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miércoles, noviembre 04, 2009

Dignidad de la mujer, protección del feto

Dignidad de la mujer, protección del feto
 
Juan Masiá

Vivir y pensar en la frontera

En un post anterior comencé a comentar el informe del Instituto Borja de Bioética sobre el aborto, del que me satisfizo especialmente su equilibrio, que evita las posturas extremas tan frecuentes en nuestro país (la de portavoces episcopales que ignoran la ciencia y doctrinalizan la bioética y la de presuntos liberales que tratan a la ligera la autodeterminación de la mujer).

Lamenté conocer poco después la desafortunada nota de los obispos catalanes (obligados por presiones diversas, de te:ologos ultravaticanos o de m:edicos ultracat:olicos, a distanciarse de la postura del Insituto; cosa que no tenían necesidad de hacer, pues las cuestiones de bioética no son "doctrinales", aunque así le guste decirlo a la CDF).

Días después conocí la nota ponderada, equilibrada y sensata de los cristianos socialistas sobre el aborto. Su titular, "en busca de un terreno común", me recordaba la coherencia con que hablaba de estos temas en su día el cardenal Bernardin, quien acuñó ambos términos: el de "ética coherente de la vida" (coherent ethics of life< que luego se lo apropió, como sol:ia, Juan Pablo II, el Absorbente, aunque sin citar al cardenal Bedrnardin) y "búsqueda del terreno común" (common ground). También me pareció matizada y prudente la toma de posición del PNV (disiento del distanciamiento con relación a ella del obispo Iceta, de quien habría esperado que como bioeticista la apoyase).

Dice así el texto de la citada nota de cristianos socialistas: "Es preciso plantear la cuestión con serenidad. No se puede descalificar una regulación legal del aborto por considerarlo un asesinato. Es una visión moralizadora que se desentiende tanto de las consecuencias de la prohibición como de los deberes de la ley y el legislador ante una decisión compleja y conflictiva. Tampoco puede negarse la pertinencia de un juicio ético, social y jurídico sobre la interrupción del embarazo por considerar que se trata de un asunto privado que concierne sólo a la mujer".

"Entre uno y otro extremo es preciso sostener la necesidad de garantizar una maternidad libremente querida y responsable, por un lado, y, por otro, la protección respecto del feto. La decisión de abortar entraña graves conflictos personales y públicos que no pueden negarse invocando sólo los derechos de la mujer o sólo la protección del bien jurídico del nasciturus (STC 53/1985). La ley debe ser capaz de armonizar y encauzar razonablemente una y otra perspectiva. Es posible buscar un terreno común."

Ha coincidido en estos días, como se ve por los numerosos comentarios al post anterior la crisis suscitada por la publicidad pornográfica, ofensiva contra los derechos de la mujer. Hay que resaltar la vinculación de ambos temas, el de la dignidad de la mujer y el de la protección del feto, así como su relación íntima con el tema de la "coherencia ética" y el de la "cooperación al mal". ("La banalización de la sexualidad es uno de los factores principales que están en la raíz del desprecio por la vida naciente", decía Juan Pablo II, en Evangelium vitae, n.97)

Es una incoherencia sorprendente que grupos muy beligerantes en el tema del aborto condesciendan sin escrúpulos con la tolerancia ante la guerra, la pornografía y la explotación tanto económica como sexual del cuerpo, el trabajo y la persona de la mujer.

Es una incoherencia que grupos muy sensibilizados hacia los derechos de la mujer ignoren las presiones sociales, psicológicas y culturales que, a la vez que dañan la protección del feto, convierten a la madre en víctima del aborto junto con el feto. "La mujer está sometida a presiones tan fuertes que se siente obligada a ceder al aborto", decía Juan Pablo II (Evangelium vitae, n. 59).

Es una incoherencia ser presuntamente liberal sin tomar en serio el respeto a la autodeterminación y es una incoherencia ser presuntamente socialista sin tomar en serio sin discriminación la protección de la mujer, del feto y la lucha contra las injusticias y discriminaciones sociales.(Dicho sea de paso, es infumable que los informes oficiales en la web del partido digan que representantes de las ONG están de acuerdo con la legislación sobre inmigración….El socialismo, cuando gobierna se olvida de ser socialista y los partidos presuntamente de inspiración cristiana se olvidan del cristianismo cuando gobiernan, igualitos…Hay que decirlo aunque nos queite puntos en el registro de ambos… la auténtica libertad se paga cara… Y para prueba, vean como grupos presuntamente "abiertos" cobran por dar luz verde a la pornografía…)

Propongo reabrir el debate sobre los dos temas citados: el de la coherencia ética y el de la cooperación al mal. No se puede escabullir el tema de la cooperación al mal con las excusas escolásticas de si es indirecta o no inmediata. Hace falta una campaña fuerte por la desaparición en todos los medios de comunicación (sean de la tendencia que sean) de cuanto convierte a la mujer en objeto, vulnera su dignidad y viola sus derechos.

Recomiendo, finalmente, una vez más la relectura del Informe del Instituto Borja de Bioética, resaltando matizaciones y precisiones como las siguientes:

"La vida del feto y del futuro bebé depende de que la mujer se vea capacitada para asumirla responsablemente… Despenalizar no ha de implicar normalizar… Nadie quisiera tener que tomar la decisión de interrumpir la gestación… Si se toma, debería ser responsable…justificada…y teniendo en cuenta los plazos…"

Por lo que se refiere a la pregunta que me hacen a menudo sobre los plazos, no veo cómo biológicamente se pueda poner la línea del comienzo más allá de la décima semana (por lo que preferiría la despenalización como está en el caso de la ley portuguesa); otra cosa es que haya situaciones conflictivas que puedan plantear la interrupción en fase posterior; pero usar un argumento biológico para justificarlo sería tan manipulador de la biología como lo es la insistencia de la Academia Vaticana de la Vida en tratar de apoyar con la biología el comienzo de la persona desde la fecundación. Frente a ambos extremismos quisiera seguir buscado el "terreno común" a la hora de legislar en contexto de ética de mínimos (sin que eso se oponga a que propongamos sin imponerlo, desde una ética de máximos, cotas de protección más elevadas).

Y al público católico decirle, como atinadamente formula el señor Bono, que sean seguidores de Jesús y no de Martínez Camino…

FUENTE: http://www.redescristianas.net/2009/11/04/dignidad-de-la-mujer-proteccion-del-fetojuan-masia/
CONSULTEN, ESCRIBAN OPINEN LIBREMENTE
Saludos
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIMIENTO DE ONU
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