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miércoles, junio 25, 2008

ARGENTINA El malestar del país se ha hecho presente en la agenda comunicacional de maneras ocurrentes.

ARTICULOS PUBLICITARIO CON CONTENIDO POLITICO, SE VENDEN
UN MERCAHNDISING NEGATIVO AL GOBIERNO ARGENTINO, QUE REPORTA UTILIDADES
24 de Junio de 2008 |19:47
"Yo no la voté": en la Casa Rosada no se consigue
Ivana González/MDZ
 
En su mayoría, la gente se ríe por el modelo "K".
 
 
 
 
El malestar social por el conflicto agropecuario ha desatado el ingenio popular. En Mendoza, ya se comercializan remeras con el rostro de la presidenta y la frase que se popularizó después de que Menem ganó las elecciones en 1995. La moda como reflejo del descontento y de las contradicciones ciudadanas.

La cuestión se disparó en diversas formas. Y es que cuando en Argentina lo que debiera ser inusual se vuelve casi una costumbre queda registrado por la cultura del merchandising. 

Así, el conflicto agrario ha nutrido con miles de productos este fértil campo del ingenio y el comercio: video-juegos que tienen al piquetero k Luis D´Elía como protagonista; blogs que refieren en clave irónica la gestión del kirchnerismo; afiches que llaman la atención sobre la inestabilidad política del país. El malestar del país se ha hecho presente en la agenda comunicacional de maneras ocurrentes. 

Y como entendemos que la moda comunica algo de la sociedad, tal es el caso de las remeras. Si en los '60 y '70, el graffiti marcaba en las paredes la consigna política del momento, por esta época las remeras se instauran como portavoces estéticos del descontento. 

En una Argentina acostumbrada a lo inusual, no debería sorprendernos que en una cerrajería encontremos un claro ejemplo de lo último. En la sucursal de una cerrajería en el hípermercado Carrefour –Belgrano y Las Heras- hemos encontrado una pasarela de este malestar. 

"Hace una semana que salieron y ya hemos vendido alrededor de veinte", indicó el cerrajero acerca de las remeras que se exponen en el local.

Además de cerraduras, de llaveros, de alarmas, el local se contenta en exponer una serie de prendas entre las que se destaca una remera con el rostro de la presidenta. Y junto a la imagen, una leyenda agudísima sobre la conducta electoral de los argentinos: "Yo no la voté".

"Es la primera que causa sensación, por eso se está vendiendo", agregó nuestro  cerrajero bonachón mientras esperamos al autor intelectual del diseño.

"Hay gente que nos ha dicho que es una falta de respeto, pero a la mayoría le da risa y hace comentarios, desde el pibe de 15 años al abuelo de 80, porque la política les toca a todos por igual" indicó Javier Ortiz, de 28 años, y responsable del diseño. 

"Cuando vos hablás con la gente siempre sale el mismo discurso. Y es lo que se pregunta todo el mundo. Así surgió", explicó Sergio, quien fuera estudiante de diseño y ahora comparte el alquiler junto a la cerrajería, tras una amistad de diez años con el dueño de la misma.

"Un cliente me dijo que deberíamos haberlas sacado antes, porque con tantas manifestaciones ya nos iban a caer los partidos políticos", contó el joven diseñador. "Si bien no es la idea salir al choque político, si sirve para salir económicamente entonces la hago", aclaró. "El sábado, por ejemplo, un cliente se llevó cinco remeras con Cristina, tamaño XXL. Se iba a un asado y las pensaba regalar a sus amigos, porque me contaba que entre ellos hay algunos que apoyan a la presidenta y otros están en contra".

"A todo el mundo le sirve embanderarse con algo, y es una tendencia que se ve mucho más claro en los jóvenes", reflexionó Sergio acerca de esta moda que abreva en el No-Logo de Naomi Klein, la investigadora canadiense que criticó agudamente el sistema de marcas global. "Pero en un momento como éste, caracterizado por el desabastecimiento, es una tendencia anti-marca, porque el diseño es totalmente personalizado, la persona ya viene con una idea en la cabeza".

Junto a la remera de Cristina, otros claros ejemplos de esta contracultura masiva con fuertes frases gancho que subvierten marcas deportivas o que coloca a íconos populares de la TV como Don Ramón con bandas punks –Ramones- logrando un nuevo significado. 

Pero sin dudas, dada la típica picardía argentina, los diseños que más salen son aquellos que revelan la identidad nacional en relación al sexo. "La gente pide remeras que hacen alusión a cargadas o a frases inteligentes, como las de "Tocador de damas", y de esas se venden un montón", indicó Sergio. "Los pibes que las encargan, no solo vienen con el diseño en su cabeza, también ya se saben el chamuyo para cuando estén en el boliche, a la noche". 

Para Sergio, si bien la pauta es exclusivamente comercial, no se priva de pensar que en cuanto al diseño personalizado de remeras, "los argentinos se están desatando un poco más. Cualquiera tiene mucha mierda para largar y hoy la gente está disconforme, por eso expresa así su punto de vista. Es la expresión del momento y es todo lo contrario a lo cheto y lo careta".

En el fondo, un fenómeno particular como éste instaura a la moda no sólo como un reflejo del descontento ciudadano, sino de las contradicciones a la hora de hacerse cargo de la conducta electoral. La leyenda de la remera actualiza, claro está, a la frase que se hizo popular en 1995, después de que el entonces presidente Carlos Menem lograra la reelección por cuatro años más.

En síntesis, seguro que este modelo "K", en Casa Rosada, no se consigue.


CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN LIBREMENTE
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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