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viernes, julio 06, 2007

La segunda: Tironi: "Este Gobierno es lo que es... Cambiar su identidad sería tarea imposible"

iNTERESNTES DECLARACIONES DE RIRONI EN ESPAÑA
 
Tironi: "Este Gobierno es lo que es... Cambiar su identidad sería tarea imposible"
 
 
Desde España, critica la ausencia de proyectos en la Concertación. De ello "tiene una responsabilidad importante el gobierno", cuyo sello fue "entrar en una etapa más intimista, más prosaica... Ese cambio fue demasiado radical".

Sociólogo PPD es partidario de apurar las definiciones presidenciales en el oficialismo.

Por Víctor Carvajal

Eugenio Tironi y Ricardo Lagos coincidieron esta semana en España y aprovecharon de conversar los tres días que duró el seminario Santander América Latina, en el que ambos fueron expositores. Incluso, el sociólogo PPD hizo de fotógrafo cuando algunos invitados quisieron tomarse imágenes con el ex Mandatario.

Puede ser por el ambiente -en que sobraban ideas para el desarrollo de los países-, que Tironi sintió con más fuerza la ausencia de grandes proyectos en Chile. Sobre eso, sus causas, y cómo repercute en un ambiente de menos acuerdos habló mirando el mar Cantábrico en la ciudad de Santander.

En su visión, ante el vacío de propuestas, es tiempo para que la Concertación dedique todo el próximo año a "repensarse". Y destaca las iniciativas que apuntan en esa línea, como seminarios conjuntos de los «think tanks» oficialistas y las giras de Lagos por el mundo que le dan "la oportunidad de mirar las cosas desde otra perspectiva. Hay caldo para la sopa y es importante que los partidos lo hagan suyo".

-Todas las semanas estalla una mini crisis política, esta vez fueron los nombres para el directorio de TVN. ¿Se están perdiendo las ganas de buscar consensos en el país?

-Lo que ha ocurrido es que si la clase política y la sociedad chilena no tienen un objetivo común, que sea reiterado casi diariamente, la tentación de que se produzca un cierto desorden en las filas y un volcamiento a los intereses individuales de cada grupo, va en ascenso. Eso es lo que nos está pasando ahora: hay demasiada dispersión porque hay poco proyecto.

-¿Quién tiene la responsabilidad de esa ausencia de proyecto?

-Desde luego le está faltando proyecto a la Concertación y, en ese sentido, tiene una responsabilidad importante el Gobierno, no hay ninguna duda. Porque han sido históricamente sus gobiernos los que le han dado el proyecto -que no es simplemente algo retórico, como «crecer con equidad», sino que tiene que ser una propuesta para el país-. En un momento fue consolidar la democracia, hacer justicia en DD.HH., o alcanzar acuerdos comerciales con Europa o EE.UU. Incluso, la idea del Bicentenario. Siempre fueron propuestas concretas que unificaron. Hoy podría ser la reforma provisional o sacar adelante el Transantiago, pero no están planteadas así estas iniciativas, sino que son motivo de discordia más que de unificación.

Ahora, a la oposición le falta en el mismo sentido, porque la pura negación y la pura crítica no van generando un sentido de cuerpo, y se puede volver autodestructiva. Entonces esto explica, en parte, el clima de crispación, de beligerancia, de vacío que se está expresando en la política chilena.

"Quisimos desprendernos del padre (Lagos), pero lo echamos de menos"

-Beligerancia por ambos lados...

-Algo que ha fomentado mucho la crispación ha sido esto del "desalojo" de Andrés Allamand, que lo ha convertido en el jefe de campaña de Lagos. Porque la alternativa al "desalojo" es el blindaje y, para la Concertación, el blindaje se llama Ricardo Lagos. Entonces, en el esfuerzo por polarizar las cosas lo que se está haciendo es favorecer a la Concertación, porque le está permitiendo reagruparse en torno a una férrea defensa corporativa de todo lo que ha sido su obra y los ojos se vuelven a una persona: Lagos. El no tiene nada que hacer más que esperar que Allamand siga haciendo sus giras por Chile, porque es su principal promotor. En la medida que la oposición polariza la política, levanta la figura del ex Presidente, como quien puede representar el salvataje ante el "desalojo".

-Pero en un clima de crispación será más difícil postular ideas que generen consenso país...

-Desde luego la sociedad chilena es hoy más compleja, hay grupos de interés más robustos, que cuentan con más medios para hacer valer sus puntos de vista, que no están dispuestos a plegarse a una causa colectiva en forma gratuita o desinteresada, como pudo haber sido en otros momentos. Tenemos parlamentarios mucho más autónomos de sus partidos, cuya única agenda es defender los intereses de sus electores y, por lo tanto, tampoco están dispuestos a ser "disciplinados" con el Gobierno. O sea, impulsar cualquier proyecto es más difícil, porque detrás de todo proyecto hay un grupo de interés afectado. Y la sociedad chilena necesita más proyectos, no menos, más ideas que la unifiquen, aunque sea coyunturalmente, y no resignarse a abandonar cualquiera idea de reforma, pues las reformas suponen costos y alianzas y pasar por encima de los intereses creados. Eso hoy lo veo muy deficitario en el Chile actual.

-Esa falta de proyecto, ¿es por las debilidades de los equipos de Bachelet?

-Es más amplio que eso. Este Gobierno surge con una cierta identidad y ella es de abandonar un poco la gran retórica, los grandes proyectos y objetivos, que habían sido muy característicos de la era Lagos, y entrar en una etapa más intimista, si se quiere un poco más prosaica, privada, más contingente. Ese cambio fue demasiado radical. Como los seres humanos somos contradictorios, era algo que anhelábamos y por eso elegimos a Bachelet, pero una vez que lo tuvimos lo sentimos insuficiente, incluso sentimos nostalgia por lo que teníamos antes. Es como que quisimos desprendernos del padre, pero una vez que lo logramos lo echamos de menos.

-¿Considera que el Gobierno tendría que dar un giro y repensar su ADN?

-No creo que sea posible. Este Gobierno es lo que es y pretender cambiar su identidad, sus rasgos fundacionales, sería una tarea imposible y peligrosa. No, este Gobierno tiene que hacer mejor lo que está haciendo y que ya está comenzando a hacer bien, que es llegar a acuerdos en el Parlamento y, por lo tanto, tener disposición para negociar, buscar involucrar más a sus partidos en sus propuestas, establecer líneas de diálogo con la oposición para evitar que allí vayan ganando más fuerza los sectores más intransigentes. Tiene que definir bien sus prioridades y poner acento en ellas, particularmente en la reforma previsional y en sacar adelante el Transantiago.

Y crear condiciones para que la campaña presidencial que viene se vuelva a centrar en proyectos de largo aliento. Además, va a ser una Presidencia que coincidirá con el Bicentenario, hay condiciones simbólicas para plantear grandes metas al país. En ese marco, aunque suene prematuro, una campaña presidencial que se oriente en esa dirección puede ser favorable y no desfavorable al Gobierno.

-¿Es partidario de apurar el tranco y definir candidaturas ahora en la Concertación?

-Sí, viendo las cosas como están eso no sería algo perjudicial al Gobierno. Podría darle al Ejecutivo algo de lo cual carece y puede ser una buena división del trabajo tener un Gobierno muy centrado en la gestión y muy afiatado con los parlamentarios y los partidos y, por otra parte, comenzar a generar desde la Concertación una propuesta de más largo aliento, 2010-2020 que permita a la coalición recuperar el sentido de proyecto del cual hoy día carece.

"No me extrañaría que hubiera dos candidatos en la Concertación"

-¿La Concertación debe jugarse por un candidato único?

-Esto es dinámico. Depende de lo que pase en la Alianza: si las cosas van para dos candidatos, no me extrañaría que hubiera dos candidatos en la Concertación en primera vuelta y no lo veo dramático, porque ya se probó en el caso de la Alianza que se puede y no produce daño, contrario a lo que muchos pensábamos. Salvo que la situación se polarice a tal punto que haya un consenso tácito de volverse hacia quien representaría el salvataje: Lagos.

-La Alianza postula que la Concertación ya no tiene nada que ofrecer. Eso es concordante con la carencia de proyecto que Ud. señala.

-Esto de que la Concertación se agotó es absurdo. Puede ser que en algún momento pierda una elección y la oposición tome el Gobierno, pero bueno, eso va a ser una ocasión para que se renueve y vuelva a competir, pero no significa que la Concertación por ese motivo haya de morir. Representa una cierta historia del país, un ethos y eso está y seguirá estando vigente. La Alianza sigue siendo minoría en este país. Hay un efecto espejismo con las presidenciales, donde un Lavín y un Piñera sacaron muchos votos, pero si uno ve las parlamentarias o municipales, ahí se aprecia el poder real de la Concertación, mucho mayor que el de la Alianza. Y ojo, un eventual triunfo de un Piñera va a ser uno bastante precario: puede ser electo, pero no tiene mayoría en la sociedad.

"Hay rabia acumulada"

-En episodios como el Transantiago se ha mostrado el enojo, incluso la violencia de la gente. Sociológicamente hablando, ¿cree que hay un fenómeno de rabia en la sociedad?

-Sí, es preocupante y se revela en algunas manifestaciones, en la destrucción de bienes públicos, de paraderos del Transantiago. Si uno hace sociología de este asunto, se puede descubrir que hay rabia acumulada de grupos que se sienten sometidos a una desigualdad, que no les permite acceder a bienes y servicios y a una calidad de vida a la que otros sectores sí acceden. Pero que la sociología no nos lleve a renunciar a la necesidad de mantener y defender con rigor el orden público. Hay que practicar en esta materia el principio de tolerancia cero. Si permitimos que se destruyan los paraderos, que se rompan los buses, eso va haciendo una espiral sin fondo. En ese sentido es una responsabilidad de las autoridades y de los líderes de opinión ponerle atajo, porque si no se hace en el momento oportuno después ya es tarde.
Saludos
Rodrigo González Fernández
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