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jueves, abril 19, 2012

El papel de la mujer en el establecimiento y la consolidación de la paz: reflexiones desde Timor-Leste Por Ameerah Haq Ampliar el texto Reducir el texto Version para imprimir Enviar el artículo por correo electrónico Mujeres participantes en bailes t

El papel de la mujer en el establecimiento y la consolidación de la paz: reflexiones desde Timor-Leste

Por Ameerah Haq

Mujeres participantes en bailes tradicionales en Dili (Timor-Leste). ©UNMIT/Bernardino Soares

El pasado mes de junio celebré en Suai, un pequeño pueblo de Timor-Leste, una jornada de puertas abiertas con hombres y mujeres de la localidad para conmemorar el décimo aniversario de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad, relativa a la mujer, la paz y la seguridad. En esta resolución se reconoce el singular impacto de los conflictos en las vidas de las mujeres y se destaca la contribución de estas a su solución y prevención, que a menudo se pasa por alto. También se exhorta a la comunidad internacional a velar por la plena participación de la mujer en todos los aspectos de nuestra labor en pro de la paz y la seguridad.

En esa ocasión tuvo lugar un animado debate. Las mujeres expusieron sus logros e intercambiaron ideas sobre la forma más adecuada en que la comunidad internacional podría ayudarlas a alcanzar sus objetivos. Los temas abarcaron desde la policía comunitaria hasta la reconciliación transfronteriza con comunidades indonesias y la violencia doméstica. Me impresionaron la energía y la diversidad de las más de cien personas que acudieron a exponer sus preocupaciones. Oficiales de la policía, funcionarios del gobierno local y dirigentes comunitarios estuvieron presentes junto a decenas de mujeres que incluían a madres, esposas, proveedoras del hogar y cabezas de familia.

La impresión que me dejaron las mujeres de Suai es que no están desmoralizadas por su pasado. Al contrario, irradian energía e inventiva. Sus historias y su trabajo me ayudaron a comprender que para que las Naciones Unidas hagan una contribución duradera a la paz y la estabilidad en Timor-Leste bajo mi mandato, se deberá tomar como base la iniciativa y la capacidad de resistencia de estas mujeres y prestarles ayuda para que participen plenamente en la determinación del futuro del país.

La participación de la mujer en la adopción de decisiones reviste una importancia especial en Timor-Leste, donde hombres y mujeres están dedicados a construir los cimientos económicos y sociales de una sociedad estable y de instituciones sólidas, luego de 24 años de una lucha por la independencia que cobró las vidas de 183.000 timorenses.

Una de las mujeres que ha aceptado este desafío es Madalena Bi Dau Soares, una excombatiente que durante mucho tiempo formó parte de la guerrilla timorense. Conocí a Madalena en su hogar del distrito Liquiça, al que regresó en 1999 para establecer y dirigir dos jardines de la infancia que financió con su reducida pensión de veterana. Cuando le pregunté por qué lo hacía, me dio una respuesta sencilla. "Quería hacer algo bueno, dejar una marca en la comunidad. Después de pelear por la independencia, los hombres encontraron otras cosas que hacer. Yo quería eso mismo para mí".

Filomena dos Reis es otra combatiente por la independencia que pasó a ser activista por la paz a nivel de base. Actualmente se dedica a capacitar a las mujeres timorenses en mediación, negociación y solución de conflictos. En 2005, Filomena y sus colegas organizaron un diálogo transfronterizo entre timorenses e indonesias. Se emprendió esa iniciativa en respuesta a conflictos surgidos entre algunas comunidades a causa del paso de ganado errante por zonas de la frontera que no estaban claramente delimitadas. Para resolver esas controversias, ambas partes seleccionaron a 60 personas para que participaran en el diálogo, que se celebró en presencia de 500 observadores. Las conversaciones tuvieron lugar en septiembre de 2005 por espacio de tres días, y de ellas se derivó un conjunto de recomendaciones que fueron presentadas a los Gobiernos de Timor-Leste e Indonesia. Una de las recomendaciones era concluir las negociaciones en curso sobre pases que permitieran a las mujeres transitar libremente entre los mercados situados a uno y otro lado de la frontera. Esto se hizo realidad en 2010, cuando ambos Gobiernos emitieron pases para el cruce de la frontera.

Los logros de Madalena y Filomena resultan más impresionantes aún si se tiene en cuenta la historia de las mujeres timorenses durante los últimos decenios. Las mujeres desempeñaron un papel sobresaliente en la lucha de Timor-Leste por la independencia. Durante la ocupación del país por Indonesia, que se extendió de 1975 a 1999, las mujeres fueron guerrilleras y miembros del frente clandestino. En su país y en el exterior, las timorenses se pronunciaron en contra de la ocupación indonesia. Llevaron a los combatientes de la resistencia alimentos, municiones y mensajes, y les dieron refugio. Las organizaciones de mujeres también contribuyeron a la causa proporcionando a las mujeres capacitación en técnicas de supervivencia y formación vocacional.

Ahora las timorenses tienen un interés supremo en las iniciativas de reconciliación y consolidación de la paz. Desean que el país aprenda de su historia con miras a lograr un futuro pacífico y estable. No obstante, fue notable la ausencia de la mujer durante las iniciativas de diálogo de alto nivel para poner fin a los estallidos de violencia ocurridos en 1999 y 2006. Pero es posible que esa situación esté cambiando. En todo Timor-Leste las mujeres están al frente de iniciativas de reconciliación a nivel de base y comienzan a acercarse a los niveles más altos del poder. De hecho, su participación en la política, con una representación del 30% de los miembros del Parlamento, es la más alta de Asia Sudoriental. También son mujeres quienes están al frente de los ministerios de Finanzas, Justicia, y Solidaridad Social. En todo el país, las mujeres se están labrando un espacio a nivel nacional, de distrito y de aldea para abordar las cuestiones relacionadas con la violencia doméstica, los problemas económicos y otras que las afectan a ellas y a la población en general.

Habida cuenta de esta historia de fortaleza, sufrimientos y supervivencia, ¿qué pueden hacer las Naciones Unidas para ayudar a las mujeres de Timor-Leste y de otros países que luchan por la libertad y la seguridad para sí mismas y para sus familias? Creo que una de nuestras funciones más importantes es la de proporcionar modelos de conducta positivos para la participación de la mujer en la adopción de decisiones a todos los niveles. Mi experiencia como una de las tres Representantes Especiales del Secretario General a cargo de misiones de mantenimiento de la paz es que la presencia de la mujer en las deliberaciones de alto nivel puede ser decisiva. La presencia de una mujer dirigente puede inspirar a otras mujeres de instituciones internacionales, nacionales y locales a tratar de alcanzar cargos superiores. Esa fue una importante motivación para mí cuando trabajé en el Afganistán y el Sudán, países donde las normas culturales usualmente impedían que las mujeres ocuparan puestos de adopción de decisiones.

Necesitamos mujeres que sirvan de modelos de conducta en todos los niveles de las instituciones que apoyamos. Es por eso que aliento a los países que aportan contingentes de policías a que envíen un porcentaje mayor de mujeres oficiales de policía a Timor-Leste y otros países. La presencia de agentes uniformadas envía a la población una clara señal del importante papel que corresponde a la mujer en el mantenimiento de la seguridad y la protección públicas. A ese respecto, Timor-Leste está señalando el camino a las Naciones Unidas: hoy día las mujeres constituyen casi el 20% de los servicios de policía nacionales, en tanto que representan solo el 6% de la policía de las Naciones Unidas en el país.

Sin embargo, hay otras esferas en las que Timor-Leste debe avanzar más. Por ejemplo, solo 10 de los 442 jefes de aldea del país son mujeres. Las Naciones Unidas deberían hacer todo lo posible para ayudar a las mujeres a ocupar puestos de responsabilidad de esa índole, que tradicionalmente están reservados para los hombres.

Las mujeres que ocupan cargos de adopción de decisiones también pueden velar por que se tengan en cuenta los intereses y las preocupaciones de la mujer cuando se escojan opciones que influyan en la paz y la seguridad. Por haber trabajado en diferentes zonas de conflicto, sé que los encargados de adoptar decisiones a menudo pasan por alto los conocimientos e intereses de las mujeres a la hora de formular políticas. En el Afganistán, por ejemplo, la comunidad internacional no tomó medidas cuando la agricultura pasó de los cultivos tradicionales a los de plantas con las que se producen estupefacientes. Las mujeres no intervenían en la adopción de decisiones. De igual manera, los métodos utilizados en los programas de desarme para identificar a los combatientes excluyen a las mujeres asociadas con las fuerzas armadas o que les prestan apoyo. Asimismo, en los programas de reintegración no se toman en cuenta las necesidades específicas de la mujer relativas al sustento. Se actúa así, a pesar de que sabemos que la capacidad de la mujer para ganarse la vida y proveer a sus familias es un factor crucial para lograr que la sociedad salga de una situación de conflicto.

Al dejar de aprovechar las ideas y contribuciones de las mujeres de las economías rurales, y al subestimar el papel que la mujer puede desempeñar para evadir el colapso económico que suele dar lugar a ciclos de conflicto, perdemos piezas importantes del rompecabezas de la paz y corremos el riesgo de hacer inversiones en soluciones para la paz y la seguridad que probablemente fracasen.

La comunidad internacional tiene mucho que aprender de Madalena Bi Dau Soares y Filomena dos Reis y de su disposición para buscar nuevos medios que permitan contribuir a la seguridad y el bienestar de sus comunidades. Para que la paz y la estabilidad sean sostenibles, es preciso que mujeres como ellas participen en todas las etapas, desde la formulación de la estrategia gubernamental hasta la ejecución de los proyectos, y desde la votación de las leyes hasta su aplicación en las comunidades. Como miembros de las Naciones Unidas, debemos escuchar a las mujeres, reconocer sus poderes de transformación y defender y promover su inclusión por todos los medios a nuestro alcance. Si hablamos en serio acerca de lograr la paz, y así es, en efecto, esta es la única manera de avanzar hacia ese objetivo.

Fuente:

Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
Diplomado en Gerencia en Administracion Publica ONU
Diplomado en Coaching Ejecutivo ONU( 
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