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viernes, abril 17, 2009

acoso moral en el trabajo

 
E s un hecho conocido por todo el mundo que las relaciones interpersonales en el contexto laboral son extremadamente complejas. De por medio existen variables, como expectativas, intereses, orgullo, estatus, etc. que cada uno aporta a la relación influyendo en la otra u otras personas, no siendo su resultado precisamente adecuado en todos los casos.
Surgen disputas por el procedimiento, por el resultado, por quién es el que manda aquí y por algo tan baladí como quién sale antes a tomar café. Pero no siempre la causa del enfrentamiento es explícita; sucede que se puede ver amenazado el puesto por alguien brillante que acaba de ingresar en la organización, se sienten celos por el que se lleva los elogios del jefe o se siente envidia de alguien que resulta ser popular entre el resto de compañeros.
Hasta aquí, nada que no conozcamos, o por lo menos intuyamos. El problema está en la gradación de la respuesta a estas "ofensas" que se padecen. Si ante situaciones del tipo de las expuestas la réplica por parte del "ofendido" es desmesurada, vengativa y mantenida en el tiempo, nos encontramos con conflictos graves, como puede ser el acoso, que ni las personas ni la misma organización se pueden permitir.
El acoso moral en el trabajo es el continuado maltrato que recibe un trabajador por parte de otra u otras personas, con el objetivo de buscar su deterioro psicológico y físico y conseguir su salida de la organización.
Características del acosador suelen ser la mediocridad laboral, la tendencia a la manipulación y a la envidia y personalidad narcisista, entre otras.
Por otra parte, la víctima suele ser una persona capacitada, con sentido ético, con iniciativa y capacidad de trabajo en equipo, con cierta ingenuidad y dependencia afectiva y responsable en su trabajo.
Generalmente se piensa que la víctima tiene menor categoría profesional, por ser lo más frecuente, sin embargo no es extraño encontrarnos con casos de acoso entre personas del mismo estatus laboral, e incluso de subordinados a superiores.
Las formas más habituales de acoso son ataques a la calidad de la vida laboral de la víctima, a sus relaciones sociales, a su vida privada y su imagen, a sus creencias y a su salud, todo ello mediante rumores, marginación, agresiones verbales e incluso mediante intimidación física. Para ser considerado acoso, lo anterior ha debido de suceder durante seis meses como mínimo.
Como resultado, quien padece esta persecución, es alguien confundido, que ha asumido la culpa que injustamente se le atribuye y temeroso en sus relaciones sociales. Alguien con una autoestima destruida y con trastornos emocionales, cognitivos y de salud severos. Alguien, en suma, destruido en la esfera moral, familiar y social.
Corresponde a los responsables de cualquier centro de trabajo implementar medidas que pongan fin a estas actividades, adquirir un compromiso público contra el acoso laboral, gestionar una prevención adecuada, aplicar medidas disciplinarias contra el/los agresores y fomentar un entorno psicosocial propicio para una cultura preventiva aceptada por todos los componentes.
A los compañeros corresponde no mirar para otro lado ("por si me sucede a mí") ayudando a la víctima y ayudando a erradicar este tipo de conductas, que por cierto, aunque no estén tipificadas como delito en el Código Penal, se puede aplicar otra normativa de referencia como La Constitución, Estatuto de los Trabajadores, Carta Social Europea y Ley de Prevención de Riesgos Laborales entre otras.
Al hilo de lo anterior, también corresponde a los Poderes Públicos, legislar y regular específicamente esta problemática, además de formar e informar al respecto. Esto es importante, ya que cuando se conoce el fenómeno, se puede empezar a combatirlo.
Existen escépticos, posiblemente parte interesada en que no se solucione, que dicen que esto ha existido siempre, que los trabajadores son "blanditos" y que ahora se le da nombre a todo. No se acuerdan que hace años, cuando alguien fallecía y no se conocía su causa, era por "cólico miserere". Precisamente, darle nombre acota el área de estudio del fenómeno; éste se llama "Mobbing" y las consecuencias de su práctica son tan graves que debemos entre todos, ponerle freno, ya.

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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
 
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