Contratistas, Codelco y Escondida
William Thayer A. | |
En la Europa semidestruida por la Primera Guerra Mundial (1914-1918), las empresas se vieron urgidas por transformar la economía de guerra en una economía de paz. No era sencillo readecuarse a una variable, limitada e insegura oferta de mercaderías, insumos, servicios y repuestos. Por eso, la "gran empresa" procuraba autoabastecerse para funcionar con eficacia y regularidad.
Después de la Segunda Guerra Mundial el escenario cambió sustancialmente. Se hizo sentir la fuerte influencia de los avances en comunicaciones, abastecimiento, especialización y sofisticación de la maquinaria. Las empresas especializadas proveían repuestos e insumos y satisfacían los requerimientos de las personas y las cosas, de manera más eficaz, a menor costo y con mejor calidad y rendimiento que los servicios secundarios creados en las empresas madres.
En suma las empresas debieron achicarse, especializarse y perfeccionarse en tareas precisas y singulares. Proliferaron los contratistas y la externalización ("outsourcing"). Fue el tema que pretendió regular la ley 20.123 (14.01.2007) sobre "Trabajo en régimen de subcontratación y en empresas proveedoras de servicios transitorios". El escenario estaba preparado para que el conflicto estallara.
Nadie puede sorprenderse que ese estallido se produjera en la gran minería del cobre, encabezada por la modernísima Escondida y la gigantesca Codelco. Era inevitable que ambas acudieran a la subcontratación y se notara la diferencia abismal de remuneraciones y beneficios entre su personal de planta, por un lado, regido por antiguos y jugosos contratos colectivos y, por otro, el estatus laboral de quienes prestaban servicios bajo la dependencia de modestas empresas contratistas.
En otra oportunidad veremos si es cierto que "a igual trabajo corresponde igual remuneración".
INSERCION
Era inevitable que Codelco y Escondida acudieran a la subcontratación y se notara la diferencia de remuneraciones y beneficios entre su personal de planta y los trabajadores de los contratistas.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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