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sábado, octubre 04, 2008

Aunque con reservas, expertos de EE.UU. apoyan plan de rescate financiero

Aunque con reservas, expertos de EE.UU. apoyan plan de rescate financiero

Dicen que lo único seguro es que no hacer nada es demasiado arriesgado

Por Burton Bollag
Corresponsal

Washington - Cinco especialistas económicos que participaron en una mesa redonda, que tuvo lugar en la Institución Brookings, no estaban seguros de cómo se utilizaría o que conseguiría el plan de rescate financiero propuesto por el gobierno, que asciende a 700.000 millones de dólares. Sin embargo, todos lo apoyan porque consideran que el precio de la inacción podría ser incluso mayor.

¿Superaríamos la crisis sin tener que desembolsar semejante cantidad de dinero, tal como sostienen algunos economistas y políticos? Tal vez, dijo Alice Rivlin, investigadora en la Brookings y ex vice presidenta de la Reserva Federal. Sin embargo, la posibilidad de que la crisis podría llevar al colapso del sistema financiero y una profunda recesión económica es una apuesta demasiado grande como para arriesgarse.

"Es parecido a la guerra nuclear", dijo. No se sabe el resultado "pero lo mejor es hacer todo lo posible para evitarlo".

Rivlin y los demás expertos se reunieron el 1 de octubre para participar en un debate auspiciado por la Brookings, con el tema "La pregunta de los 700.000 millones de dólares". Analistas de otras organizaciones de investigación en Washington han examinado el asunto y también favorecen en su mayoría el plan de rescate.

Varios economistas del Instituto Peterson de Economía Internacional apoyan el "plan de alivio para activos en problemas", que ya se cita por sus siglas en inglés, TARP (troubled asset relief program). "Todavía hay tiempo para que la administración de Estados Unidos y el Congreso produzcan un resultado positivo de la demora en la aprobación de la legislación TARP", dijo Morris Goldstein, economista del Instituto Peterson. "Un mejor proyecto de ley TARP puede [...] aumentar la liquidez de los títulos respaldados por hipotecas, asignando más recursos [que los que asignaba la ley TARP en su versión original] para la recapitalización de nuestras instituciones financieras y la mitigación del incremento en la tasa de embargos hipotecarios.

Incluso los investigadores de la Fundación Heritage, una organización cuya declaración de objetivos incluye "limitar el tamaño del gobierno", abogan por las medidas del Congreso. "Frente a una crisis de esta magnitud, los legisladores deben considerar medidas que no se considerarían en tiempos normales", dicen Stuart Butler y Edwin Meese III en un documento publicado en fechas recientes con el título de "El plan de rescate es esencial y aceptable".

En la reunión que tuvo lugar en la Brookings, William Frenzel, ex congresista republicano por Minnesota, dijo que la oposición inicial al plan de rescate -que la Cámara de Representantes había rechazado días antes- se debió a la presión de "elementos de la extrema izquierda y extrema derecha". Los primeros se oponían a que se utilizase el dinero de los contribuyentes para sacar de apuros a los inversores, mientras que los segundos decían que el mercado es sacrosanto y no se debe interferir en él.

Pero después de varios días, los legisladores comenzaron a escuchar cada vez más opiniones menos ideológicas y más representativas de quienes integran sus distritos electorales, dijo. Puede que la gente no confíe demasiado en la capacidad del gobierno para gestionar la crisis, pero "entiende que hay una emergencia" y siente que se debe hacer algo, agregó.

Los cinco participantes en la mesa redonda se mostraron optimistas de que el plan de rescate seguramente lograría controlar la crisis actual. No obstante, varios señalaron que el secretario de Hacienda Henry M. Paulson Jr. tendrá poderes extraordinarios para llevar a la práctica el plan del gobierno, pero no cuenta con un plan detallado. En lugar de ello, avanzará sin un plan para tratar de solucionar un problema que surgió rápidamente.

Simon Johnson, investigador principal en el Instituto Peterson de Economía Internacional, empleó la retórica satírica para dejar sentada la idea. "Creo que la razón por la que estamos asustados es [que] los funcionarios públicos en los que mayor confianza se había depositado con respecto a la política económica, el secretario de Hacienda y el presidente de la Reserva Federal, hace dos semanas seguían diciendo al pueblo estadounidense que la economía [...] iba bien, que íbamos a evitar una recesión. Dos días después volvieron a aparecer pidiendo que colocáramos el cinco por ciento del [producto interno bruto] del país en billetes sin marcar en una bolsa de papel fuera de la oficina del Sr. Paulson, sin hacer preguntas".

No obstante, Johnson y los demás ponentes parecieron aceptar que en esta situación extraordinaria había pocas alternativas a otorgar a Paulson la autoridad para comprar los supuestos valores "tóxicos" que nadie quiere comprar, para poner de nuevo en marcha los mercados de crédito.

William Gale, director de estudios económicos en la Brookings, dijo que Paulson necesitaría libertad de movimiento. "No se puede estar constantemente apareciendo ante una comisión del Congreso para fiscalización o aprobación, dijo.

Los ponentes dijeron también que el Departamento de Hacienda debería utilizar los fondos del plan de rescate de manera transparente. Después de todo, la crisis se ha producido en parte por la falta de transparencia en torno a la enorme cantidad de instrumentos financieros respaldados por hipotecas, dejando a los inversores sin saber con certeza su verdadero valor.

Agregaron que el gobierno podría determinar el valor de dichos instrumentos financieros al sacar rápidamente a subasta una pequeña parte de los valores que compre. "Sabemos que hay inversores en el mercado [...] Están esperando comprar", dijo Johnson. Los economistas dicen que, en el mejor de los casos, el gobierno podría obtener un beneficio de la venta de estos valores, una vez que el mercado se estabilice y suban los precios.

Una forma de hacer que el mercado sea más transparente en el futuro, dijeron, es reformar el modo en que operan las agencias de calificación de crédito. Inversores de Estados Unidos y del resto del mundo generalmente se basan en las calificaciones crediticias para determinar el riesgo de los complejos títulos respaldados por hipotecas. Los detractores sostienen que estos organismos no hicieron su trabajo y, a menudo, concedían a estos valores calificaciones más altas de las que se merecían.

"Evidentemente, no funciona [el sistema según el cual] la gente que desea vender el  título paga a las agencias que lo califican", dijo Rivlin.

Añadió que, después de que se solucione la crisis actual, hay una necesidad urgente de regular los mercados financieros, tras varias décadas de poca fiscalización. "Gran parte de este [problema] podría haberse evitado si hubiéramos tenido normas sensatas para préstamos de hipotecas de alto riesgo".

Véase "¿Qué medidas tomará EE.UU. para prevenir otra crisis financiera? ( http://usinfo.state.gov/xarchives/display.html?p=econ-spanish&y=2008&m=October&x=20081002133451pii0.4735987 )"

El redactor Andrzej Zwaniecki colaboró en la redacción de este artículo.

(El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://www.america.gov

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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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