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miércoles, septiembre 19, 2007

Nikita no usaba papel

Nikita no usaba papel

A finales de los años noventa el canal de cable Warner Channel emitió "La Femme Nikita", una remake televisiva exitosa de la película homónima francesa. La serie de televisión tenía como protagonista a Nikita, agente de una delegación secreta del gobierno que peleaba contra el terrorismo. Lo llamativo de este programa fue que la agencia se manejaba sin usar papel. Ni una hoja impresa, ni un recado, ni un almanaque, ni una resma. Nada de papel. Obviamente, la carencia de este elemento se suplía con equipos de alta tecnología que aún son difíciles de encontrar por estas latitudes.

La decisión artística de la producción del programa de no usar hojas fue, si se quiere, una suposición de lo que vendría en los futuros años. Por aquella época ya se hablaba de la desaparición de los diarios impresos, de la digitalización del material de archivo, etc. sin embargo, uno puede mirar "La Femme Nikita" en la actualidad, diez años más tarde, con todos los avances tecnológicos que se han sucedido, y seguir considerándola una serie futurista.

Recientemente, el semanario sobre Responsabilidad Social Empresaria, Comunicarse, publicó la noticia de que la empresa japonesa Ricoh creó la "primera oficina sin papel" del mundo (VER NOTA COMPLETA EN BP INTERNACIONALES). De acuerdo con Comunicarse, la compañía conformó un equipo de trabajo que evaluó los documentos y archivos existentes para determinar qué cantidad debía conservarse en papel. Luego del análisis se concluyó que era necesario guardar sólo un 20% de los documentos y archivos en ese formato. El resto podría digitalizarse. Quizás a esta altura es importante destacar que Ricoh es una empresa que vende ¡faxes, impresoras y fotocopiadoras!, entre otros productos.

Pero la empresa no se quedó allí. En el marco de su política de compromiso medioambiental, sumó a su gestión la optimización del uso de este insumo entre sus clientes. Según el diario Infobae, esta iniciativa junto a otras, como ser el uso racional de la energía, "resultaron redituables para la empresa dado que el cuidado del medio ambiente también se cristalizó en una significativa reducción de los costos".

El ahorro de papel reporta beneficios al entorno, reduce la tala de bosques y la demanda de agua necesaria para crearlo. Además, puede optimizar algunos mecanismos internos, como la burocracia administrativa y la manipulación y el archivo de documentos.

Quizás en nuestros países esta transformación demore un tiempo más en arraigarse. De todas maneras, me tomo el atrevimiento de reproducir a un colega que recientemente comparó al movimiento de la RSE con el "efecto mariposa". Los grandes cambios se originan con pequeñas acciones. El famoso granito de arena, esa pequeña acción que puede tornarse en disparadora de actitudes similares, que puede hacer que otras personas se contagien con la idea y la repliquen alrededor del mundo. De eso se trata la RSE: de mejorar las comunidades en donde vivimos. Si todos hacemos algo, las cosas pueden cambiar.

Argentina tiene por delante desafíos importantes a la hora de comenzar a implementar acciones como esta. Algunos datos no son alentadores. De acuerdo con un informe dado a conocer recientemente por la Oficina Nacional de Tecnologías de la Información (ONTI), más del 40% de la población de nuestro país no puede acceder a los beneficios de las tecnologías de la información y la comunicación.

La oficina sin papel es un sueño que no puede pensarse sin la existencia de equipos informáticos que suplementen algunas formas de comunicación: Internet, Intranet, software especializado. Pero no sólo eso, las personas deben poder y saber cómo utilizarlos. La cuestión de la amplitud de la brecha digital que afrontamos entrado el siglo 21 es un tema por demás complejo y sería reduccionista limitarlo a este análisis. Sin embargo, las empresas pueden constituirse como agentes de cambio a la hora de afrontar este problema, mediante pequeñas acciones que involucren a las comunidades en las que se desarrollan: donando equipos usados, brindando clases de informática en escuelas con pocos recursos, transfiriendo conocimiento, capacitando a sus empleados, en definitiva, incorporando más personas al mundo digital. Además, pueden comenzar viendo la manera de optimizar mecanismos internos para que sean más amigables con el medio ambiente.

Hay algunas cosas que aparentemente son irremplazables, no hay comparación posible entre leer un libro editado en papel y leerlo en la computadora. Quizás nos lleve un tiempo cambiar algunas costumbres, pero no caben dudas de que muchas cosas pueden y deberán ser reemplazadas por las nuevas tecnologías.

Nikita no usaba papel. Nosotros podríamos empezar a usar menos.



Cecilia Sánchez
Área de Comunicaciones
IARSE
csanchez@iarse.org
Saludos
Rodrigo González Fernández
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