombustibles, estarán en el centro de las preocupaciones, tanto de los políticos más influyentes, como de los campesinos pobres de los cinco continentes. Todos los seres humanos seremos afectados, en mayor o menor medida por el curso de los acontecimientos de estos problemas globales que, ahora más que nunca, necesitarán también de soluciones globales. Y es que nadie puede explicar el calentamiento del planeta sin referirse a la sobre explotación del petróleo como resultado de esta sociedad capitalista de despilfarro y destrucción, que ahora ve en los alimentos una válvula de escape para la obtención de combustibles.
Depende de la fuerza de organización de los de abajo, que del sacudimiento que ya sentimos resulten sociedades más justas, más equitativas y democráticas, pues ya hemos sido testigos de que en manos de los grandes empresarios esta planeta se convirtió en un mar de desigualdad social y catástrofe ambiental. No podía ser diferente, las reglas del sistema capitalista son claras: competir para sobrevivir, devastar para crecer, explotar para ganar.
Los pueblos del mundo están convocados a dar una de sus más importantes peleas, una pelea que Fidel Castro resume como sigue: luchar para seguir siendo humanidad o morir con gran parte de las especies vivas del planeta. Y no es una exageración.
En este sistema irracional, l a humanidad ha consumido petróleo con vertiginosa rapidez. Cerca de la mitad de todas las reservas mundiales de petróleo conocidas se agotaron en los últimos 125 años, debido, principalmente, a la voracidad de las grandes empresas. Ahora quedan entre 1.2 y 1.5 millones de millones de barriles de petróleo, sumando las reservas probadas y probables del mundo; haciendo una sencilla cuenta aritmética entre esto que queda y los 84.5 millones de barriles diarios que devora el sistema, el resultado arroja que nos quedan entre 40 y 50 años de petróleo, eso si el consumo continua lineal y sin crecer. Pero según los datos de la Chevron Texaco, nos tomará tan solo 30 años más acabarnos lo que queda del petróleo en el planeta. En otras palabras, en 125 años consumimos la mitad del petróleo mundial y en sólo 30 años más podríamos consumir la otra mitad.
Como se sabe, George Bush, repudiado en el mundo y aun en su propio país, ha echado a andar un programa mundial de producción de agrocombustibles. Con él van gobiernos de todos los rincones del orbe, desesperados por los altos precios de los combustibles que les encarece la producción de mercancías y pone trabas la reproducción del capital mundial. Pero no es un país primermundista quien se encuentra al frente de este proyecto, actualmente Brasil es el principal productor de etanol, con 45% de la producción mundial, le siguen EU con 44%, China con 6%, la Unión Europea 3%, India 1%, y los demás países del mundo producen el restante 1%.
Recientemente, The Economist mostró que el precio de los alimentos ha estado subiendo rápidamente, a pesar de que las cosechas del mundo se han visto incrementadas; y uno de los principales motivos de estas alzas es la producción del etanol. En sus datos, se muestra que ahora se compran los alimentos a precios nunca antes vistos, los más altos desde que la publicación comenzó a hacer su base de datos, hace más de un siglo. Y por la dinámica mundial, al parecer estamos en un momento histórico, donde los alimentos dejarán de ser baratos en relación con los demás artículos de lo que sería la canasta básica mundial, y estos alimentos serán cada vez en mayor medida producto de modificaciones genéticas, que en manos de las trasnacionales de la producción agrícola resultarán un fiasco para la salud humana, como para la calidad de vida y de trabajo de millones de campesinos de los países subdesarrollados.
Habrá que ver entonces qué efecto tiene la crisis económica de Estados Unidos en el planeta, qué suerte correrán países como México, al ser casi totalmente dependiente de la dinámica productiva del vecino del norte.
Qué efecto causa el que cada vez más países del mundo se entreguen a la fiesta de los agrocombustibles. Qué repercusiones tendrán estos sobre el ya deteriorado clima del planeta, con la devastación de selvas y bosques por el aumento de la frontera agrícola para la producción de etanol y biodiesel.
Cómo el calentamiento global sacudirá a los pueblos del sur y del norte, haciendo aun más difícil la vida para todos, pero sobre todos para los más pobres. En México los efectos del calentamiento global no se han hecho esperar, recordemos que el 29 de octubre del año pasado Tabasco sufrió la inundación mas devastadora que se recuerde en el estado, y hasta la misma ONU aceptó que los feroces vientos del pasado 24 de enero en la Ciudad de México, que dejaron 4 muertos y sin luz eléctrica a más de un tercio de los millones de habitantes de esta gran ciudad, fueron causados por el cambio climático.
Pero sobre todo, por lo anterior, habrá que ver cómo los de abajo, los pueblos pobres y marginados del mundo responden para poner las cosas en orden, pues ya se ha visto que la incompetencia de los gobiernos, sumada a las inclemencias del tiempo potenciadas por el calentamiento del planeta están poniendo en riesgo la vida de millones de personas.
Y sin embargo, el panorama no es tan desalentador. En el sur del continente americano soplan vientos refrescantes, que impulsan alternativas a este mundo capitalista irracional. Vientos de cambio que generan vida, lejos de los vientos del cambio climático planetario que en México ya están sembrando muerte.
Recientemente, The Economist mostró que el precio de los alimentos ha estado subiendo rápidamente, a pesar de que las cosechas del mundo se han visto incrementadas; y uno de los principales motivos de estas alzas es la producción del etanol. En sus datos, se muestra que ahora se compran los alimentos a precios nunca antes vistos, los más altos desde que la publicación comenzó a hacer su base de datos, hace más de un siglo. Y por la dinámica mundial, al parecer estamos en un momento histórico, donde los alimentos dejarán de ser baratos en relación con los demás artículos de lo que sería la canasta básica mundial, y estos alimentos serán cada vez en mayor medida producto de modificaciones genéticas, que en manos de las trasnacionales de la producción agrícola resultarán un fiasco para la salud humana, como para la calidad de vida y de trabajo de millones de campesinos de los países subdesarrollados.
Habrá que ver entonces qué efecto tiene la crisis económica de Estados Unidos en el planeta, qué suerte correrán países como México, al ser casi totalmente dependiente de la dinámica productiva del vecino del norte.
Qué efecto causa el que cada vez más países del mundo se entreguen a la fiesta de los agrocombustibles. Qué repercusiones tendrán estos sobre el ya deteriorado clima del planeta, con la devastación de selvas y bosques por el aumento de la frontera agrícola para la producción de etanol y biodiesel.
Cómo el calentamiento global sacudirá a los pueblos del sur y del norte, haciendo aun más difícil la vida para todos, pero sobre todos para los más pobres. En México los efectos del calentamiento global no se han hecho esperar, recordemos que el 29 de octubre del año pasado Tabasco sufrió la inundación mas devastadora que se recuerde en el estado, y hasta la misma ONU aceptó que los feroces vientos del pasado 24 de enero en la Ciudad de México, que dejaron 4 muertos y sin luz eléctrica a más de un tercio de los millones de habitantes de esta gran ciudad, fueron causados por el cambio climático.
Pero sobre todo, por lo anterior, habrá que ver cómo los de abajo, los pueblos pobres y marginados del mundo responden para poner las cosas en orden, pues ya se ha visto que la incompetencia de los gobiernos, sumada a las inclemencias del tiempo potenciadas por el calentamiento del planeta están poniendo en riesgo la vida de millones de personas.
Y sin embargo, el panorama no es tan desalentador. En el sur del continente americano soplan vientos refrescantes, que impulsan alternativas a este mundo capitalista irracional. Vientos de cambio que generan vida, lejos de los vientos del cambio climático planetario que en México ya están sembrando muerte.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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Santiago-Chile
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