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domingo, mayo 20, 2007
Gastar o invertir?
Gastar o invertir?
Alfredo Ovalle R.Presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio
Chile acaba de ser invitado a unirse a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la asociación de los países más desarrollados del mundo. Esto es un buen reconocimiento al gran esfuerzo que todos los chilenos hemos hecho desde hace muchos años y desde los distintos sectores y regiones del país. Implica, además, la validación de las políticas económicas y comerciales del país, y comenzar a comparar lo que hacemos y cómo lo hacemos con los demás países de este club.
Sin embargo, las tareas para Chile distan largamente de estar cumplidas. Todavía hay mucho que hacer para considerarnos un país desarrollado y no podemos ni por lejos darnos por satisfechos. Para hacer frente a estos desafíos, hemos aprendido una lección fundamental a lo largo de las últimas décadas: la base está en crear las condiciones más favorables para el crecimiento. Crecer al 4% no da lo mismo que al 7%. En el primer caso, Chile se demoraría 18 años en duplicar su ingreso per cápita, el doble del tiempo que nos tomaría si creciéramos al 7%.
Sólo sobre la base del crecimiento de la economía se han podido desarrollar políticas sociales y combatir la pobreza. Y este crecimiento ha estado apoyado en la libre empresa, el respeto a la propiedad privada y la seguridad jurídica.
Por ello hemos sido tan enfáticos en manifestar nuestra opinión crítica acerca del magro crecimiento del año pasado y también sobre la proyección para este año que se beneficiará de un impulso fiscal sin precedentes con el aumento del 8,9% del gasto público. A pesar de las muy favorables condiciones de nuestros principales productos de exportación y del muy buen desempeño de la economía mundial, no estamos creciendo lo suficiente. Estamos dejando de aprovechar una gran oportunidad. Se produce la paradoja, entonces, de crecer menos de lo que podríamos pero, por otro lado, estar acumulando una extraordinaria cantidad de recursos producto del buen precio del cobre. Ante estas circunstancias, esperamos con mucho interés el discurso de la Presidenta este 21 de Mayo y las definiciones que orientarán al Ejecutivo en esta materia.
El énfasis debe estar en cómo aseguramos el crecimiento y, para ello, cómo recuperamos la competitividad. Chile es la economía más abierta del planeta y la base de su crecimiento es mantener la competitividad de nuestras exportaciones en los mercados internacionales. Ese debe ser el centro de la discusión y las propuestas que anuncie la Presidenta debieran apuntar en esa dirección. El desafío de Chile no debe estar planteado en el gasto de parte de los recursos extraordinarios que se han acumulado, sino en cuáles son las inversiones que el país requiere para ser cada día más competitivo. El aumento en el gasto público si no va asociado a un control mucho más estricto a la hora de elegir los proyectos y luego hacer un seguimiento de su ejecución y cumplimiento de los objetivos con transparencia, es dinero perdido y, peor aún, fuente de corrupción.
La lógica con la que se debiera afrontar este debate es la del largo plazo. Chile no debe perder esta magnífica oportunidad para consolidar las bases de su futuro desarrollo invirtiendo en las personas, en la calidad del recurso humano, en infraestructura, en capacidad productiva, en innovación y tecnología, en la creación de emprendedores, en la reforma del Estado y en la seguridad energética, que aparece cada día más amenazada.
Esas son las tareas que nos debieran convocar y hacia estos objetivos deberíamos dirigir los recursos. Cuidar la competitividad también implica mantener los principios fundamentales de nuestro ordenamiento económico y valorar la estabilidad de las reglas. Implica seguir abriendo espacios para el emprendimiento privado y evaluar una reducción de la carga tributaria, mantener el papel subsidiario del Estado y cuidar la evolución de las principales variables macroeconómicas como la inflación, la tasa de interés y el tipo de cambio.
Hoy enfrentamos un claro riesgo de afectar negativamente estas variables claves para el crecimiento si no respetamos los equilibrios y se opta por asignar gastos sin ese objetivo de ganar competitividad, adoptando una mirada miope y cortoplacista que puede convertirse a la larga en un daño irreparable a nuestra economía. En esta perspectiva de largo plazo, debemos entender muy bien que la economía tiene ciclos y tal como hoy nos mantenemos en la curva ascendente de un ciclo muy favorable, en algún momento las condiciones van a cambiar.
El país por el que todos estamos dispuestos a seguir poniendo nuestros mejores esfuerzos requiere de políticas estables y responsables. Si ellas se van a revisar, las evaluaciones deben ser hechas con la misma perspectiva de largo plazo y con el énfasis en la competitividad del país. De otra forma, estaremos afectando las bases del crecimiento y desperdiciando la posibilidad de ser un país desarrollado en el mediano plazo.
Si, como esperamos, prospera nuestro próximo ingreso a la OCDE, ello nos va a colocar como país una serie de exigencias. Confío en que seremos capaces de demostrar, con las decisiones que tomemos hoy, que estamos a la altura de estos desafíos.
sALUDOS
rODRIGO gONZÁLEZ fERNÁNDEZ, CONSULTAJURIDICACHILE.BLOGSPOT.COM
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