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domingo, noviembre 22, 2009

Chimbarongo: el pueblo que vive la agonía de la artesanía del mimbre

Chimbarongo: el pueblo que vive la agonía de la artesanía del mimbre

  • Hace 20 años, 3.000 habitantes (el 10%) del poblado ubicado al sur de San Fernando se dedicaba a la artesanía de esta fibra vegetal. Ahora sólo hay 300 personas.

22/11/2009 - 09:57

Desde la carretera pareciera que la artesanía de Chimbarongo está como en sus mejores tiempos, que los cestos, sillas, mesitas y juguetes de fibra vegetal van a encontrarse por todas las calles, tal como la greda abunda en las casas de Pomaire. Pareciera que esta comuna rural de 35 mil habitantes viviera su época de gloria, cuando era conocida como "la capital del mimbre" y sus muebles eran parte de las terrazas y patios de miles de hogares en Santiago o en la playa; cuando artesanos locales se enorgullecían de que el hasta cantante Julio Iglesias apareciera sentado en un sillón tejido en la portada de un disco.

Basta dejar la Ruta 5 Sur e ingresar al pueblo para ver que Chimbarongo ya no depende del mimbre, que sólo hay algunos bancos tejidos en la plaza y unos pocos productos en vitrinas. Hoy son 300 los vecinos que ejercen un oficio que hace casi tres décadas estaba en manos de 3.000. Esos pocos artesanos viven en poblaciones y tienen pequeños talleres en los patios traseros. Ningún letrero alerta sobre su labor.

Uno de ellos es Richard Guajardo, dirigente del gremio y la segunda generación de su familia ligada a este oficio. Trabaja en un patio de menos de 24 metros cuadrados y repleto de pantallas y varas de mimbre. "Mis hijos ni agarran las varillas. No me gustaría que hicieran esto para sobrevivir", señala.

Richard cuenta lo que pasa: los jóvenes no se interesan por la tradición. Los bajos sueldos (un artesano puede ganar hasta $ 200 mil al mes) y trabajos mejor remunerados, como la recolección de fruta explican parte de la crisis. Hoy Chimbarongo es como el típico pueblo de la Región de O'Higgins: la temporada de fruta (duraznos, cerezos y uva de exportación) manda a la hora de reclutar trabajadores.

La tierra de los cultivos

Basta subir a un pequeño cerro en Chimbarongo para ver la plantación de mimbre que se extiende por la localidad. Son 40 hectáreas de Osvaldo Sandoval, cuyo padre aportó a que este arbusto de la familia de los sauces se hiciera conocido en todo país. La fibra llegó al valle de Colchagua durante la Colonia, cuando era requerida para fabricar rústicos canastos, adornos y cunas. En Chimbarongo se consolidó como el oficio del pueblo en las primeras décadas del siglo XX.

Según el último censo agropecuario del INE, hay sólo 106 hectáreas cultivadas en la VI Región en la actualidad, la mayor parte en Chimbarongo. Sandoval es uno de los principales agricultores del rubro. El da trabajo a 120 personas quienes, además de cortar el mimbre, echan a cocer las varillas en ollas gigantes que hierven a alta temperatura. Con esa técnica se le cambia el color, lo que genera más interés en el mercado.

Su padre, Manuel Sandoval, fue quien masificó la artesanía local en otras regiones: llegó a Santiago y comenzó a diseñar masivamente muebles y adornos. Hizo dinero y le encargaban pedidos de locales comerciales. Así, el material tuvo su mayor éxito entre los años 60 y 80.

Ramón Serrano (81) trabajó junto a Sandoval en la "época de gloria del mimbre" y es el artesano más antiguo que queda en la localidad. "El auge comenzó en la época de don Jorge Alessandri. Luego un comerciante abrió un negocio en Providencia y nos compraba los muebles. Yo empecé a trabajar con los puros ricos. Eran patrones de fundo que comenzaron a encargar trabajos y se expandió el gusto. También les hice muebles a diputados y senadores antiguos", cuenta. Este año se retiró del oficio, pues considera que "estaba perdiendo plata" y planea poner una florería.

En Chimbarongo los predios cultivados de mimbre están destinados, en su mayoría, a la exportación a países como Paraguay, Argentina, México, Portugal, España y Francia. Es el caso de Osvaldo Sandoval, quien apenas deja el 5% de su cosecha para el mercado interno. "Produzco 400 toneladas y para abastecer los pedidos deberían ser 600 toneladas. El negocio está mal por el dólar y estoy trabajando a pérdida. Llevo dos años en estas mismas condiciones. Seriamente, podría terminar con esta industria", admite.

Altos precios

En el país es tan poca la oferta de esta fibra que los precios han subido para el artesano. Hoy 10 kilos de mimbre tienen un valor que va entre $ 8.500 a $ 10 mil, y hace dos décadas costaba menos de la mitad. "Antes era prácticamente gratuito. Se iba a cosechar al río", cuenta José Serrano, artesano independiente que fabrica muebles para comerciantes de la Ruta 5. 

Quienes se dedican a este arte reparten su producción entre los locales que hay en la carretera, donde también se han quejado cuando les pusieron rejas a la zona de ventas en 2007. Pero igual los turistas compran en la ruta. "La gente no entra al pueblo, se queda en la carretera", dice la comerciante Marta Becerra. El martes, por ejemplo, ganó apenas $ 7 mil (por una cuna de perro y una mesita de muñecas) debido a falta de clientes. "Por eso tengo dos hijos que no quieren dedicarse a esto", explica.

El alcalde de Chimbarongo, Cosme Mellado, sostiene que se dan casos en que los artesanos entregan productos a los vendedores y ellos les pagan sólo cuando se vende la pieza, lo que desincentiva al rubro. "Queremos proteger la identidad local. Por eso hacemos la Expomimbre cada año y tenemos alianzas con los municipios para que los artesanos muestren sus trabajos afuera", plantea el jefe comunal, quien explica que la reconversión de los artesanos a las labores agrícolas ha bajado en un 90% la cantidad de personas del rubro. Planea crear un centro de turismo ligado al mimbre, camino al embalse Convento Viejo, cuya concesionaria entregó siete hectáreas en comodato a miembros de la Asociación de Agricultores del Mimbre para que tengan cultivos.

La crisis hizo que algunos artesanos viajen a Santiago, como Ana Galdames, que comercializa el trabajo de sus hermanos en el Pueblito de Los Dominicos a precios un poco más altos. Es el único local entre 100 donde se vende mimbre. El oficio está cuesta arriba: la mayoría de los artículos de fibra que se venden en las multitiendas son de Asia.

FUENTE:
CONSULTEN, ESCRIBAN OPINEN LIBREMENTE
Saludos
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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DIPLOMADO EN GESTION DEL CONOCIMIMIENTO DE ONU
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