Axel Kaiser
Abogado,
Doctor en filosofía de la Universidad de
Heidelberg, Alemania
Nunca ha habido ni jamás habrá una sociedad de iguales en un sentido material. Y no la habrá, porque los seres humanos somos únicos; es decir, desiguales en un sentido concreto. Cuando se permite que las personas actúen con libertad, el complejo conjunto de características que nos diferencian, sumado a factores como el azar, deriva en resultados necesariamente desiguales. De este modo, la desigualdad material es, en parte, la inevitable consecuencia de la diversidad humana. Por ello, el proyecto de lograr igualdad material solo puede intentarse destruyendo la libertad, conduciendo así invariablemente a la tiranía y la miseria.
Pero tampoco es la igualdad material buena en sí misma. ¿Acaso es preferible un país en que todos tengan muy poco en cantidades muy iguales a uno donde todos tengan mucho en cantidades muy desiguales? Lo que queremos es una sociedad sin pobres, no una sin ricos. Solo la envidia puede fundar una filosofía cuyo fin sea evitar que algunos se distancien aun si el sistema que permite ese distanciamiento lleva a todos a estar mejor. Si usted y su vecino son igualmente pobres y de pronto la instalación de una empresa en el área en que viven lo enriquece a usted, pero a su vecino mucho más, y usted, en lugar de alegrarse por el éxito de ambos, desea que el Estado -o algo- intervenga para quitarle a su vecino la diferencia, entonces a usted lo que lo mueve es la envidia. Como explicó el sociólogo Helmut Schoeck en su clásico sobre este tema: "el tipo del envidioso no es un ladrón en beneficio propio. Este quiere ver al otro robado, expropiado o dañado sin ver una transferencia de esos bienes a sí mismo... El envidioso cree que si el vecino se quiebra una pierna, él mismo va a poder caminar mejor". Pero más interesante aún, el ex catedrático de Yale agrega: "mientras más se les permite en una sociedad a los privados y a quienes detentan el poder político actuar como si la envidia no existiera, mayor será el crecimiento económico y las innovaciones". (Schoeck, Der Neid und die Gesellschaft).
Esto es así puesto que las políticas que buscan la igualdad material restringen la libertad y, con ello, la fuente del progreso. Según Schoeck, una clara manifestación sociológica de la envidia es el impuesto progresivo.
Este se defiende sobre la base aparentemente ética de que es justo que los que ganan más paguen proporcionalmente más. En realidad, de lo que se trata es de una sanción a aquellos que son más exitosos, como si su ventaja fuera injusta por el mero hecho de existir.
La desigualdad, sin embargo, cuando es el resultado del mercado libre jamás puede ser injusta. Los resultados del mercado no se siguen de voluntad singular alguna y, por tanto, no pueden ser calificados de injustos. (No cabe la aplicación de enunciados éticos a fenómenos de naturaleza espontánea).
El juicio en torno a la justicia o injusticia de lo que los individuos poseen sólo puede realizarse caso a caso.
Ahora bien, bajo reglas de mercado competitivo, la desigualdad material resultante tiene necesariamente su origen en: a) decisiones individuales libres motivadas por la búsqueda del propio interés y, b) el beneficio que, en ese marco, quienes poseen más han generado a quienes poseen menos. Esto último es tan crucial como ignorado. En un mercado libre y competitivo, la única forma de hacerse rico es satisfaciendo las necesidades ajenas. Esto explica el enriquecimiento general que se produce bajo condiciones de libertad.
En ese esquema, aquellos cuyo esfuerzo e ingenio les permite crear los mejores productos al menor precio serán quienes más beneficiarán a la población y, en consecuencia, también los más ricos -los rawlsianos pueden estar tranquilos.
De todo lo anterior se sigue que la injusta desigualdad es aquella en que la ventaja material de algunos deriva de alguna forma de confiscación arbitraria: fraude, monopolios, privilegios estatales, inflación, impuestos transferidos a grupos de interés, etc. Y de esa, sin duda, hay bastante en el mundo.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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Escuchar tu programa de radio me motivo a buscarte en internet. Me provoco un poco de risa ver que moderas los comentarios. Al igual que en el programa, no aceptas variables, ni cuestionamientos. Sin introducir las variables humanas naturales, el comunismo tambien es perfecto.
ResponderBorrarTu universo es del tamano de un hormigero.
Es tu derecho seguir viviendo en la fantasia, pero no pretendas imponerla para que otros la vivan en carne y hueso como lo hizo Friedman.
Tengo una pregunta.
ResponderBorrarPorque Axel Kaiser aparece como Doctor en Filosofía de la Universidad de Heidelberg.
Si primero: No es Doctor (no ha terminado su doctorado)
Segundo: No hace su doctorado en Filosofía, sino un PhD en Estudios Americanos (no se doctora en Derecho, ni en economía, ni menos en filosofía)
Si que hay envidia, solo que se manifiesta tal como la describes en el mundillo de los que van subiendo los peldaños del poder, el resto del mundo no se manifiesta con tales ardides, solo piensa en sobrevivir. Las prácticas de los poderosos son todas deleznables y sin distinguir facciones políticas, su astucia ha demostrado múltiples veces trasgredir los principios humanos en busca del control y el poder, estas temerarias demostraciones de "inteligencia", han dejado de autocriticarse y se les acepta como formas del libre mercado, haciendo al resto proclives ha ser señalados como pobres diablos, inferiores, subhumanos, envidiosos, etc., lo que realmente se ignora y no por desconocimiento, sino por desvergüenza u olvido cotidiano son las innumerables técnicas de compra y venta que se dan en el mundo, todas ellas sumidas en los charlatanismos, especulaciones, palabras filosóficas y técnicas que solo un ladrón proporciona e inventa para justificar su proceder dentro de las leyes, que astutamente, han ido fraguándose, según las convenientes situaciones. Ninguna ley ha sido hecha por zapateros, campesinos o indígenas, pero muchas han sido hechas por envidiosos.
ResponderBorrarLas manifestaciones de envidia en la población mundial, también se debe a la educación, son mas directas y honestas en los pobres y van perdiendo honestidad conforme se sube en la calidad de vida y de educación, confundiéndose en los estratos altos de la riqueza con competencia. Es tal ves, por eso que los pobres que por alguna circunstancia llegan a poseer poder, pierden la cabeza, o se centran en la codicia, o se cansan y regalan todo, o despilfarran, o lo guardan celosamente, pero siempre son excéntricos, no se entienden en un mundo donde todos lo ven, lo analizan, lo critican y lo envidian, prefiriendo ocultarse intrica o extrínsecamente con un velo de locura, pocos optan por educarse y luchar con la hegemonía que viene con la riqueza.
Dios mio, líbranos de este tipo de sujetos...
ResponderBorrarDios mio, líbranos de este tipo de sujetos...
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