El kirchnerismo encontró por dónde golpear a la oposición, pero olvida su pasado
Macri y De Narváez criticaron las reestatizaciones de Aerolíneas y las AFJP y el Gobierno lo presentó como un debate entre "derecha" y "progresismo". Sin embargo, buena parte del oficialismo de hoy aplaudió las privatizaciones de ayer.
Mauricio Macri y Francisco De Narváez le sirvieron en bandeja al kirchnerismo un argumento para los últimos días la campaña: el debate entre estatizaciones y privatizaciones. O entre la "derecha privatizadora" y el "progresismo" que no duda en recuperar para el Estado algunas empresas, de acuerdo al maniqueísmo con que presentan el tema los políticos.
De paso, le sirve al kirchnerismo para agitar la sombra del Carlos Menem de los '90, el gran privatizador, en contraposición al esquema actual de la política oficial. Eso pese a que la mayoría de los que hoy están en el Gobierno apoyaron aquella política, estuvieron en las listas pegados a la imagen de Menem, fueron gobernadores o legisladores y aplaudieron las privatizaciones en un pasado que ahora prefieren olvidar.
¿Qué dijo Macri? Que, si fuera por él, volvería a privatizar Aerolíneas Argentinas, la empresa de Aguas y también las jubilaciones. De Narváez lo apoyó en la idea de que la empresa aérea pierde casi un millón de dólares por día que el Estado podría usar para otros fines.
Los kirchneristas salieron en fila a pegarles. Por fin, dijeron, aparece el verdadero debate de la campaña, el modelo de país de unos y de otros.
Empezaron Néstor y Cristina desde tribunas oficiales y los siguieron muchos. El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Fellner, dijo que Macri "sería capaz de rematar la Argentina a cualquier precio" y que "no aprendió la patética lección privatizadora de los 90". El coro siguió con los gobernadores de Chubut, Mario Das Neves ("los que van a diseñar el futuro del país son los que ganen las elecciones"); de San Juan, José Luis Gioja ("volver a privatizar las cosas que hoy son del Estado sería retroceder enormemente"); de Entre Ríos, Sergio Urribarri ("estamos perdidos si vuelven al Gobierno los privatizadores"); y el de Buenos Aires, Daniel Scioli (destacó "la evolución y el impacto de haber recuperado" las empresas).
También se sumaron a la lista de críticos candidatos, intendentes, concejales y los gremios aeronáuticos, que llamaron a una movilización para repudiar a Macri.
El debate, en plena campaña electoral, pretende ser a blanco o negro, sin escalas intermedias (por ejemplo, no entra aún en la discusión por qué, si el Gobierno es estatizador, no estatiza también el petróleo, el gas o la energía; o si el sostenimiento de Aerolíneas, un servicio que usan solo los más pudientes, contribuye a la anunciada redistribución de la riqueza).
Peor todavía, los políticos detestan hoy lo que ayer apoyaron. El propio Néstor Kirchner fue pieza clave en la privatización de YPF, al ayudar a Menem a convencer a los gobernadores de las bondades de aquella política.
Pero los demás también estaban con Menem y su "patética lección privatizadora". Fellner, autor de esta frase, fue fiscal de Estado, funcionario de la intervención menemista a Santiago del Estero (junto a Juan Schiaretti) y ocupó otros cargos antes de llegar a gobernador de Jujuy en 1998. En 2001 visitó a Menem en la quinta de Don Torcuato, su lugar de detención domiciliaria, junto a otros gobernadores. Era el 13 de junio, día del cumpleaños del jujeño, y Cecilia Bolocco le ofreció una torta con velitas. Scioli llegó a la política junto a Menem, apoyó y aplaudió las privatizaciones, y el primer cortocircuito que tuvo con Kirchner, en 2003, fue por sus gestos de amabilidad con las empresas privatizadas. Das Neves fue diputado en los '90, junto al peronismo de Menem. Gioja fue diputado nacional desde 1991 y senador desde 1995, donde apoyó con entusiasmo la política privatizadora del menemismo. Urribarri era diputado provincial en los '90, cargo al que llegó de la mano del entonces menemista Jorge Busti. Los archivos desnudan a todos.
Está claro que ahora se vive otra época y que soplan otros vientos.
Lo que habría que preguntarse es si las ideas en política deben depender solo de épocas y vientos. Y de campañas electorales.
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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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